Economía

Horror en la frontera: así decidió Trump separar a niños de sus padres

El mandatario no estaba convencido, pero uno de sus asesores más confiados lo convenció. La decisión desató la mayor crisis de su presidencia.

Por: Ignacio Gallegos F. | Publicado: Viernes 22 de junio de 2018 a las 04:00 hrs.
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Excesiva. Inhumana. Cruel. La presidencia de Donald Trump ha recibido críticas por muchas razones en sus 528 días, pero nunca tan duras como las de los últimos días, cuando las imágenes de niños recluidos en la frontera entre Estados Unidos y México se propagaron por el mundo.

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El mandatario basó su campaña hacia la Casa Blanca en un discurso anti inmigración y caracterizó a quienes cruzaban la frontera como criminales. Pero nadie imaginó que bajo su mandato, las familias que intentaran entrar al país ilegalmente serían separadas, los infantes enviados a refugios, mientras sus padres esperaban ser procesados.

El jueves, Trump firmó a regañadientes una orden que pondría fin a la práctica, ante la presión en su país y en el mundo, desde el Papa Francisco hasta asociaciones de empresarios en EEUU. Incluso su esposa, la primera dama Melania, pidió “corazón” para gobernar. Ayer, visitó las instalaciones en la frontera, en un viaje que, según su equipo, planeó sin consultar al mandatario.

Pero la Casa Blanca defendió la decisión. Y aún la defiende. El gobierno ha prometido mantener la política de “tolerancia cero” aplicada desde mayo y procesar penalmente a todos los inmigrantes ilegales, pero las familias serán detenidas juntas y tendrán prioridad para enfrentar a la justicia. Los ojos del mundo siguen puestos en la frontera sur.

El factor Miller

Incluso antes de que se iniciara el actual gobierno, la llamada “opción nuclear” había estado por años en el escritorio presidencial. La administración podía, legalmente, perseguir penalmente a todos los inmigrantes ilegales, lo que resultaría en el encierro de los padres y el envío de sus hijos a refugios, una medida que era vista como disuasiva. Cualquier presidente podría haberlo hecho. Ninguno lo hizo. Trump sí.

El nombre detrás de la política de “tolerancia cero” es Stephen Miller, alto asesor de la Casa Blanca, quien ha ideado diversas medidas anti inmigración de la actual administración: la prohibición de entrada a personas de siete países de mayoría musulmana -instalada a apenas días de iniciado el gobierno-, o el aumento de requisitos para el ingreso, como un examen de inglés.

Incluso mientras las escenas de niños angustiados en jaulas se propagaban, Miller dijo al New York Times el fin de semana: “Ningún país puede tener la política de que clases completas de personas son inmunes a las leyes de inmigración (...) Hubo una decisión simple de la administración de tener tolerancia cero a los ingresos ilegales. Punto”.

La crisis más grave

Trump ha iniciado una guerra comercial con los grandes aliados de su país; trasladó la embajada estadounidense en Israel a Jerusalén, contraviniendo el consenso internacional; se retiró del acuerdo de París y dejó de financiar a la Unesco.

Pero ninguna crisis política golpeó más a la Casa Blanca que la de esta semana. El propio mandatario calificó como “horribles” las primeras imágenes, mientras llamaba a la oposición demócrata a “cambiar las leyes”. Según el New York Times, en su equipo reinaba la división.

Trump rememoró a su antecesor, Barack Obama, quien en 2014 expandió las instalaciones para la reclusión de familias de inmigrantes, que pasaban meses detenidas a la espera del proceso legal. El ya ganador del Premio Nobel de la Paz fue duramente criticado, pero no cedió hasta que la justicia lo obligó a frenar el uso de apresamiento indefinido como elemento disuasivo.

La orden ejecutiva de Trump ha bajado la tensión, pero el problema persiste: si no se acelera el proceso penal, en tres semanas las estremecedoras imágenes en la frontera podrían repetirse.

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