Economía

General Motors golpea promesa de Trump de hacer grande a EEUU y pone en vilo su reelección

Anuncio de cierre de plantas echa por tierra las estrategias del presidente de impulsar el sector manufacturero del país.

Por: María Gabriela Arteaga | Publicado: Viernes 30 de noviembre de 2018 a las 04:00 hrs.
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Hace tan sólo unos meses, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, reforzaba su discurso de hacer grande al país nuevamente –Make America Great Again- en pleno corazón manufacturero de Michigan, desde donde aseguró que devolvería al estado el impulso de la industria automotriz.

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Sin embargo, su promesa quedó en vilo esta semana, luego de que General Motors anunciara que cerraría cuatro plantas en el país y dos de ellas precisamente en esa localidad.

La decisión desató la ira del jefe de Estado, quien abrió un nuevo frente de batalla con una empresa de la nación, a la que amenazó con recortar los subsidios de llevar a cabo la clausura de las fábricas.

Su airada reacción se debió a que precisamente Michigan, junto a Ohio, es un estado políticamente fundamental para el líder republicano, y lo que ahí ocurra en materia económica y laboral puede terminar por impactar el resultado electoral en 2020, cuando el mandatario busque la reelección.

“El clima económico está cambiando y si los directores ejecutivos se empiezan a poner negativos, no se puede lograr crecimiento”, dijo Marc Sumerlin de la consultora Evenflow Macro. “Estamos en las últimas etapas del ciclo y eso podría tener consecuencias en las elecciones de 2020”, agregó.

Impacto electoral

El impacto de la economía en las elecciones ya se vio a principios de noviembre, en el marco de los comicios de mitad de período.

Las promesas de campaña que había hecho Trump fueron muy populares entre los trabajadores de las automotrices de Michigan y, gracias a su voto, el titular de la Casa Blanca se anotó un triunfo en ese estado por un estrecho margen.

Y en Ohio, el líder republicano también había logrado dar la vuelta en 2016 a los resultados alcanzados por Barack Obama cuatro años antes, cuando ganó en el condado de Trumbull -sede de la fábrica de GM en Lordstown- con una ventaja de 23 puntos.

Según analistas, si el conflicto con GM escala y termina por perjudicar a una industria que ya enfrenta dificultades, podría arrastrar consigo el entusiasmo de los seguidores de Trump.

“Michigan vota por el empleo”, dijo a FT Richard Czuba, encuestador y fundador de Glengariff Group. “Si empezamos a ver debilidad en la economía y en la industria automotriz, habrá un problema”, aseguró.

Por ahora, la economía se muestra robusta con un Producto Interno Bruto (PIB) creciendo a una tasa anualizada de 3,5% en el tercer trimestre, aunque el dato muestra desaceleración respecto de abril. Si se mantiene en ese rango durante unos dos años más, Trump de seguro se atribuirá el éxito mientras hace campaña para repetir en el cargo.

Pero las esperanzas pueden desvanecerse rápidamente. Las altas tasas de interés ya han empezado a golpear las ventas de viviendas, la disputa arancelaria afecta a los fabricantes estadounidenses y la economía mundial está perdiendo impulso.

Vientos en contra

En medio de ese panorama, la industria automotriz además enfrenta los cambios en las preferencias de los consumidores, lo que ha ocasionado que las ventas de vehículos y camiones nuevos disminuyeran en noviembre un 1,3% con respecto al año anterior, según datos del centro Edmunds.

Como ejemplo de ello está lo ocurrido en la fábrica de Lordstown. GM eliminó el tercer turno de producción en la instalación justo la mañana siguiente a la victoria electoral del presidente en 2016, asegurando que la decisión se debía a la desaceleración en las ventas de autos pequeños como el Chevrolet Cruze, fabricado en esa planta.

Luego, en abril, GM nuevamente reportó la caída de las ventas de ese modelo y demócratas locales -como el congresista Tim Ryan- apuntaron a que se trataba de una consecuencia de la revisión que hizo la administración actual de los planes implementados en el gobierno anterior para reducir las emisiones y aumentar la eficiencia del combustible.

Lo cierto es que la situación interna de la automotriz llevó a su CEO, Mary Barra, a ejecutar un plan de reestructuración, que incluye la clausura de las plantas y el recorte de unos 14 mil puestos de trabajo en EEUU y Canadá. El objetivo, según explicó la ejecutiva, es poder hacer frente a ventas menores a las esperadas y al incremento de los costos, en parte por los nuevos aranceles impuestos a materiales como el acero.

Tras ello, Trump dijo ayer que había recibido un nuevo impulso a sus planes de imponer aranceles a las importaciones de automóviles, aumentando las tensiones comerciales con sus principales socios justo antes de la cumbre del G20 que inicia hoy en Argentina.

Según él, los gravámenes habrían impedido que GM cerrara sus plantas el país. Y agregó que “todavía queda mucho” por hacer en medio de la disputa arancelaria que inició en junio con China.

El mandatario instó a las compañías a fabricar sus productos en EEUU en momentos en que, a su juicio, está entrando más dinero producto de los aranceles.

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