Economía

Las Coreas alistan su tercera cumbre en 65 años bajo la mirada de China y EEUU

El encuentro de mañana podría ayudar a la desnuclearización de la zona, pero expertos temen que se repitan errores pasados.

Por: Ignacio Gallegos F. | Publicado: Jueves 26 de abril de 2018 a las 04:00 hrs.
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El pequeño pueblo de Panmunjom, en la zona desmilitarizada que separa a Corea del Norte de Corea del Sur, concentra hoy la atención geopolítica de todo el mundo. Es en ese lugar, 62 kilómetros al noreste de Seúl y 215 kilómetros al sur de Pyongyang, que delegaciones de ambos países preparaban ayer la primera cumbre en once años entre los líderes de las naciones, aún distanciadas por la sangrienta guerra que las dividió hace seis décadas.

El encuentro, el primero que se realiza fuera de la capital norcoreana, es visto como una antesala de la primera reunión en la historia entre el líder supremo de Corea del Norte, Kim Jong-un, y el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que se llevará a cabo dentro de las próximas semanas.

El propio Papa Francisco manifestó ayer que la cumbre entre las Coreas “puede ser una ocasión propicia para comenzar un diálogo transparente y un camino concreto hacia la reconciliación”.

Pero el diálogo no será fácil. Washington lleva años presionando al régimen de Kim para que abandone su programa nuclear, mientras Pyongyang exige que se garantice la seguridad de su gobierno y se relajen las sanciones económicas en su contra.

La tensión llegó a su punto más álgido el año pasado, cuando el aislado país asiático logró desarrollar misiles balísticos intercontinentales, generando un intercambio de amenazas. Trump llegó a prometer “fuego y furia” contra Corea del Norte.

Pero, a medida que se abren al diálogo, ambos líderes han bajado el tono de su retórica. Esta semana, el jefe de la Casa Blanca se refirió al líder norcoreano como “honorable”, tras meses de insultarlo a través de Twitter. Pyongyang, por su parte, dijo que frenaría temporalmente su programa nuclear.

Pero la situación está lejos de resolverse y, mientras se afinan los detalles para la cumbre de ambas Coreas en Panmunjom-donde, en 1953, se firmó la tregua que persiste hasta hoy-, la sombra de un conflicto militar mayor sigue acechando al mundo.

Razones de desconfianza

La búsqueda de paz con Pyongyang siempre fue un objetivo del presidente de Corea del Sur, Moon Jae-in, hijo de padres norcoreanos y quien ha sido sindicado como el arquitecto del acercamiento entre EEUU y Corea del Norte.

Pero el jefe de Estado, quien asumió hace casi un año, tras la destitución por corrupción de su antecesora Park Gyun-hae, también deberá sopesar el ánimo de sus electores, quienes no aprecian el envío de ayuda económica al país vecino y aún resienten los fracasos de otras cumbres en el pasado.

“Las reuniones anteriores fueron altamente simbólicas y sus acuerdos se ejecutaron de manera pobre”, dijo a Financial Times el profesor surcoreano Park Jung-in, de la Universidad de Kyugnam.

Moon se ha declarado un admirador personal del expresidente surcoreano y ganador del Premio Nobel de la Paz, Kim Dae-jung, quien en 2000 logró el primer encuentro entre los líderes de ambos países. Pero esa cita terminó sin resultados, y con acusaciones de que Seúl había pagado US$ 500 millones para orquestarla.

Otra reunión se produjo en 2007, cuando Pyongyang prometió poner fin a su programa nuclear a cambio de ayuda económica y mejores relaciones internacionales. El encuentro concluyó con un acuerdo de paz permanente que nunca se implementó.

“Corea del Norte ya ha negado sus compromisos previos seis veces” dijo a FT el exdirector del Instituto Coreano para la Unificación Nacional, Kim Tae-woo. “Ojalá esta vez sea diferente, pero es difícil esperar que gire repentinamente y frene su política nuclear, que ha continuado sin parar”, agregó.

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Lucha de gigantes

Incluso si la cumbre de mañana es exitosa, no está claro cuánto se logrará con la reunión de Trump y Kim. Corea del Norte ve una amenaza existencial no sólo en los 30 mil soldados que EEUU tiene dispuestos en su vecino del sur, con el cual, además, realiza ejercicios militares conjuntos. También ve sus propio arsenal nuclear como un elemento disuasivo ante una posible invasión estadounidense, en atención a lo que ha ocurrido en Afganistán, Irak y Libia.

Pero en la mesa geopolítica están en juego los intereses de China, que teme que se hagan demasiadas concesiones a Occidente. Ayer, medios internacionales reportaron que el presidente de la segunda economía mundial, Xi Jinping, podría viajar a Pyongyang antes de que Kim se reúna con Trump, con el mensaje de que exija el retiro de tropas desde Corea del Sur. Ambos líderes asiáticos ya se habían reunido en Beijing el mes pasado.

Las relaciones entre Beijing y Washington no están en buen momento. Trump ha amenazado con imponer aranceles a las importaciones chinas por hasta US$ 60 mil millones.

Por ahora, con los gigantes fuera de la mesa negociadora, los ojos miran a Panmunjom, donde Moon intentará evitar los errores de sus antecesores. Esta vez, dijo a FT Kim Tae-woo, la presión es mayor: “Estamos en un mundo diferente: Corea del Norte ahora tiene armas nucleares, por lo que es una amenaza de seguridad mucho más grande”, sentenció.

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