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Martín Vizcarra: “Debemos demostrar que la gestión pública se puede hacer de forma honesta”

El expresidente Kuczynski es urbano, políglota y lejano. Vizcarra es provinciano y está orgulloso de ello.

Por: Economist Intelligence Unit | Publicado: Martes 22 de mayo de 2018 a las 04:00 hrs.
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Las estrechas calles de San José de Lourdes, en la frontera peruana con Ecuador, estuvieron repletas de gente el 10 de mayo por un evento excepcional. Martín Vizcarra se convirtió en el primer presidente de Perú en visitar este distrito, fundado hace casi 75 años y luego, según parece, rápidamente olvidado. “Estamos mirando a todo el país, enfocando la atención ahora mismo en áreas que han sido abandonadas por el Estado”, dijo Vizcarra. “Esta zona se ajusta a esa descripción”.

Las escuelas en San José de Lourdes carecen de ventanas y agua potable. La tasa de pobreza de cerca de 60% es casi tres veces el promedio nacional. El anterior alcalde está en prisión por corrupción.

La visita de Vizcarra es parte de un frenético programa de viajes que comenzó después de su inesperada asunción a la presidencia en marzo. El mandatario se traslada a provincias al menos una vez a la semana. En Lima aparece sin previo aviso en escuelas y hospitales. Parte del propósito es demostrar que no se parece en nada a su predecesor, Pedro Pablo Kuczynski, quien renunció para evitar un juicio político debido a un escándalo de conflicto de interés. El expresidente es urbano, políglota y lejano. Vizcarra, un ingeniero de formación, es “provinciano y está orgulloso de ello”, dice John Youle, un consultor en Lima.

El nuevo presidente tiene dos prioridades. La primera es restaurar la fe de los peruanos en el gobierno y la democracia, que se vio debilitada por el escándalo de Kuczynski y por acusaciones o cargos contra otros cuatro presidentes. “Necesitamos reconstruir la confianza demostrando que la gestión pública se puede hacer de forma transparente y honesta”, opina Vizcarra.

Su segundo objetivo es impulsar el crecimiento, que avanza demasiado lento para continuar el progreso reciente que Perú ha logrado en reducción de la pobreza. En 2017, el crecimiento se desaceleró a 2,5%, desde 3,9% el año anterior y la tasa de pobreza aumentó. El gobierno recortó su pronóstico de expansión este año de 4% a 3,6%. Con más inversión pública y privada, “ampliaremos la economía, crearemos empleos y lucharemos contra la pobreza”, promete.

Aunque está interesado en demostrar que comprende los problemas de las personas, no les ofrece soluciones rápidas y sencillas. En San José de Lourdes a los alumnos que presionaron por recibir computadores en su escuela les aconsejó paciencia. “Antes de que podamos pensar en los computadores, tenemos que proporcionar agua, electricidad [y] baños”, les dijo.

Férrea oposición

Al parecer su mensaje está siendo entendido. “Es agradable escuchar a un político hablando de cosas reales y no sólo haciendo promesas”, dice Jenny Tello, una maestra. “Será un gran cambio si él gobierna así”.

Eso no será fácil. El partido más grande en el Congreso es Fuerza Popular, liderado por Keiko Fujimori, la hija del expresidente Alberto Fujimori, encarcelado por crímenes contra los derechos humanos. Su implacable oposición a Kuczynski ayudó a derrocarlo. El nuevo presidente debe llevarse mejor con ella.

Algunos simpatizantes temen que Vizcarra, un microadministrador con poca experiencia nacional, se vea obstaculizado por la intención de los fujimoristas de impedir las reformas institucionales que espera realizar. “Vamos a hablar con todos los partidos y líderes para mostrarles a los peruanos que el país está antes que nosotros”, dice.

El gobierno solicitó al Congreso poderes para decretos en seis áreas, incluidos impuestos, reforma política, infraestructura y corrupción. Una propuesta es publicar los registros bancarios y fiscales de cualquier candidato a un cargo público.

Una nueva “oficina de integridad pública” a cargo del primer ministro César Villanueva supervisará las políticas anticorrupción. Para contrarrestar la desaceleración, Vizcarra espera desbloquear US$ 10 mil millones de inversión privada, gran parte de ella en proyectos mineros estancados por agricultores y grupos ecologistas. “Perú es un país minero, pero tenemos que hacer las cosas de manera diferente”, dice. Eso significa crear “consenso sobre ventajas y beneficios” de los proyectos.

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