Economía

EEUU y China se juegan el futuro del intercambio en una posible guerra comercial

El triunfo de Donald Trump está redibujando el mapa de la política y la economía a nivel mundial.

Por: María Gabriela Arteaga | Publicado: Lunes 21 de noviembre de 2016 a las 04:00 hrs.
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China está apostando todo por arrebatarle el liderazgo comercial a Estados Unidos y para ello se está jugando por impulsar dos tratados de libre comercio en la región del Asia-Pacífico, en tiempos en que el Tratado Trans Pacífico (TPP) –que involucra el 40% del PIB mundial– parece cada vez más difícil de concretarse, al menos durante el gobierno del recién electo presidente de Estados Unidos, Donald Trump.

El triunfo del magnate republicano ha redibujado la política y la economía mundial, y ha empezado a forzar a la mayoría de los tradicionales aliados de Washington a repensar su acercamiento y a tomar acciones frente a ello.

Durante este fin de semana, los líderes del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC, su sigla en inglés) se dieron cita en Lima, Perú, para impulsar una zona de libre comercio en la región, todos con la mirada puesta sobre el presidente Xi Jinping.

Ya la semana pasada, la canciller alemana Angela Merkel, había reiterado que las relaciones con EEUU se basaban “en valores compartidos”, tomando clara posición frente al temor que ha causado el discurso proteccionista de Trump.

Australia, en tanto, envió señales importantes de que su gobierno está adaptándose al nuevo mundo, reforzando sus nexos económicos con Beijing. Steven Ciobo, ministro de Comercio de la nación, aseguró a Financial Times que su administración se unirá a la más ambiciosa iniciativa liderada por China –El Área de Libre Comercio del Asia Pacífico (FTAAP, su sigla en inglés)– que incluye a los 21 miembros de la APEC, pero sin el liderazgo de EEUU.

La apuesta del gigante asiático para afirmar su dominio está así ganando tracción con el impulso que busca darle a un mayor acuerdo en toda la región.

Y es que frustrados por una posición más cerrada de EEUU, que se aparta de su propio acuerdo, países del eje podrían rendirse más fácilmente a los pies de Xi.

“No puedes ganarle a algo si no tienes nada, y China está ofreciendo algo”, dijo Adam Posen, jefe en Washington del Peterson Institute for International Economics.

“Un acuerdo liderado por Beijing será una buena opción para aquellos países que dependen en gran parte del libre comercio, como Australia, Singapur y Japón”, aseguró Song Hong, asesor de Beijing y miembro de la Academia China de Ciencias Sociales.

Otro rival para EEUU

Xi Jinping ha trazado esta nueva visita a la región –que incluye también su paso por Chile– como el momento perfecto para hacer contrapeso al TPP, que había dejado por fuera a su nación, y para conseguir mayor prestigio mundial mientras desplaza la influencia norteamericana.

Además del FTAAP, tiene en sus manos un segundo rival para el TPP, que incluso estaría más cerca de concretarse: la Asociación Económica Integral Regional (RCEP, su sigla en inglés) que fue lanzada por primera vez en 2013 e incluye a 16 países, siete de los cuales forman parte del TPP pero, lo más importante, es que excluye a EEUU.

“Enfrentando el proteccionismo de Trump y un comercio mundial tibio, la RCEP podría ser una nueva opción”, consideró Song.

Trump, en cambio, apunta su artillería a comprobar que China es un “manipulador monetario” y mantiene su promesa de introducir aranceles del 45% sobre los productos que se originen en el gigante asiático.

La potencial aplicación de este tipo de medidas podría acarrear una respuesta similar por parte del gigante asiático, dando así inicio a una guerra entre dos potencias.

Guerra entre gigantes

La idea de una “guerra comercial” no parece tan distante cuando ya en el pasado ha habido golpes cruzados.

En 2009, por ejemplo, EEUU impuso gravámenes a las llantas chinas. En 2010, China respondió anunciando impuestos a las aves de corral estadounidenses.

En el sector de la aviación también ha habido tensiones. Boeing, el mayor exportador estadounidense, ha sido durante mucho tiempo un elemento clave para las relaciones comerciales.

En 1995, China Southern Airlines amenazó con retirar pedidos por US$ 2.000 millones en aeronaves Boeing, aunque luego no lo hizo. El año siguiente, China dio al grupo francés Airbus su orden más grande de la historia por US$ 1.500 millones, generando críticas desde Boeing que consideró que los tensos vínculos comerciales podrían afectar las ventas. Y, aunque China –todavía– no vende su propia flota comercial, los impasses podrían aumentar. En 2015, el presidente Xi Jinping dio de nuevo a la firma con sede en Chicago US$ 38.000 millones en una visita a la planta de Seattle.

Las ventas de automóviles de marca estadounidense y los iPhones también podrían sufrir un revés en esta batalla. En el caso de Apple, 20% de sus ingresos provienen de la nación asiática; un enfrentamiento comercial entre EEUU y China podría tener gran impacto.

Para el mayor exportador del mundo, una guerra de este tipo podría ser contradictoria y deflacionaria, al borrar cientos de miles de millones de dólares en producción de una economía de US$ 11 billones (millones de millones).

Según Kevin Lai, economista para Asia de Daiwa Capital Markets en Hong Kong, la propuesta impositiva de Trump podría dar lugar a una caída del 87% de las exportaciones del gigante al territorio estadounidense. Eso, significa una pérdida de US$ 420.000 millones que, con el tiempo, conduciría a una baja de 4,8% del PIB chino.

Analistas anticipan, entonces, un intercambio de acciones entre los países e incluso estiman que Beijing puede lanzar procedimientos legales ante la Organización Mundial del Comercio (OMC), para detener la promesa de más impuestos hecha por Trump.

Eso es algo que debe evaluar el presidente electo mientras decide si cumplir con su promesa de mayores gravámenes sobre los productos de la nación comercial más grande del mundo, con quien compartió un volumen de comercio bilateral, en 2015, de US$ 627 mil millones.

Golpe a los aliados

Pero las consecuencias económicas de la guerra comercial no estarán restringidas sólo a los dos principales países involucrados.

Debido a que el 35% de las exportaciones chinas en 2015 fueron producto de importaciones que hiciera de materia prima para elaborar esos productos, US$ 169.000 millones de lo enviado a EEUU en el fondo representaron importaciones hechas desde Japón, Corea del Sur, Taiwán y Chile, entre otros.

Nuestro país, por ejemplo, entre enero y junio de 2016 ha exportado a la nación asiática US$ 9.860 millones, equivalente a un 27,7% del total de sus envíos.

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