Economía

Rebrote de violencia amenaza a una ya debilitada economía colombiana

En un momento complicado para la economía, impactada por el bajo precio del crudo, la tensión con la guerrilla repercute sobre la confianza de inversionistas.

Por: Ainhoa Murga | Publicado: Lunes 6 de julio de 2015 a las 04:00 hrs.
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La violencia vuelve a ensombrecer el futuro de Colombia. Los dos atentados registrados la semana pasada en la capital, Bogotá, fueron un golpe para la confianza en una economía que hasta hace dos años estaba viviendo un verdadero auge, pero que ahora está perdiendo dinamismo rápidamente. Los últimos ataques marcaron un nuevo hito en la escalada de violencia que el país ha registrado en el último mes en un momento clave para el proceso de paz con el principal grupo guerrillero, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). La veintena de golpes contra oleoductos, torres de energía y efectivos militares realizados por las guerrillas, tanto de las FARC como del Ejército de Liberación Nacional (ELN), pone presión a la negociación que el gobierno del presidente Juan Manuel Santos mantiene los líderes de las FARC desde 2012, y que según la propia autoridad, se encuentra ahora en una fase crítica. El apoyo entre los colombianos al proceso está hoy en su nivel más bajo, con un 62% que cree que no pondrá fin al conflicto, según la última encuesta de Gallup.

Crecimiento bajo presión

El deterioro de las relaciones entre el gobierno y las FARC se suma a los riesgos a la baja que presionan el crecimiento de la economía colombiana. "Colombia atraviesa un momento complicado ahora que, con el bajo precio del petróleo impactando en los ingresos fiscales que pretendían tener con la reforma tributaria que realizaron el año pasado, tienen que revisar cómo recaudar lo que tenían pensado", explicó a DF la analista senior de Bci Estudios, Francisca Pérez.

Después de haber liderado el crecimiento regional con un avance del PIB de 6,5% en 2011, Colombia crecería 3% este año, por una menor producción industrial y menores ingresos fiscales, aunque apoyada por el paquete de estímulo de casi US$ 6.700 millones anunciado por el gobierno, según Bci Estudios. La necesidad de compensar la baja recaudación anticipa ajustes que mantendrán acotada la inversión a corto plazo. Para la experta, este contexto está repercutiendo negativamente en la confianza, del consumidor y de los empresarios, y "desde que las FARC rompieron la tregua unilateral, la confianza se ha mantenido baja, especialmente la empresarial, y esto afecta, hacia delante. Estos conflictos podrían afectar al programa de inversiones en infraestructura con que se pretende dar un impulso a la economía", señaló. Estos problemas "que van más allá de temas económicos, hacia la política, tienen gran efecto en la confianza como hemos visto con los casos de corrupción en Chile y Brasil", explica Pérez. "Si la confianza no mejora, podríamos ver efectos en la inversión y esto es algo muy importante para Colombia, especialmente este año y el próximo".

El blanco es la economía

Los últimos atentados, donde resultaron heridas una decena de personas, se produjeron en uno de los sectores financieros tradicionales de la capital colombiana y en un área mayoritariamente industrial. Los incidentes ocurrieron dos días después de que el guerrillero de las FARC, Matías Aldecoa, señalara en una entrevista en Bloomberg TV, que la violencia en el país se recrudecerá a través de atentados a la Fuerza Pública y la infraestructura. El vocero señaló que los ataques contra la infraestructura tienen como objetivo golpear la confianza de la economía y de los inversionistas. "No es que estemos proponiendo que las multinacionales abandonen el país. Lo que estamos considerando es lo que ocurrió en Ecuador o Bolivia, una renegociación sobre el porcentaje de las ganancias que quedan en Colombia", indicó. Aunque Aldecoa luego dijo que sus declaraciones habían sido sacadas de contexto y que no anticipaba un recrudecimiento de la violencia, medios locales informaron que, según investigadores militares, la agrupación estaba impulsando una operación denominada "plan pistola" para atentar contra autoridades y sembrar el caos en las ciudades. Las primeras investigaciones en los sitios de los atentados, sin embargo, apuntaban el viernes hacia otro sospechoso: la guerrilla del ELN. Esta agrupación es la que se ha mantenido más reacia a cualquier proceso de diálogo que implique dejar las armas. "Si el ELN sigue luchando, esto hará que sea más difícil de poner en práctica cualquier acuerdo entre el gobierno y las FARC", advirtió Aldecoa.

Pero tampoco el diálogo con las FARC se ve auspicioso. Pese a los grandes avances logrados en los últimos meses por los negociadores en Cuba, ambas partes parecen haber chocado con una piedra de tope en el tema de las sanciones. Por una parte, los últimos sondeos apuntan a que la población no está dispuesta a aceptar que los crímenes de la guerrilla queden completamente impunes. El gobierno del presidente Santos ha intentando salvar las apariencias ofreciendo a los guerrilleros una especie de arresto domiciliario que podrían cumplir en Cuba. Sin embargo, esto tampoco es aceptable para la guerrilla, que aspira a convertirse en una fuerza política legítima una vez que deje las armas. "No podemos fundar un movimiento político sin líderes", dijo Aldecoa. "El gobierno quiere mantener el liderazgo de nuestro movimiento fuera del país durante varios años".

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