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La seguridad se toma las elecciones en Francia

La EIU espera que la postura dura adoptada por Nicolas Sarkozy, candidato presidencial de Les Républicains, resuene entre los votantes.

Por: | Publicado: Lunes 25 de julio de 2016 a las 04:00 hrs.
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El ataque terrorista del 14 de julio en la ciudad francesa de Niza, que dejó al menos 84 fallecidos y más de 300 heridos, fue el tercer en el país desde enero de 2015. Tras cada uno de esos ataques el gobierno ha redoblado las medidas contra el terrorismo. Sin embargo, al parecer no son las adecuadas, a la luz de una amenaza que es cada vez más difícil de predecir.

A medida que se desploma la confianza en la capacidad del presidente François Hollande para mantener a Francia segura, los candidatos presidenciales del partido opositor de centroderecha Les Républicains atacan el historial de seguridad del gobierno y están proponiendo medidas alternativas. EIU prevé que la postura dura adoptada por el ex mandatario Nicolas Sarkozy, candidato presidencial de Les Républicains, resuene entre los votantes. El partido ultraderechista Frente Nacional también verá un alza en su popularidad, pero aún no esperamos que sea capaz de ganar la segunda vuelta, en 2017.

La seguridad nacional dominará la campaña presidencial, a medida que la agenda se aleja de la economía tambaleante y el desempleo para confrontar la amenaza terrorista.

Tras los grandes ataques perpetrados, el gobierno ha tomado medidas para demostrar que la situación está bajo control y que está impulsando las medidas necesarias para impedir nuevos atentados. Tres leyes antiterroristas se han aprobado durante la presidencia de Hollande. Se han invertido recursos extra en la policía y en la coordinación de los servicios de emergencia. Desde los ataques en París el 13 de noviembre, que dejaron 130 fallecidos, Francia ha estado en estado de emergencia, lo que permite restringir las libertades civiles para promover la seguridad. Pero estas medidas no han sido suficientes para evitar nuevos ataques.

Cae la confianza

El problema real para el gobierno es que los ataques se están haciendo más difíciles de prevenir. Los eventos de enero de 2015 tenían objetivos específicos: periodistas acusados de blasfemia y la comunidad judía. Los de noviembre fueron más amplios, apuntando a varias facetas de la vida nocturna parisina. Sin embargo, el ataque en Niza fue el más perturbador, por tres razones. Primero, se ubicó fuera de París, demostrando que todo el país es un objetivo potencial. Segundo, apuntó a familias con niños en una celebración pública. Tercero, fue el ataque de un lobo solitario, usando un “arma” accesible (un camión) y realizado por alguien desconocido para los servicios de seguridad.

A la luz de esto, el gobierno se vio forzado a admitir que no todos los ataques pueden ser evitados y que los franceses deberían prepararse para nuevos incidentes. El primer ministro, Manuel Valls, dijo que afirmar lo contrario, como muchos oponentes políticos lo han hecho, sería mentirle a los franceses. Este mensaje no fue tranquilizador. Una encuesta realizada tras el ataque en Niza, publicada la semana pasada, reveló que la confianza pública en las medidas del gobierno para combatir el terrorismo había caído a sólo 33%.

Juppé y Sarkozy arremeten

Entretanto, con una elección presidencial a menos de un año, los opositores al gobierno han roto por primera vez la unidad del establishment político. El día después del ataque, Alain Juppé, quien lidera la campaña por la elección primaria republicana, prevista para noviembre, declaró: “el fatalismo no es una política”, y argumentó que el gobierno pudo haber hecho más para evitar el ataque. Juppé, quien es visto como moderado, sabía que necesitaba actuar rápido para mostrar sus credenciales en un tema que normalmente favorece a la ultraderecha.

Sarkozy, su principal rival, ha ganado terreno en las encuestas en semanas recientes y no dudó en usar la oportunidad para consolidar su posición. El 17 de julio usó un programa de noticias en prime time para lanzar una crítica mordaz al gobierno. Declarando un estado de “guerra total”, propuso medidas antiterrorismo más duras, como un monitoreo electrónico, encarcelamiento o deportación de sospechosos de terrorismo; la creación de centros de desradicalización de militantes; y el cierre forzado de mezquitas asociadas con el Islam radical.

Dado el creciente clima de temor en Francia, es probable que este mensaje duro resuene más fuerte entre los votantes que en el pasado. La apelación a la unidad nacional ya no calma a los ciudadanos asustados. Valls llamó a la población francesa a no seguir el camino de Donald Trump, el populista candidato presidencial republicano en Estados Unidos, con políticas divisorias que apelan a los instintos básicos de la gente. Este mensaje puede resonar entre algunos de la izquierda, además de quienes rechazan la americanización de la vida francesa. Sin embargo, es probable que las promesas de evitar nuevos ataques –mucho más fáciles de hacer para quienes están en la oposición– ganen un apoyo creciente.

La agenda está ahora enraizada en el territorio del Frente Nacional. Es poco probable que esto cambie las perspectivas de la candidata Marine Le Pen en la elección –sigue siendo probable que ella gane la primera vuelta y pierda la segunda– pero podría impulsar las opciones de Sarkozy de obtener la nominación de Les Républicains.

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