Economía

¿Quién cree en las noticias falsas?

Estudio publicado en la revista Cognition dice que la gente cae en la desinformación por falta de análisis, no sólo por ideología. Pero sus hallazgos son debatidos.

Por: Ignacio Gallegos F. | Publicado: Lunes 19 de noviembre de 2018 a las 04:00 hrs.
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La noche que Jair Bolsonaro ganó cómodamente las elecciones presidenciales de Brasil, un equipo de profesionales de Facebook estaba reunido en California para analizar y responder ante el contenido diseminado por la red social. El motivo principal era eliminar mensajes con desinformación o que incitaran a la violencia. Semanas atrás, WhatsApp había cerrado más de 100 mil cuentas de usuarios, vinculadas a spam, notificas falsas e intentos de influencia política.

Ambas plataformas, ampliamente usadas en el mayor país latinoamericano, respondían así al fenómeno de la desinformación que quedó en evidencia en las elecciones de 2016 en Estados Unidos, en que la promulgación de información engañosa -incluso desde fuera del país- fue amplia. Un análisis muestra que las 20 noticias falsas más compartidas lograron más interacciones en Facebook que las 20 noticias verdaderas más difundidas en los meses anteriores a esos comicios.

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Ante ello, investigadores de los departamentos de Psicología y Economía de la Universidad de Yale intentaron determinar cuáles eran los mecanismos cognitivos por los que informaciones muchas veces evidentemente falsa ganan tanta difusión.

El estudio de Gordon Pennycook y David G. Rand –publicado este año en la revista Cognition- concluyó que la susceptibilidad para creer en noticias falsas se explica más bien por la falta de un análisis más profundo de la información que por simple alineación política.

“Las personas son más propensas a creer información consistente con su ideología”, explica a DF Pennycook, “pero no es porque estén usando lo que llamamos ‘razonamiento motivado’; es decir: no están razonando para convencerse de que la desinformación es verdadera, sino que no están pensando lo suficiente”.

Bajo cuestionamiento

El estudio utilizó la llamada prueba de reflexión cognitiva (CRT) para analizar la respuesta de individuos a titulares falsos; en uno de los ejercicios participaron cerca de 800 personas y en otro más de 2.600.

El primer experimento determinó que la reflexión cognitiva no aumenta la probabilidad de que las personas crean en información falsa que se alinea con sus opiniones. De hecho, las personas más analíticas detectaron la información engañosa sin importar si se alineaba con su visión. El segundo ejercicio confirmó esos hallazgos.

“Las personas tienden a creer noticias que sean verdad y de hecho son mejores discerniendo entre información falsa y verdadera cuando es consistente con su ideología política”, señala Pennycook. “La consistencia política es importante, pero no explica el fenómeno de la desinformación en sí mismo”, concluye.

Pero no todos concuerdan con la metodología y resultados del estudio. Un análisis del profesor de Derecho de Yale, Dan Kahan, cuestiona la muestra del paper y asegura que la evidencia del mismo apunta a que nadie cree en las noticias falsas.

“Deberían haber estudiado a personas que en la vida real, fuera del laboratorio, consumen noticias falsas”, señala el profesor asociado de la Facultad de Comunicaciones de la Universidad Católica de Chile, Sebastián Valenzuela. “El estudio indica más bien qué pasa cuando la gente es forzada a ver noticias falsas en un laboratorio, pero no cuando ello es voluntario, como ocurre en el mundo real”.

La discusión

El debate en torno a las noticias falsas sigue fresco y crece con cada elección, particularmente ante la rápida diseminación de contenidos en redes sociales. “Las personas están expuestas a desinformación a tasas que no serían posibles si no fuera por internet”, dice Pennycook.

Pero añade una nota de optimismo: “Nuestros hallazgos indican que es posible apelar a los lados más razonables de las personas (...) Es fácil dejarse llevar por narrativas partidistas, pero la gente es más capaz de reconocer las noticias falsas de lo que se cree”.

Los estudios continúan y el propio profesor Valenzuela trabaja en uno enfocado en Chile. Al cierre de su paper, Pennycook y Rand señalan que “en tiempos en que la verdad está en peligro, es particularmente importante entender en quién y por qué la desinformación encuentra un nido”.

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