Economía

Proteccionismo en la UE: Francia, Alemania e Italia buscan limitar entrada de empresas asiáticas

En su primera cumbre con el bloque, el presidente galo Emmanuel Macron deberá defender su postura ante oposición de Holanda y los países nórdicos.

Por: Ignacio Gallegos F. | Publicado: Lunes 19 de junio de 2017 a las 04:00 hrs.
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La defensa del comercio abierto que esgrimen el presidente francés, Emmanuel Macron, y la canciller alemana, Angela Merkel, tiene sus límites. Ambos líderes europeos, que se han opuesto al discurso proteccionista de Donald Trump en Estados Unidos y los defensores del Brexit en el Reino Unido, abogarán esta semana por impulsar regulaciones que frenen el avance de las empresas chinas en el continente.

El impulso quedó claro en un borrador del comunicado que la Unión Europea emitiría tras la cumbre de esta semana. El documento, visto por el diario británico Financial Times, compromete al continente a explorar medidas para “examinar inversiones extranjeras donde sea necesario para mitigar riesgos a la seguridad nacional”.

La medida tendría por objetivo buscar un equilibrio entre la defensa del libre comercio y las demandas de un comercio justo, en momentos en que, según dijo una autoridad de Bruselas al mismo periódico, el debate político “se mueve hacia medidas más robustas en torno al comercio justo. Claramente hay movimiento”. Durante su campaña hacia el Palacio del Elíseo, Macron respaldó los llamados de París, Berlín y Roma para defender sectores estratégicamente relevantes de los capitales extranjeros.

El esfuerzo europeo no es unánime. El borrador fue rechazado por Holanda, junto a un grupo de países nórdicos y bálticos, quienes temen que ese tipo de medidas impulsen los discursos proteccionistas en el bloque y resten importancia a la resistencia que el continente ha impulsado contra Trump. Holanda mismo fue sujeto de nerviosismo este año, cuando el discurso de Geert Wilders ganaba impulso ad portas de las elecciones.

Un diplomático europeo dijo a FT que “hubo bastante resistencia” a la propuesta de frenar la entrada de empresas extranjeras.

El desembarco de China

Un reporte de Asian Horizons este mes mostró que el número de adqusiciones de empresas asiáticas en Europa, específicamente en el sector de tecnología, se más que duplicó en apenas dos años. En 2014, se firmaron 22 acuerdos de esas características; el año pasado, fueron 49.

La ola es liderada por el banco japonés SoftBank, que pagó US$ 30.000 millones por Arm Holdings, pero una serie de empresas chinas anotaron un total de 25 adquisiciones en Europa en 2016. Ctrip pagó 1.400 millones de libras por Skyscanner, un sitio de comparación de alternativas de viaje; y un grupo de empresas del gigante asiático liderado por Kunlun y Qihoo pagó US$ 1.200 millones por el programa de diseño web Opera Software.

La resistencia de los países nórdicos a la propuesta de restringir las ventas no es azarosa. El año pasado, los acuerdos transados en esa área totalizaron US$ 13.500 millones, lo que los convirtió en el segundo vendedor más popular después del Reino Unido.

La tecnología está entre los sectores que los gobiernos de Macron y Merkel ven como estratégicos y que, por lo tanto, buscarían proteger de los capitales extranjeros, especialmente en momentos en que la preocupación por los ataques cibernéticos se ha vuelto una realidad. También nace del sentimiento de que las gigantes europeas no pueden buscar ese tipo de oportunidades en China, donde las condiciones de competitividad frente a las empresas respaldadas por el Estado son muy duras.

Debate complejo

Aunque el grupo logre un acuerdo para respaldar la protección de las industrias europeas, expertos advierten que es difícil que ello pueda traducirse en legislación local lo suficientemente robusta para frenar la tendencia.

“Quienes lo proponen y la comisión necesitan aceptar el hecho de que la seguridad nacional no es una preocupación que esté en el foco de la UE”, dijo el director del Centro Europeo de Política Internacional Económica, Hosuk Lee-Makiyama, a FT.

“Algunos Estados tienen más o menos preocupación sobre la inversión china”, agregó.

También advirtió que hay intereses particulares. “La razón por la que Alemania está preocupada no es la seguridad nacional (...) Hay una visión inherente de que si Alemania decide no hacer negocios con China, entonces nadie en Europa debería hacerlo”.

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