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Colombia es la excepción en medio del débil desempeño de las economías latinoamericanas

Los créditos de consumo y las ventas minoristas han crecido a tasas de dos dígitos en meses recientes. La inflación está en un manejable 4%, y la inversión extranjera directa está en auge.

Por: Gideon Long | Publicado: Viernes 8 de noviembre de 2019 a las 04:00 hrs.
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Bogotá

Cuando el Fondo Monetario Internacional examinó a Latinoamérica el mes pasado, decidió que necesitaba ser mucho menos optimista sobre los pronósticos de crecimiento para todas las grandes economías de la región, menos una.

Colombia, dijo el Fondo, estaba todavía en camino a crecer 3,4% en 2019, fácilmente la cifra más alta de las mayores seis economías de la región. Y mientras el FMI aplicó grandes recortes a los pronósticos de Brasil a México para 2020, sólo redujo la estimación para Colombia en un décimo de punto porcentual a 3,6%, que aún sería la mejor tasa de crecimiento del país desde 2014.

El diagnóstico relativamente optimista enfatiza que mientras otras economías latinoamericanas han sucumbido a protestas populares, las consecuencias de la guerra comercial entre Estados Unidos y China y la turbulencia política, Colombia se ha mantenido notablemente resiliente, impulsada principalmente por la demanda doméstica.

Los créditos de consumo y las ventas minoristas han crecido a tasas de dos dígitos en meses recientes. La inflación está en un manejable 4%, y la inversión extranjera directa está en auge, a pesar de que lo que está impulsando exactamente esta confianza de los consumidores y empresas está abierto al debate.

“Es un misterio único en América Latina, pero es un buen misterio”, dijo Ernesto Revilla, economista jefe para América Latina de Citibank. “El crecimiento se ve bueno -y excepcional en comparación con el resto de la región- la inflación está bien, las tasas de interés están bien, e incluso la reforma tributaria del año pasado, aunque no fue tan exitosa como nos habría gustado, fue un paso en la dirección correcta”.

Dividendo de paz

Algunos economistas dicen que Colombia está finalmente obteniendo un dividendo de paz tras la firma del histórico acuerdo entre el gobierno y las guerrillas marxistas de las FARC en 2016.

Los turistas están llegando al país en grandes números, y los inversionistas extranjeros parecen dispuestos a apostar por el país, aun cuando la paz se mantiene frágil. La semana pasada el presidente Iván Duque desplegó 2.500 tropas al suroeste del país para combatir un aumento alarmante de la violencia, de la que se culpa a exmiembros de las FARC que se negaron a firmar los acuerdos de paz.

Otros apuntan a los resultados de la elección del año pasado como un catalizador del optimismo. “En los meses previos a la elección había un temor real de que ganara la extrema izquierda. Las personas congelaron sus planes de inversión”, dijo un empresario local a Financial Times. “Una vez que ese miedo desapareció, las compañías comenzaron a reactivar sus planes, y eso todavía se siente en la economía”.

Juan Pablo Espinosa, economista de Bancolombia en Bogotá, dijo que los colombianos también se estaban beneficiando de mayores remesas, que según él están en un récord histórico medidas en pesos, y de un mejor acceso al crédito a medida que los bancos se acercan a la creciente clase media.

“Eso le está permitiendo a las familias comprar bienes durables que antes estaban fuera de su alcance”, dijo, agregando que Bancolombia esperaba que esa racha compradora se extendiera hasta 2020.

Anuncios de inversión

El optimismo se hizo evidente en una cumbre de inversión en Bogotá la semana pasada, en la que el gobierno anunció nuevas inversiones extranjeras por más de US$ 1.000 millones. La firma de construcción británica John Laing Group reveló su primera incursión en Latinoamérica, comprando una participación de 30% en un proyecto de construcción de carreteras en el noroeste del país, mientras que la peruana Camposol dijo que inyectaría US$ 150 millones en la producción de palta. En la víspera de la cumbre, un consorcio chino firmó un contrato por US$ 4.300 millones para construir la primera línea del metro de Bogotá.

El desempeño económico es aún más destacable ya que Colombia se ha llevado la peor parte de la crisis migrante venezolana. Cerca de 1,4 millón de venezolanos han cruzado la frontera en años recientes, colocando presión sobre los servicios públicos.

El frágil proceso de paz tampoco es el único problema político. El gobierno de Duque sufrió reveses en las elecciones locales del mes pasado, y la aprobación del mandatario está estancada por debajo de 40%. El mes pasado, la corte constitucional falló que su reforma tributaria, que pasó por el Congreso rápidamente hace un año, es inválida y tendrá que ser reingresada antes de fin de año. El miércoles, su ministro de Defensa renunció después de que se supo que las fuerzas armadas mataron a al menos ocho niños en un bombardeo a un campamento de la guerrilla y luego encubrieron el incidente.

Los economistas tienen algunas preocupaciones. La primera es la debilidad del peso, que se depreció 8% frente al dólar en el tercer trimestre y ha tenido una trayectoria a la baja todo el año. La segunda es el actual déficit de cuenta corriente que, en más de 4%, es más alta que cualquiera de las otras grandes economías latinoamericanas.

El gobierno insiste en que el déficit está totalmente financiado por una inversión extranjera directa robusta, que subió 24% en el primer semestre, pero no todos están convencidos.

Lo que preocupa es el déficit de cuenta corriente, dijo Revilla. “Si un país tiene un déficit creciente sugiere que hay falta de ahorros domésticos”.

Otros cuestionan cuánto podría durar el auge del gasto de los consumidores, en especial si el desempleo está subiendo y el crecimiento de los salarios está débil.

“Creemos que probablemente se desacelerará en los próximos trimestres”, dijo Quinn Markwith, economista para Latinoamérica de Capital Economics. Pero por ahora, Colombia sigue creciendo a tasas de 3% o más cada trimestre.

“Aun cuando Latinoamérica sigue quedándose atrás en muchas áreas, hay algunos puntos positivos”, dijo José Manuel Restrepo, el ministro de Comercio, Industria y Turismo, en la cumbre de inversiones de la semana pasada. “Uno de esos puntos positivos es Colombia”.

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