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Noreste de China: la región que no logra despegar

Mientras el país se prepara para entrar a la OMC, la zona lleva quince años estancada, debido al poco compromiso de autoridades y a las políticas mal diseñadas.

Por: | Publicado: Viernes 9 de febrero de 2018 a las 04:00 hrs.
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Este año marca el aniversario número quince del plan del gobierno chino para revitalizar la región noreste del país, que ha sido un fracaso notable. La zona todavía está luchando económicamente con los mismos temas que cuando el plan fue lanzado, mientras que otras partes del país han prosperado.

El objetivo para la revitalización del noreste –que cubre tres cuartos de las provincias de Lianing, Jilin y Heilongjiang, además de las prefecturas de Mongolia Interior que bordean noreste- fue puesto en octubre de 2003.

La región se vio desproporcionalmente afectada por las reformas de liberalización que preparaban al país para la entrada a la Organización Mundial del Comercio (OMC), con reestructuración de las empresas estatales locales (SOE, su sigla en inglés), que aumentó el desempleo e inestabilidad social.

Esta política se ha mantenido desde entonces, lo que sugiere que el objetivo de la “revitalización” sigue sin cumplirse. Los desafíos de la zona incluyen los problemas institucionales, excesiva dependencia de la economía estatal, una estructura industrial obsoleta y fuertes obligaciones de seguridad social. Las políticas para abordar estos temas fueron mal diseñadas y contaban con poco compromiso del gobierno central.

Lenta reforma de las SOE

El noreste ha reducido el tamaño de su economía estatal. La producción industrial de las SOE como proporción de la producción total bajó a 37% en 2011 desde 74% en 1998. Sin embargo, las mejoras en la productividad entre las empresas estatales restantes no han sido evidentes. Los sectores que pudieron haber sido privatizados fácilmente, como la fabricación de acero o de equipos, no lo fueron, dando lugar a prominentes problemas corporativos.

Con eso, se ha dañado la confianza empresarial más amplia, con el respaldo de las SOE que actúan para limitar las oportunidades para el sector privado. También ha habido menos apoyo de política industrial para la región de lo que podría haberse esperado en la agenda de revitalización.

En la actualidad, la industria del noreste todavía se encuentra en el extremo inferior de la cadena de valor. Aunque la fabricación ha reemplazado en gran medida a la minería, la construcción y la generación de electricidad durante la última década, la producción del sector secundario sigue siendo liderada por industrias como el procesamiento del petróleo, los productos de metales no ferrosos y el procesamiento de alimentos.

El noreste también ha sido víctima en cierta medida de su propia riqueza de recursos. Sus tierras de cultivo, petróleo, madera y metales han sido importantes para impulsar el desarrollo general de China.

Sin embargo, esto también lo hizo más vulnerable a los dictados de planificación central y las transferencias de recursos a otras regiones. Todavía se requiere que el noreste produzca una cuota de cereales cada año, lo que significa que se debe dedicar suficiente mano de obra a la tarea.

Sus recursos más valiosos también suelen estar controlados por empresas de propiedad estatal administradas centralmente. La mayoría de los impuestos pagados por las SOE centrales son recaudados por el gobierno central, en lugar de las administraciones locales. A pesar de esto, las transferencias fiscales del gobierno central al noreste se han mantenido prácticamente sin cambios en la última década.

Debate nacional

Las políticas de revitalización tampoco han abordado, hasta hace poco, el probablemente mayor desafío al que se enfrenta el noreste: su entorno comercial deficiente. La burocracia y el dominio de las SOE han sido los principales obstáculos para atraer inversiones privadas de fuentes externas, y el éxito empresarial se basa más en la construcción de relaciones que en la productividad.

La economía del noreste se ha convertido en un tema de debate nacional. En agosto de 2017, el execonomista jefe del Banco Mundial y ahora académico de la Universidad de Beijing, Justin Lin, publicó un extenso informe sobre la provincia de Jilin, ofreciendo varias prescripciones de política: intentar atraer a las industrias manufactureras livianas de mano de obra intensiva, como la producción de textiles y productos electrónicos, lejos del sur de China, donde los costos están aumentando rápidamente.

No parece haber habido una respuesta en la dirección defendida por el Lin. En realidad, el noreste carece de polos industriales e infraestructura de transporte para competir con el sur de China en términos de precios y distribución.

Una vía más prometedora para la región podría incluir el desarrollo de industrias con ahorro de mano de obra y tecnológicamente intensas, como la fabricación automatizada, la tecnología de la información y las comunicaciones y el software. Otra fortaleza competitiva potencial para la región se encuentra en los deportes de invierno y el turismo, dado el clima y la topografía local.

Lo que realmente se necesita en la región son cambios institucionales y de gobernanza que ayuden a mejorar el entorno empresarial local. La campaña anticorrupción ha tenido un gran impacto, especialmente en Liaoning, el centro económico de la región. Sin embargo, todavía falta un impulso similar en términos de mejorar la transparencia gubernamental y los niveles de responsabilidad de los funcionarios locales. Hasta que se implementen estas reformas, los inversionistas privados se mostrarán reacios a llegar al noreste

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