Economía

Recordando a Alan Krueger y su aporte a la economía moderna

Su suicidio la semana pasada conmovió a la comunidad académica internacional. Economistas y exalumnos cuentan cómo sus investigaciones cambiaron la disciplina.

Por: Marcela Vélez-Plickert | Publicado: Viernes 29 de marzo de 2019 a las 04:00 hrs.
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Este miércoles la comunidad de la Universidad de Princeton se reunió nuevamente para recordar a Alan Krueger, para compartir anécdotas y buscar apoyo ante la repentina pérdida. “El ambiente en la universidad es muy duro. Esta fue la primera semana laboral sin Alan. Debe ser uno de los eventos más terribles que ha vivido el Departamento de Economía de Princeton en su historia”, relata el economista chileno Federico Huneeus, exalumno de Krueger y asistente al homenaje.

Krueger se quitó la vida hace unos días, el 16 de marzo, con apenas 58 años, dejando atrás a su esposa y dos hijos. Quienes lo conocieron o entrevistaron alguna vez coinciden en destacar su profunda cercanía e inteligencia. “En tu carrera te topas con dos tipos de profesores, los que llegan al aula, dan su clase y se van, y los que verdaderamente se interesan y te marcan. Él era del segundo tipo”, recuerda Fernando Larraín, gerente general de la Asociación de AFP de Chile, quien fue su alumno en Princeton.

De hecho, muchos jóvenes economistas citan el trabajo de Krueger como una inspiración para seguir la carrera. “Era de esos economistas enamorados de la profesión y convencidos de que, si hacíamos las cosas bien, podíamos usar la profesión para cambiar el mundo. Tenía un profundo sentido de la realidad y siempre podía conectar muy bien la investigación, que muchas veces era abstracta, con el debate público”, recuerda Huneeus.

Jefe de asesores de Obama

Nacido en 1960, en una familia judía de Nueva Jersey, Krueger estudió economía en Harvard. No solo destacó como académico, también hizo carrera en el servicio público, primero como economista jefe del Departamento del Trabajo, años después en el Tesoro y luego en la Casa Blanca, como jefe del Consejo de Asesores Económicos (2011-2013) bajo la presidencia de Barack Obama.

Quizás el trabajo más conocido de Krueger es “Salario Mínimo y Empleo, un caso de estudio de la industria de comida rápida”, publicado en 1994 junto a David Card. En él, Krueger utilizó técnicas de investigación empíricas para analizar el verdadero impacto del aumento del salario mínimo en el empleo. Su estudio puso en duda el paradigma que dominaba hasta entonces y reveló que un alza moderada no perjudicaba el empleo en el corto plazo.

“Sus trabajos sobre los efectos del salario mínimo han sido centrales en la discusión académica y de política pública en este tema (en el país). Recientemente estudió las nuevas formas de empleo que se dan a través de plataformas digitales, tema que recién se comienza a discutir en Chile”, explica Andrea Repetto, profesora de la Escuela de Gobierno de la UAI.

En un caso más concreto, David Bravo, cita el trabajo de Krueger y Card como una motivación para introducir el uso de encuestas longitudinales, como fuente de levantamiento de datos, en el país. Un interés que luego se plasmó en la creación del Centro de Microdatos de la U. de Chile en 2014, y más recientemente en el Centro de Encuestas y Estudios Longitudinales de la UC.

“Krueger marcó la transformación de la economía en una disciplina más orientada a un enfoque empírico y científico, a preocuparse por un marco más riguroso”, agrega Bravo.

Un enfoque que ha plasmado a toda una nueva generación de economistas, hasta redefinir la forma en que se debaten las políticas públicas en el país. “Creo que uno de sus legados más importantes es la idea de que buena parte de la discusión pública puede zanjarse con evidencia levantada de manera rigurosa, que no basta con las creencias de cada uno en la discusión”, agrega Repetto.

En un homenaje a Krueger, un equipo de economistas senior de la OCDE, liderado por Laurence Boone, afirma que el trabajo de este académico llevó a un cambio en las recomendaciones del organismo sobre política salarial y otras reformas. “Mucho del trabajo de investigación de la OCDE se basa hoy en el diseño de datos reales e individuales inspirado por su trabajo… Las ideas de Alan en la importancia del bienestar del individuo fueron clave en la reflexión de la OCDE sobre cómo ir más allá del PIB para medir lo que es importante en el desempeño económico y social”.

Repetto cita como ejemplo que el medir situaciones reales, como el tiempo que dedican las personas a movilizarse entre el hogar y el trabajo, ofrece información más robusta sobre el bienestar que las clásicas preguntas de las encuestas de satisfacción. Una medición que tiene su inspiración en el trabajo de Krueger y otros autores de su línea.

Sus exalumnos coinciden en destacar el carácter humanista de Krueger y su esfuerzo por hacer de la economía una disciplina “más cercana a los problemas del mundo”. “Era un economista muy preocupado de las condiciones laborales de los trabajadores. Y ahora último estaba muy preocupado del poder de las empresas en los mercados laborales, que influía en los bajos salarios de los trabajadores”, afirma Huneeus.

Los intereses de Krueger también llegaron al campo de la salud, la educación y la seguridad pública. Su libro “Cómo se forma un terrorista”, publicado en 2007, contradijo el paradigma de que los terroristas provenían de sectores de bajos ingresos, poca educación y sin oportunidad. Por el contrario, analizando las biografías de militantes de Hezbollah, entre otras fuentes, determinó que es más probable que los terroristas pertenezcan a grupos acomodados y alto nivel de educación.

Otra de sus grandes pasiones, junto al tenis, fue la música, específicamente el rock. Larraín recuerda su interés por el mercado negro de entradas para recitales. En 2017, Krueger fundo la Asociación para la Investigación de la Industria Musical, una organización sin fines de lucro, para unir a académicos y profesionales de la industria. Precisamente, su último legado, tiene a la música como protagonista: “Rockonomics, un tour detrás del escenario sobre lo que la industria musical puede enseñarnos de la economía y la vida”. A publicarse en junio, el libro analiza datos y entrevistas con grandes figuras de la industria, para explicar la economía de hoy y los cambios que tendrá nuestra vida por la irrupción tecnológica.

En una entrevista en 2017, recordada por Variety, Krueger ya explicaba que él veía en la industria musical un reflejo de lo que estaba pasando en la sociedad, cada vez más segmentada entre ganadores y perdedores. “Es más difícil ganarse la vida, porque hay una erosión de la clase media”.

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Presión y salud mental

La repentina muerte de Alan Krueger ha abierto un debate sobre la presión a la que se ven sometidos los economistas de hoy. "La partida de Alan viene en un momento clave para la disciplina. Se han revelado recientemente dimensiones muy nocivas del ambiente de la academia económica. Hay una creciente conciencia de que el ambiente, algunas veces hostil y poco diverso, empeora las condiciones para hacer investigación de buena calidad", afirma Huneeus.
Sebastián Edwards, profesor en UCLA, en su columna en El Mercurio, titulada "Los economistas también lloran", ahondó en la fuerte presión a la que están expuestos los académicos a partir de la muerte de Krueger: "Es hora de que las cosas cambien", escribió.
El problema, apunta David Bravo, no se limita a los economistas. "Hoy tenemos un problema de salud mental importante que atender", afirma. El trabajo de Krueger debería inspirar a analizar más datos para "entender mejor sus causas y tomar acciones".

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