Rafael Correa: "Latinoamérica y el Caribe enfrentan tiempos difíciles debido al fin del superciclo de los commodities"

El presidente de Ecuador, Rafael Correa, reconoció que Latinoamérica y el Caribe enfrentan tiempos difíciles debido al fin del superciclo de los commodities y advirtió que "no hay tiempo que perder" para revertir este escenario.

"Después de una década extremadamente exitosa, la región tiene más dificultades para crecer, generar empleo, disminuir la pobreza, garantizar derechos", dijo el mandatario en la inauguración de la IV Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) en Quito.

Sin embargo, aseguró que hay "grandes capacidades acumuladas y contamos con los más valiosos recursos: la voluntad de nuestros pueblos y nuestra unidad. En la demora está peligro (...) no hay tiempo que perder".

El presidente ecuatoriano lamentó no haber llegado a un acuerdo sobre los ejes de trabajo propuestos por la Celac el año pasado en Costa Rica. "Lamentablemente por falta de consenso y diferentes visiones sobre Celac (...) no se han podido plasmar estos ejes en metas cuantificables y en una agenda común".

Esto ejes se centran en reducir la pobreza extrema y las desigualdades, fortalecer la ciencia, la tecnología y la conversión en orden de acortar la brecha del conocimiento, generar consensos en relación al medio ambiente y el cambio climático, gestionar el financiamiento para el desarrollo con eje en la infraestructura y desarrollar y potenciar nuestro papel como bloque regional.

Correa hizo un breve análisis sobre estas propuestas y concluyó que las políticas para tener una región más equitativa y disminuir la pobreza se basan en crear un sistema tributario progresivo "donde el que más tiene, pague más". Agregó que ese ingreso tributario debe servir para financiar igualdad de oportunidades a través de un adecuado gasto público.

"Contrario a la propaganda donde nos disfrazan ideología como ciencia, el tamaño del Estado (...) medido por el gasto público como porcentaje del PIB alcanza el 29% en América Latina, en comparación con 44% de los países del OCDE", dijo.

"Se trata de gobernar los mercados en función de los objetivos sociales. Debemos ser sociedades con mercado, no sociedades de mercado donde vidas personas y la propia sociedad se convierten en una mercancía más", aseguró.

El presidente ecuatoriano además llamó a superar las "trampas ideológicas de las finanzas públicas como el caso del déficit fiscal y la inversión pública". En este contexto dijo que es absurdo considerar la inversión como un gasto más.

Finalmente, dijo que es necesaria la inversión extranjera en la región pero dentro de una "relación entre estados y transnacionales justa y equilibrada que posibilite el beneficio mutuo, el respeto de los Derechos Humanos y de la naturaleza".

El mandatario concluyó que América Latina y el Caribe están viviendo un cambio de época. "El poder de las elites que siempre nos dominaron se debilita y derrumba para dar paso al poder popular".

Finalmente, Correa destacó que existe coincidencia en la región en torno a los principios de la primacía del derecho internacional, la democracia y la autodeterminación de los pueblos, la defensa de los Derechos Humanos y la búsqueda del desarrollo humano sostenible.

Reemplazo de la OEA
El mandatario también dijo que Celac debiera reemplazar a la Organización de Estados Americanos que a su juicio "nunca funcionó adecuadamente pero que hoy es más anacrónica que nunca".

"Necesitamos un organismo latinoamericano caribeño capaz de defender los intereses soberanos de sus miembros. La OEA nos alejó de ese propósito reiteradamente, por ejemplo, cuando expulsó a Cuba en 1962 o veinte años después en la Guerra de las Malvinas en 1982 cuando se destrozó el Tratado de Interamericano de Asistencia Recíproca", dijo.

Es por ello que sostuvo la necesidad de un nuevo sistema interamericano y propuso que la Celac sea el foro para discusiones latinoamericanas y la OEA sea otra instancia de diálogo Celac y América del Norte.

Derechos Humanos
Rafael Correa también dijo que la región necesita un nuevo sistema de Derechos Humanos "sin dobles estándares ni distorsiones geopolíticas".

En este punto criticó que la sede de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos se encuentre en Estados Unidos, "un país que no ha ratificado ninguno de los instrumentos interamericanos sobre Derechos Humanos" y que se financie casi en su totalidad por países observadores que no han ratificado la convención interamericana.