Economía

Rex Tillerson aterriza en Moscú con peores relaciones desde la Guerra Fría

Las tensiones por Siria, Corea del Norte, Afganistán y Ucrania ponen al mundo en alerta máxima.

Por: María Akbulyakova | Publicado: Miércoles 12 de abril de 2017 a las 04:00 hrs.
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El secretario de Estado de Estados Unidos, Rex Tillerson, arribó ayer a Moscú para encabezar negociaciones urgentes con su contraparte rusa, Sergei Lavrov, en momentos en que las tensiones políticas en el escenario global están alcanzando niveles máximos por los conflictos en Siria y Corea del Norte.

Mientras el Kremlin advertía que las relaciones con la Casa Blanca estaban pasando por su peor momento desde la Guerra Fría, el funcionario estadounidense envió un ultimátum al gobierno de Vladimir Putin para que abandone su respaldo al régimen de Bashar al-Asad en Siria.

“Para nosotros está claro que el reinado de la familia Asad está llegando a su fin. Esperamos que el gobierno ruso concluya que se han alineado con un socio no confiable”, dijo Tillerson minutos antes de partir a Rusia.

Dudas desde el G7

La crisis estalló luego de que Donald Trump ordenara la semana pasada una acción militar contra Siria en represalia por un supuesto ataque con armas químicas a una región rebelde. Tillerson llega a la capital rusa con el respaldo del G7, que se alineó con Washington tras una cumbre en Italia. “Rusia está en una isla respecto a su apoyo a Siria”, dijo ayer el portavoz de la Casa Blanca, Sean Spicer.

Sin embargo, a pesar de los esfuerzos del canciller británico, Boris Johnson, el grupo no logró acuerdo para endurecer las sanciones contra Rusia. Según el ministro de Relaciones Exteriores italiano, Angelino Alfano, las medidas podrían ser contraproducentes si Moscú se sentía acorralado.

Conspiración de Washington

Poco antes de su arribo, Putin denunció una conspiración de EEUU para provocar ataques químicos “falsos” y descreditar a al-Asad. “Tenemos información de que están preparando una provocación similar en otras partes de Siria donde planean de nuevo plantear alguna substancia y acusar a las autoridades sirias”, señaló. El mandatario afirmó que “ya hemos visto antes” este escenario, refiriéndose a las acusaciones de EEUU contra Saddam Hussein en Iraq, en 2003, por tener armas químicas que terminaron en una guerra que llevó a la “destrucción del país, aumento del peligro terrorista y la aparición del Estado Islámico”.

Un funcionario de la Casa Blanca salió a responder señalando que el ataque fue “demasiado masivo para ser fabricado“. “Está claro que los rusos están tratando de esconder lo que pasó” en Siria a través de “una campaña de desinformación”, sentenció.

Por su parte, el Ministerio de Salud de Turquía, que recibió gran parte de las víctimas de Siria, confirmó ayer el uso de gas sarín en el incidente que la semana pasada dejó al menos 87 muertos, incluyendo niños.

El blanco es Corea del Norte

Pero Siria no es el único punto candente. Ad portas de la llegada de Tillerson, el Ministerio de Relaciones Exteriores ruso publicó un comunicado con una “larga lista de roces” por los que acusa a EEUU, donde destacó que están “particularmente preocupados por lo que Washington tiene en mente en relación con Corea del Norte, ya que ha insinuado la posibilidad de acciones de fuerza unilaterales”.

Según dijeron fuentes cercanas a la cancillería al diario ruso Kommersant, la ofensiva estadounidense en Siria fue solo un acto de demostración, y su resultado –nueve viejos aviones sirios destruidos– “es completamente miserable para los 60 misiles de US$ 100 millones lanzados”.

Por eso, denunciaron que el verdadero propósito del ataque –y también de la visita de Tillerson a Moscú– sería probar el terreno para negociaciones sobre Corea del Norte.

Según una de las fuentes, ese tema fue prioritario durante las conversaciones telefónicas entre el exconsejero de de seguridad nacional de Trump, Michael Flynn, y el embajador ruso en Washington Sergei Kysliak, por las que el primero tuvo que abandonar su cargo- “y no la cancelación de las sanciones” que ya pensan sobre Moscú desde que se anexara Crimea, en 2014.

Así, en caso de que la nueva administración estadounidense decida lanzar una ofensiva militar en contra de Pyongyang, quiere contar con un respaldo mínimo de China y Rusia.

La conexión Afganistán

En realidad, Washington no parece muy interesado en la escalada de confrontaciones entre Rusia y Ucrania por la península de Crimea. Según el ministro de Relaciones Exteriores de Francia, Jean-Marc Ayrault, durante el encuentro de ayer el secretario Tillerson preguntó por qué deberían pagar los “contribuyentes estadounidenses” por los costos de ese conflicto.

La situación cambia, sin embargo, en el caso de Afganistán, donde la administración estadounidense ha sufrido por años sin poder salir del país por el peligro que representa el movimiento Talibán, que controla la mitad de su territorio.

El secretario de Defensa, James Mattis, advirtió esta semana sobre las acciones rusas en esa nación, luego de que autoridades locales y ex combatientes denunciaran que existen evidencias de que Moscú suministra armas a los terroristas.

Rusia anteriormente ha negado las acusaciones, señalando que éstas están buscando “justificar el fracaso de EEUU en el campo de batalla”.

Ofensiva final

Mientras tanto, Siria acelera su ofensiva contra los últimos bastiones rebeldes. El Observatorio de Derechos Humanos de Siria, un grupo de monitoreo con sede en el Reino Unido, dijo que más de 250 ataques aéreos furon lanzados por el régimen de Damasco desde el lunes, además de cientos de ofensivas con de misiles y artillería y las denominadas “bombas de barril”, cilindros llenos de explosivos y esquirlas.

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