Economía

La crisis política que vuelve al foco tras el rescate de doce niños atrapados en Tailandia

El país, un aliado estratégico de Estados Unidos en Asia, lleva cuatro años bajo una dictadura militar, con el gobierno postergando una y otra vez las elecciones, mientras busca atraer inversión extranjera.

Por: Ignacio Gallegos F. | Publicado: Miércoles 11 de julio de 2018 a las 04:00 hrs.
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El mundo entero celebró ayer el éxito que tuvo la operación con la que Tailandia logró rescatar a doce niños y a su entrenador de fútbol que se mantuvieron atrapados por 17 días en un sistema de cuevas inundado. El ejército del país, que lideró los esfuerzos, informó ayer que los jóvenes de entre 11 y 16 años y su instructor, de 25, ya estaban a salvo.

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Pero el rescate del equipo “Jabalíes Salvajes” ocurrió en medio de una prolongada crisis política, tras un golpe de Estado que lideró el actual jefe de la junta de gobierno, Prayuth Chan-ocha, hace cuatro años. La autoridad ha prometido insistentemente que celebrará elecciones democráticas en un país que ha tenido doce levantamientos exitosos contra el gobierno desde que se estableció una monarquía constitucional en 1932.

Pero, hasta hoy, su promesa no se ha cumplido y, en junio, el gobernante volvió a postergar los comicios; si antes había dicho que se celebrarían en febrero de 2019, la última versión del gobierno apunta a que sólo ocurrirán una vez que el rey Maha Vajiralongkorn asuma formalmente el trono, para lo cual no hay fecha.

Así, los más de 69 millones de tailandeses que ayer celebraron una histórica victoria moral, podrían tener que seguir esperando para poder decidir sobre su futuro.

La diplomacia de Prayuth

En junio, Prayuth –un excomandante de las Fuerzas Armadas de 64 años– realizó su mayor visita diplomática desde que tomó el poder en 2014, en una gira que lo llevó a Londres y a París. En esos días, previos a la inundación que dejó a las trece personas atrapadas, activistas de Derechos Humanos pedían a la primera ministra británica, Theresa May, y al presidente francés, Emmanuel Macron, que presionaran al militar para que convocara a nuevos comicios.

Macron lo hizo: en un comunicado enviado tras la reunión, su gobierno llamaba a Tailandia a establecer “una ruta que le lleve a la democracia y a una atención a los derechos fundamentales en el país”.

El carácter autoritario de la junta militar estuvo presente en las operaciones de rescate. El rol de la prensa se mantuvo estrictamente controlado e, incluso, un periodista fue arrestado por utilizar un dron para sobrevolar el área en que se llevaban a cabo los trabajos. Tanto fue el control sobre la información, que las familias afectadas pasaron horas sin saber quiénes habían sido extraídos de las cuevas.

Sunai Phashuk, investigadora de Human Rights Watch, dijo a Financial Times que “lo que él se merece es una discusión cándida y franca sobre la falta de condiciones en Tailandia para elecciones libres y justas, y los derechos de los tailandeses a tener libertades democráticas”.

Un grupo de al menos quince activistas pro democráticos se encuentran detenidos desde mayo por protestar contra el gobierno en Bangkok, en el cuarto aniversario del golpe de Estado que instaló a Prauyth en el poder.

Pero el país no está solo en su giro hacia el autoritarismo personalista. Otro aliado importante de Estados Unidos en la región y también miembro de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (Asean, su sigla en inglés), Filipinas, ha visto retroceder sus condiciones democráticas bajo el gobierno de Rodrigo Duterte, quien encabeza una sangrienta guerra contra el narcotráfico. En tanto, en Mianmar, el genocidio contra la etnia Rohingya también ha sido condenado por Occidente, y en Camboya, el primer ministro Hun Sen ha perseguido duramente a la oposición.

La economía

Los esfuerzos diplomáticos de la junta militar no llegan en momentos azarosos. El país, cuyo Producto Interno Bruto superaría este año los US$ 480 mil millones (lo que casi duplica al PIB chileno), está haciendo esfuerzos para asegurarse miles de millones de dólares en inversión para el Corredor Económico del Este, un plan industrial de su costa occidental.

“Es una oportunidad de inversión extranjera para las empresas europeas”, dijo a FT el decano de Economía de la universidad tailandesa de Rangsit. “Si no hay un canal para preparar el terreno para el futuro, se perderán oportunidades”.

Según datos del Banco Mundial, la tasa de pobreza del país en 2016 superaba levemente el 10%. El Fondo Monetario Internacional prevé que el crecimiento este año se acerque al 3,9%, cercano a la cifra del año, pero muy por debajo de los registros de 2010 y 2011, de 7,5% y 7,2% respectivamente.

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los equipos retiran las maquinarias de los túneles.
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Prayuth Chan-ocha, el jefe de la junta militar tailandesa.

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