Termina la amenaza de las encuestas: aterriza Cristina y revela su juego

Dentro de pocas horas, Argentina (también el mundo que nos observa día a día) podrá procesar una información relevante para su futuro institucional. Cristina Kirchner presentará mañana su exitoso libro en la Feria del Libro, en un acto que marcará un antes y un después en la disputa electoral, ya que a juzgar por todos los preparativos que lleva adelante su equipo, será el puntapié inicial de su campaña.

Su aparición pública permitirá, tanto a la sociedad como a los inversores, determinar cuánto del silencio que mantuvo en estos meses puede ser traducido en una percepción real. Desde que las encuestas pusieron a la vista que tiene chances de competir con éxito en un ballotage con Mauricio Macri, la incertidumbre que había en el horizonte se acentuó. Para la mayoría de las empresas grandes, un regreso a las políticas que se ejecutaron en su gobierno es una pésima señal. Y por eso el efecto recurrente que disparó esta sensación fue la suba del dólar y del riesgo país. En definitiva, la gestión Cambiemos se había transformado en un rehén de la oposición, ya que su indefinición sobre qué políticas iban a continuar a mediano plazo no hacía más que potenciar un clima negativo hacia el oficialismo.

Hacer política de esta manera no fue ni será una actitud civilizada. Y demuestra lo lejos que está la clase política de ciertos comportamientos racionales. El acuerdo de diez puntos fue el antídoto que encontró la Casa Rosada para paliar esa incertidumbre. Su efectividad depende de los actores invitados a participar. Por lo menos ya cambió la agenda.

Lo que viene será relevante, mucho más de lo que ofrece una encuesta. Por empezar, Cristina debería presentar una primera definición sobre su postulación presidencial y sobre quién podría acompañarla. La foto de los 1000 invitados al lanzamiento del libro dará una pista sobre ello. Luego debería ofrecer una mirada sobre el futuro. Y para terminar, deberá dejar de lado el misterio. Ahora tendrá que actuar como una candidata terrenal, decir lo que piensa y juntar votos reales. Ni más ni menos.