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A Janet Yellen le preocupa el devenir financiero de EEUU y las críticas de Donald Trump

La economista también habla de sus años a la cabeza del banco central de EEUU y del sexismo aún reinante en su profesión.

Por: Sam Fleming | Publicado: Lunes 29 de octubre de 2018 a las 04:00 hrs.
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A la mitad del almuerzo, Janet Yellen me interrumpe. “Esta es tu entrevista”, dice, amablemente, “pero hay un área en la que me gustaría entrar”. Le cedo la agenda y la economista de 72 años comienza a diseccionar lo que ve como tendencias preocupantes en el sector financiero de Estados Unidos. Puede ser de voz suave y modales retraídos, pero Yellen, recuerdo, está siempre en control.

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Sus tres años como la persona más poderosa de las finanzas globales, que concluyó en febrero, deja esa impresión. Astuta y táctica, con un sentido del humor seco, Yellen probó ser una presidenta eficiente de la Reserva Federal de EEUU, al conducir a un grupo de banqueros vociferantes hacia la salida de la política monetaria ultralaxa de la crisis.

Ha pasado un año desde que Donald Trump rechazó la postulación de Yellen a un segundo período, lo que desencantó a muchos en la entidad. Tras su salida, la relación entre el presidente y el banco se ha tensado con las críticas de Trump a las alzas de tasas de Jerome Powell.

“Creo que él tiene el poder de golpear la confianza en la institución”, dice sobre los ataques verbales del mandatario. El peligro, argumenta, no es sólo para la Fed, sino que se extiende a otras instituciones incluyendo el FBI y los medios. Los ataques están “carcomiendo la legitimidad y estatus de instituciones en las que la opinión pública tradicionalmente confía. Creo que eso, al final, afecta la estabilidad social y económica”.

A la cabeza de la Fed

Yellen, casada con el economista ganador del Nobel Goerge Akerlof y hoy colaboradora de Brookings Institution, reconoce que sus años frente a la Fed fueron más tranquilos que los de su predecesor, Ben Bernanke, quien tuvo que lidiar con la crisis financiera de 2007-2009 y la desastrosa recesión que le siguió.

Pero no fue “demasiado fácil”, dice. El principal desafío fue reconocer que la economía seguía siendo frágil cuando llegó al cargo en 2014 y que había poco espacio para estimular el crecimiento si la recuperación se iba al suelo. “Un error de comunicación probablemente no hubiera tenido un efecto gigantesco, pero un tropiezo en política monetaria podría haberlo tenido”, señala.

Su estilo colegial contrastó con el de Alan Greenspan, bajo quien trabajó las décadas de los ‘90 y 2000. “La gente en la mesa sólo le decía ‘sí, señor. Yo apoyo su propuesta’”, recuerda. “Y no había discusión sobre las políticas”. Ella, en cambio, tuvo éxito en equilibrar las visiones contrapuestas y lograr lo que quería. Una táctica, dice, fue agregar frases a los comunicados de la Fed para incluir las preocupaciones de los disidentes. Pero añade: “Nunca sentí que tenía que hacer algo por presión de otros”.

Tengo curiosidad sobre el devenir de su relación con Trump. Ella admite que buscaba tuits presidenciales tras subir las tasas, pero él nunca intentó influir en sus decisiones, públicamente ni tras bambalinas. No tiene dudas de que él quería a su propio designado en la presidencia y el proceso se condujo “bajo la presunción de que remplazarían a Yellen”, señala.

Powell, en quien ella tiene confianza, ha seguido la línea de las alzas graduales y Trump lo ha criticado. Le pregunto por qué le preocupa. “Si la opinión pública pierde la confianza en la Fed, eso podría reflejarse en acciones legislativas (...) Desautorizar completamente a estas instituciones que son activos para EEUU y el planeta es preocupante”.

La primera mujer

Que Trump no la haya redesignado fue una derrota para las mujeres en una profesión dominada por hombres, pero ella dice que no oyó nada que le sugiriera que fue, en parte, por sexismo. Pero agrega que hay hombres en el área que son “extremadamente agresivos y hostiles hacia las mujeres”, lo que incluye la destrucción de trabajos femeninos en seminarios, que puede remecer su confianza.

La propia Fed tiene una presión creciente para impulsar la participación de minorías y mujeres, y ella comenta “que no hay una gran cantidad de ellas en el campo”.

Cuando nos separamos, Yellen se va de vuelta a Brookings a pie, en contraste con los autos negros que la movían hasta hace pocos meses. Trump puede haberle quitado los privilegios del cargo, pero claramente ella no pretende desaparecer en silencio.

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