Economía ecuatoriana se contraería 7% por terremoto

La naturaleza volvió a ensañarse con Sudamérica. El devastador terremoto de magnitud 7,8 grados que sacudió el pasado sábado la costa pacífica ecuatoriana y que, hasta el momento, deja un saldo de 443 fallecidos, más de 4.027 heridos y 321 desaparecidos, también generará pérdidas económicas millonarias para ese país.

Este, el peor sismo registrado en 40 años en Ecuador, contraería la economía del país petrolero a niveles de 7% este año, debido a que el desastre se suma a los apuros que atraviesa por su dependencia al precio del crudo.

Este cálculo se traduce de la suma de las proyecciones económicas emitidas la semana pasada por el Fondo Monetario Internacional (FMI) que auguraba un retroceso de la economía de 4,5% para este año, más las declaraciones del propio presidente del país, Rafael Correa, quien estimó ayer que el sismo podría costar entre 2% y 3% del Producto Interno Bruto.

"Las pérdidas son multimillonarias. Yo calculo a grosso modo US$ 3.000 millones, (y) 3% del PIB y eso significa una reconstrucción de años. Es una lucha larga, por eso invito a no desanimarnos", reveló en declaraciones a periodistas, según citó la agencia Reuters.

Con un PIB cercano a US$ 98.000 millones, cifra que equivale a menos del doble del PIB de Bogotá
(US$ 63.570 millones), dato que podría ser similar si no se tuviera en cuenta la devaluación de 31,6% de 2015, la economía ecuatoriana creció 0,3% el año pasado.

En gran parte, la mala racha de este país se debe a la continua caída de los precios del crudo, materia que representa 55% de sus ingresos totales, la cual le puso freno a las exportaciones que cayeron US$7.366 millones en 2015.

Igualmente, el fortalecimiento del dólar ha repercutido negativamente a un Ecuador dolarizado, que carece de moneda propia, y que depende directamente de las políticas monetarias de la Reserva Federal.

Aunque todavía es prematuro emitir una evaluación oficial de los costos económicos de esta tragedia, los analistas sondeados por La República vaticinaron que la deuda externa pública y el sector servicios serán algunos de los indicadores más perjudicados.

"La economía queda en un estado casi de inviabilidad que depende totalmente de los apoyos del resto del mundo", indicó Eduardo Sarmiento, director del Centro de Investigaciones Económicas de la Escuela de Ingenieria Julio Garavito.

En ese sentido, el mundo ya ha empezado a enviar las primeras ayudas para las víctimas de la catástrofe. Por ejemplo, la Unión Europea aportó US$ 1,1 millones.

Con aras de atender con inmediatez la emergencia, el mismo Gobierno activó líneas de crédito de contingencia con organismos multilaterales por US$ 600 millones. Además, el mismo lunes se suscribió un nuevo crédito avaluado en US$ 2.000 millones para financiar la inversión pública con el Banco de Desarrollo de China.

Según los expertos, como Ecuador no puede hacer una manejo del déficit fiscal por su economía dolarizada, la reconstrucción de los daños del sismo se deben hacer por préstamos entregados desde el exterior, lo que elevará la deuda externa pública actual que se situó en 20,4% del PIB en diciembre de 2015.

Como explicó Olivia Díaz Granados, directora de la Cámara Colombo Ecuatoriana, la provincia de Manabí, la más afectada por el terremoto, es una zona que basa su económica fundamentalmente en la agricultura, la pesca y el turismo.

Por ese motivo, el sector servicios del que se desprende el turismo y representa 59,7% del PIB, "será uno de los más castigados", puntualizó Díaz.

No obstante, hay otros que piensan que hay que hacer de la crisis una oportunidad. Para Jorge Restrepo, profesor de economía de la Universidad Javeriana, "el sismo es una gran oportunidad para replantear lasituación económica de Ecuador".

De este modo, el experto plantea incrementar el gasto público a través del restablecimiento de una moneda a partir de un bono de deuda y de la imposición de impuestos extraodinarios en las transacciones financieras, el crédito, la exportación de hidrocarburos, entre otros.

Destacan otras opiniones más optimistas como la de Carlos Fernando Martínez, economista del Politécnico Grancolombiano, que considera que el desastre no tendrá repercusiones en todo el país.