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Blatter sobrevivirá, pero el escándalo en la FIFA todavía no ha terminado

Los funcionarios de la FIFA podrían no ser tan descuidados nuevamente como para canalizar sobornos a través de bancos estadounidenses.

Por: Simon Kuper | Publicado: Jueves 28 de mayo de 2015 a las 04:00 hrs.
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Las escenas en Zúrich parecen una revolución, semejantes a la esperada caída de un régimen odiado. La policía suiza –actuando como garante de Estados Unidos- realizó una redada al amanecer en un hotel cinco estrellas. Cinco funcionarios de la FIFA, tapados con sábanas blancas, fueron conducidos a un interrogatorio. La policía incautó datos electrónicos y documentos de las oficinas de la FIFA. La corrupta autoridad global del fútbol parecía tomada por sorpresa. Ayer su cuenta de Twitter, FIFA.com, se mantuvo muda.

Joseph Blatter, el eterno presidente de la FIFA, no ha enfrentado nunca una amenaza tan grande como esta. Sin embargo, su régimen podría sobrevivir. Es demasiado optimista esperar que una nueva y renovada FIFA emerja de las ruinas, o pensar que las Copas Mundiales de 2018 y 2022 les serán arrebatadas a Rusia y Qatar si se puede demostrar que pagaron sobornos. El maquiavélico Blatter es capaz de sortear este escándalo.

Los optimistas buscan semejanzas entre este asalto a la FIFA liderado por EEUU y el asalto de EEUU al Comité Olímpico Internacional que provocó una purga en 2000. En ese entonces, después de que se rebelara que Salt Lake City había sobornado a funcionarios olímpicos para ser sede de los juegos de invierno en 2002, el FBI inició una investigación al COI y el Congreso sostuvo audiencias. El COI, aterrorizado por la posibilidad de perder sus auspiciadores, se reformó.

Ahora la nueva fiscal general de EEUU, Loretta Lynch, está en el rol de reformista. Su impulso le acomoda a la administración Obama. Incapaz de conseguir la aprobación de muchas leyes en el Congreso, ahora busca hacer lo que pueda sin el Congreso: abrirse a Cuba, reformar a la policía estadounidense, presionar a la FIFA. El espectáculo de policías estadounidenses encarando a "extranjeros en busca de sobornos" fue popular durante el asunto del COI y debería serlo nuevamente, dice Roger Pielke Jr., cientista político de la University de Colorado.

Pero EEUU tiene menos poder sobre la FIFA que sobre el COI. En 2000, las cadenas televisivas y auspiciadores estadounidenses eran responsables de la mayor parte de los ingresos del COI. En contraste, la FIFA tiene fuentes de ingresos en todo el mundo. En el futuro, la FIFA será cautelosa con EEUU. Los funcionarios de la FIFA podrían no ser tan descuidados nuevamente como para canalizar sobornos a través de bancos estadounidenses. Blatter, quien no ha visitado EEUU en cuatro años, podría seguir alejado. Pero es bienvenido en casi todo el resto del mundo.

El escándalo podría expandirse hasta alcanzarlo. EEUU ha imputado a nueve funcionarios de la FIFA y cinco ejecutivos deportivos. "El punto es quién de ellos se convertirá en testigo del Estado. La propuesta podría ser. 'danos a un pez grande de la FIFA y te daremos un acuerdo mejor'. Los dominó aún no terminan de caer", dijo Pielke.

Una lucha interna podría estallar en la FIFA. Jens Sejer Andersen del grupo deportivo danés Play the Game afirma que "la amenaza más inminente a la FIFA es que se desmorone".

Más aún, el parlamento suizo está debatiendo un proyecto de ley que convertiría la corrupción privada en delito criminal. Entonces Suiza podría transformarse en un hogar menos cómodo para la FIFA.

Sin embargo, Blatter podría seguir navegando. Sigue siendo popular entre las 209 asociaciones nacionales de fútbol. Podría hacer que la elección de mañana para presidente de la FIFA siga adelante, confiado en que las asociaciones le otorgarán un quinto período. Entonces podría seguir bloqueando las reformas. Y la FIFA tiene poca necesidad de ser corrupta. Sus ingresos de 2011 a 2014 fueron de US$ 5.700 millones, con gastos muy menores. Puede de forma perfectamente legal sentarse en sus fondos, pagar a sus ejecutivos altos salarios sin revelar y entregar "bonos" ocasionales a asociaciones de fútbol nacionales para mantenerlas fieles. "Mientras tenga un voto por asociación, será una organización de padrinazgo", dice Pielke.

Muchos operadores poderosos dentro del fútbol no tienen apetito por reformas. Vladimir Putin, el presidente ruso, y el jeque Ahmad de Kuwait, miembro del comité ejecutivo sucedería algún día a Blatter, son figuras muy poderosas dentro del deporte, y ninguna es devota de la transparencia. Los países occidentales que quieren cambios son sólo un bloque dentro de la FIFA. Los auspiciadores y las cadenas televisivas occidentales nunca han presionado mucho por reformas, quizás temerosos de perder su lugar en la mesa.
El sueño personal de Blatter de ganar un Premio Nobel –por unir al mundo a través del fútbol- parece ahora lejano. Pero él es un sobreviviente experimentado.

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