El México vibrante que Trump no quiso ver

Ciudad de México, anteriormente conocida como Distrito Federal y hoy simplemente como CDMX, sorprende. Su tamaño (viven más de 9 millones de personas y 20 considerando la periferia), su movimiento (hay más de 4 millones de autos) y su historia (imperio, virreinato y república) no dejan a nadie indiferente. Su PIB (sólo el de la capital) más que duplica al de todo Chile y se prevé se mantenga su vertiginoso crecimiento en los próximos años.

Pero el triunfo del republicano Donald Trump en Estados Unidos puso en alerta a más de un inversionista. El peso y la bolsa del país ya se resintieron.

El presidente electo de EEUU anunció en su campaña una serie de medidas que podrían impactar en la economía mexicana. Sin embargo, con el pasar de los días las negativas expectativas se han ido reduciendo ante la posibilidad que Trump se tome las cosas con algo más de calma.

Por lo pronto, CDMX esperará las decisiones de Trump con un boom inmobiliario. En los últimos años, la Ciudad de México se ha posicionado como uno de los polos de inversión en materia turística más atractivos del país del norte, gracias a que la metrópolis –una de las más grandes del mundo- ha sido elegida para realizar una infinidad de eventos internacionales (como seminarios y ferias) y a su patrimonio cultural y arquitectónico. Esto ha detonado el desarrollo de más cadenas hoteleras y de servicios turísticos, junto a un importante auge de centros comerciales y rascacielos para oficinas y viviendas.

Según la Asociación de Desarrolladores Inmobiliarios (ADI) de México, a la fecha se construyen 27.623 metros cuadrados de proyectos turísticos; 1 millón 47 mil metros cuadrados de oficinas; 1 millón 96 mil metros cuadrados de centros comerciales; casi 3 millones de metros cuadrados de usos mixtos y casi 10 millones de metros cuadrados en viviendas.

Para tener una idea de la magnitud de las cifras, entre 2016 y 2020 ingresarán al mercado de oficinas premium en Chile unos 328.528 m2, de acuerdo a proyecciones de JLL, en donde las torres del Costanera Center de Cencosud tendrán un papel preponderante.

Rascacielos

Precisamente, la Gran Torre Costanera es el edificio más alto del hemisferio sur, con 63 pisos y 300 metros de altura. Pero en CDMX muchos creen que sus rascacielos son los más altos de América Latina.

Pero lo que sí hay que reconocer es la gran cantidad de edificios por sobre los 200 metros de altura que se están construyendo en Ciudad de México.

La disponibilidad de terrenos, una buena movilidad y precios aún accesibles han provocado un boom de rascacielos en algunas de las zonas más exclusivas, como Reforma, Perisur e Insurgentes.

En febrero de este año se inauguró la Torre Bancomer BBVA, con 235 metros, y se espera que este 2016 comience a operar la Torre Reforma, con 244 metros.

Durante la exposición The Real Estate Show 2016, el evento más importante del sector inmobiliario en México, se presentó oficialmente una nueva torre de al menos 60 pisos y más de 300 metros de altura que se edificará en el cruce de Paseo de la Reforma con Morelos.

En el lugar donde se erigirá el edificio se tenía planeado construir la torre corporativa del Santander, pero la entidad abandonó el proyecto tras la crisis económica mundial de 2009.

Ir de shopping

En los últimos nueve meses, el sector de centros comerciales ha tenido una fuerte actividad en la capital del país del norte, entre proyectos que ya se concluyeron y otros más que apenas iniciaron o comenzarán sus trabajos de construcción en lo que resta de 2016.

A inicios de este año, se proyectó el desarrollo de 15 nuevos centros comerciales en diversas zonas de la Ciudad de México.

De acuerdo con el Consejo Internacional de Centros Comerciales (ICSC, por sus siglas en inglés), estos proyectos abarcan una superficie que alcanza los 450.000 metros cuadrados de área comercial.

Pero uno de los proyectos estrella de la capital mexicana es su nuevo aeropuerto internacional, que tendrá una inversión superior a US$ 8 mil millones.

El Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM) será uno de los tres más grandes del mundo. El futuro terminal dará servicio en una primera etapa a 50 millones de pasajeros al año, con 550 mil operaciones; contará con tres pistas de aterrizaje y despegue simultáneos, mientras que entre cada pista habrá nada menos que 1.500 metros de distancia.

En su máximo desarrollo tendrá dos terminales y seis pistas que permitirán aterrizar y despegar hasta tres aviones al mismo tiempo, para recibir hasta un millón de vuelos al año, equivalente a 120 millones de pasajeros, cuatro veces más que el actual aeropuerto.

El proyecto del NAICM también cuenta con un Programa de Desarrollo de Vialidades para ampliar los ocho principales accesos a la Zona Metropolitana, por lo que ya se modernizan nueve de ellas y se construirán cuatro más, así como seis nuevos distribuidores viales.

El aeropuerto es diseñado en asociación con el arquitecto británico Norman Foster, ganador de diversos premios y responsable del diseño de varios terminales alrededor del mundo; y de Fernando Romero, yerno del empresario Carlos Slim, quien entre sus proyectos cuenta el nuevo Museo Soumaya.

Además, el nuevo aeropuerto será el primero fuera de Europa con una huella ambiental neutra, y el agua que se utilice será 100% tratada para no afectar el abasto de agua potable de las zonas aledañas.

Observa Trump.