Economía

Moisés Naím: "Bachelet ha tardado mucho en expresarse y eso los venezolanos lo veíamos con mucho dolor"

Para este ex ministro, escritor y destacado columnista, Venezuela es víctima de una dictadura.

Por: Ignacio Gallegos F. | Publicado: Martes 1 de agosto de 2017 a las 04:00 hrs.
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"No hay un solo problema que sufran los venezolanos hoy que sea producto de la Constitución actual o que pueda ser resuelto por una nueva", enfatiza el exministro de Comercio e Industria de Venezuela, Moisés Naím, hoy miembro distinguido del Carnegie Endowment for International Peace (CEIP) y reconocido escritor de actualidad política.

El autor de "El Fin del Poder" señala que la Asamblea Nacional Constituyente convocada por el gobierno de Nicolás Maduro "no tiene otra razón que la de defenestrar a la Asamblea Nacional, el Congreso venezolano, elegido en 2015 por 14 millones de votantes y donde la oposición tiene mayoría".

-El gobierno reportó una participación de más de ocho millones de personas el domingo. ¿Qué piensa de esa cifra?

-Esto se llama magia electoral. Según Nicolás Maduro, su propuesta de cambio constitucional sacó más votos que los que tuvo Hugo Chávez en los momentos de más popularidad, más que el propio Maduro en su elección y más que el partido de gobierno en las legislativas. Esto en momentos en que el país tiene la inflación más alta del mundo, la tasa de homicidios más alta del mundo y la gente está en la calle enfrentando a la policía desde hace 100 días. Para creer eso hay que ser un fanático y creyente en Maduro y sus milagros.

-¿Definiría a este gobierno como una dictadura?

-Absolutamente sí.

-¿A diferencia del de Hugo Chávez?

-La única diferencia profunda es que este es más visible. Chávez tenía más dinero, más carisma y más capacidad para actuar de manera furtiva. Gobernó durante 17 años y ni una sola decisión fue delimitada o negada por alguna institución pública: no hubo tribunal, no hubo juzgado, no hubo asamblea. Cuando, por 17 años, un jefe de Estado hace lo que quiere, sin cortapisas, eso también es una dictadura. Ahora, si Chávez hubiera estado vivo y en el gobierno hoy, habría tenido los mismos problemas de pobreza y crisis económica que tiene Maduro. No se trata solo de la competencia y el petróleo. La crisis económica que vive el país es producto de las políticas de Chávez que Maduro no ha cambiado. El problema de Venezuela es que el gobierno de Chávez primero y ahora Maduro se robaron cantidades macroeconómicas.

-El gobierno de EEUU ha anunciado sanciones contra Maduro. ¿Cree usted que es una medida efectiva?

-Son efectivas. Por supuesto que tienen un componente simbólico importante, pero ya hay un número significativo de funcionarios públicos venezolanos que han sido acusados de violaciones a los derechos humanos y narcotráfico. Es importante entender que si EEUU hoy o mañana impone sanciones económicas que son dirigidas al país, rápidamente Maduro y su equipo lo convertirían en la mejor excusa para explicar la catástrofe. Hay pocas sanciones que pueda imponer Washington que le hagan más daño a Caracas que las políticas económicas que le ha impuesto La Habana.

-¿Cómo califica la respuesta de los gobiernos latinoamericanos?

-Es muy importante y no tiene precedentes. Venezuela no venía aislada desde hace tiempo: pasó 18 años con el aplauso de Lula da Silva, Dilma Rousseff, Cristina Kirchner y, muchas veces, de la presidenta Michelle Bachelet. Había un silencio sepulcral. Esto que está sucediendo ahora donde los gobiernos claramente cuestionan la conducta del gobierno es nuevo.

-¿Y la respuesta de Chile?

-Le doy la bienvenida a que finalmente Bachelet exprese una crítica al gobierno de Venezuela. Ha tardado mucho en expresarse. Quienes somos amigos de Chile, y en su momento cobijamos y dimos trabajo y oportunidades a los chilenos que huían de la dictadura de Pinochet, veíamos con mucho dolor el silencio de este gobierno.

-¿Es posible el diálogo en Venezuela?

-Tiene que haber primero gestos de creación de confianza por parte del gobierno. Tienen a los líderes políticos opositores perseguidos y hostigados. Muchos están en el exilio. Hasta que eso siga, no hay evidencia de que el diálogo no sea sino un truco más para distraer la atención de los abusos de poder.

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