La pobreza reduce la posibilidad de cumplir cuarentenas y medidas de aislamiento social

Los "porfiados", como se ha empezado a llamar coloquialmente a los ciudadanos que no cumplen con la cuarentena o las medidas de aislamiento social, pareciera no ser solo tema de Chile. El debate recorre hoy al mundo. Y, de hecho, motivó a un grupo de académicos de las universidades de Chicago y California de San Diego a analizar cómo influyen los ingresos, la riqueza y otros parámetros económicos a acatar dichas exigencias.

La investigación se tradujo de un paper cuyo título podría parecer de sentido común, pero que se sustenta en antecedentes: "La pobreza y la dislocación económica reducen el cumplimiento de los protocolos de refugio en el lugar por Covid-19".

Los investigadores rastrearon los movimientos de los ciudadanos de 125 comunas -que decretaron cuarentena antes de los mandatos estatales- utilizando información proporcionada por el GPS de los celulares.

Esto reveló que si bien los movimientos disminuyeron globalmente, "las comunas con ingresos por sobre el promedio cumplían en mayor medida con las políticas de refugio en el lugar, reduciendo el movimiento en un 72%", y además evidenció que dicho segmento está ligado a industrias específicas como la agrícola y la manufacturera.

La investigación afirma que el cumplimiento de las medidas de refugio en el lugar es individualmente costoso y requiere cambios de comportamiento en diversas subpoblaciones.

Pero uno de los autores, el académico de la Universidad de Chicago, Konstantin Sonin, explica que "el alivio económico, como las transferencias directas y/o los mayores beneficios de desempleo, deberían contribuir a un mayor cumplimiento y, en consecuencia, a una menor exposición al riesgo para la salud, especialmente para los más vulnerables".

El también doctor en Matemáticas de la Universidad Estatal de Moscú advierte además que "el hecho de que la gente pobre cumpliera menos las medidas significa que están más expuestos a los riesgos para la salud. Esto podría aumentar los costos de la salud y, en consecuencia, la desigualdad de ingresos en el futuro".

¿Y Chile?
Sonin señala que la investigación podría replicarse en cualquier país que tenga disponibles datos de geolocalización de celulares, y que "los hallazgos serían importantes para las autoridades, ya que en los países en desarrollo, los gobiernos a veces son lentos o no quieren ayudar a los más vulnerables".

El académico de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad de Chile (FEN), José Luis Ruiz, afirma que los resultados de este estudio "pueden perfectamente ser aplicables al contexto chileno, dada la fuerte segregación social que hay entre diferentes comunas en términos de ingresos, activos y niveles educaciones promedios".

El también doctor en Ciencias Empresariales y Economía Aplicada de la Universidad de Pensilvania indica que para el contexto nacional, la evidencia muestra que personas con mayor educación toman mejores decisiones y entienden más de riesgos y, además, "personas de comunas más pobres tienen menores oportunidades o, simplemente, no tienen las oportunidades de endeudamiento y de contar con recursos para enfrentar contingencias, por lo que permanecer por períodos prolongados en cuarentena se les dificulta más".

Si bien el experto evalúa positivamente las medidas tomadas por el Gobierno para apoyar a la población más vulnerable -como la Ley de Protección al Empleo, el apoyo a los trabajadores informales y el acceso a los créditos Fogape, entre otros-, agrega que "dada la profundidad desconocida del impacto que tiene esta crisis sanitaria hace pensar que todo esto no es suficiente para un grueso de la población que ha visto disminuir sus ingresos, congelar sus trabajos, ha quedado desempleada, y que buscan empleo en un momento en el cual las oportunidades laborales caen drásticamente".