Empresas de EEUU y Trump: el fin de un matrimonio que duró apenas siete meses
El gobierno optó por desechar un consejo de infraestructura que no alcanzó a ver la luz, tras la fuga de ejecutivos por polémicas raciales.
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Atrás quedaron aquellos días en que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, aparecía flanqueado por CEOs de grandes compañías del país en actos oficiales. También quedaron atrás las expectativas de que la nueva administración, inaugurada hace menos de siete meses, tuviera una relación más cercana con el mundo de los negocios.
Las empresas huyen de Trump. Ayer el gobierno descartó un consejo de infraestructura que no alcanzó a ver la luz. En la semana, ya había cerrado otras dos instancias de consulta a privados, ante la fuga de ejecutivos de Merck, Intel y General Electric, entre muchas otras.
El trasfondo fue su criticada reacción a la tragedia de Charlottesville, Virginia, donde, en medio de una protesta de neonazis y supremacistas blancos, un joven embistió con su vehículo a un grupo que repudiaba la manifestación racista, matando a una mujer e hiriendo a decenas de personas. Inicialmente, el jefe de Estado atribuyó el hecho a violencia “de muchos lados”, sin condenar el racismo. El martes, se defendió señalando que la protesta antifacista también era violenta.
“Pararse junto a Trump en este momento, tras sus bizarros dichos, es demasiado costoso”, dijo a Bloomberg el profesor de la Universidad de Boston Graham Wilson, quien estudia la relación entre política y negocios.
Por su parte, el estratega republicano Kevin Madden señaló que “la comunidad de negocios aún quiere colaborar con la agenda económica, pero, en esta era, los ejecutivos están igual de interesados en comunicar los valores de sus empresas que preocupados por las cuentas”.
Un lento divorcio
Los ataques racistas fueron la gota que rebalsó el vaso. El divorcio de Trump con las empresas partió en febrero, apenas días después del cambio de mando, cuando el hoy ex CEO de Uber, Travis Kalanick, renunció en protesta por las restricciones a la entrada de personas de países de mayoría musulmana. En junio, lo seguirían Elon Musk de Tesla y Bob Iger de Disney, en rechazo a la decisión de Trump de sacar a EEUU de los acuerdos de París.
La distancia crecía a medida que se estancaba la agenda pro empresas del mandatario, quien prometió una rebaja de impuestos y fuertes desregulaciones.
La estampida final llegó este lunes, horas después de que Trump se refiriera a Charlottesville. El CEO de Merck, Kenneth Frazier, renunció argumentando que sentía“una responsabilidad de tomar postura contra la intolerancia y el extremismo”. Horas después, lo seguirían Kevin Plank de Under Armour, Brian Krzanich de Intel y el presidente de la Alianza Manufacturera de EEUU, Scott Paul.
El martes, cuando el presidente defendió sus palabras iniciales, dio pie a la fuga final de ejecutivos, que incluyó a representantes de BlackRock, 3M y General Electric.
Más controversias
Lejos de huir de la polémica, Trump escribió ayer en Twitter que es “estúpido” remover los símbolos confederados, que conmemoran la defensa de la esclavitud durante la guerra civil de EEUU.
Sus polémicas no sólo alejan a empresarios: también a parlamentarios oficialistas que han criticado la reacción del presidente. El mandatario ha intensificado los ataques a republicanos, una señal de que su agenda de reformas para impulsar los negocios y la economía de EEUU podría verse aún más estancada.
Washington y Beijing suben la tensión geopolítica
El vicepresidente de la Comisión Central Militar China, Fan Changlong, señaló ayer que las las "acciones erróneas" de EEUU han tenido "una influencia negativa en los lazos militares bilaterales y la confianza mutua". Sus declaraciones dieron cuenta de la creciente tensión entre Beijing y Washington. El representante del Comando Militar Conjunto de EEUU, Joseph Dunford, descartó que su país frene los ejercicios militares conjuntos con Corea del Sur la próxima semana, como esperaban diplomáticos, para negociar un cese del programa militar de Corea del Norte.