FT Español

Cómo hacer frente a los disparates comerciales de EEUU

El sistema comercial ha sido la base de la prosperidad después de la Segunda Guerra Mundial. Este período ha sido el más próspero de la humanidad en toda su historia.

Por: Martin Wolf, Financial Times | Publicado: Jueves 20 de abril de 2017 a las 04:00 hrs.
  • T+
  • T-

Compartir

¿Cómo deben responder los socios comerciales cuando las autoridades de Estados Unidos hablan cosas sin sentido? Esa es la situación en que se encuentran ahora los europeos, japoneses y surcoreanos. Las palabras de Wilbur Ross, secretario del Comercio de EEUU y el hombre en el que más confía Donald Trump en política comercial, muestran que se puede ser multimillonario y aún así no entender cómo funciona la economía, tanto como se puede ser atleta y no entender la fisiología.

Objetando las advertencias contra el proteccionismo de la directora gerente del Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde, Ross dijo a Financial Times que “somos la economía menos proteccionista entre las mayores. Somos mucho menos proteccionistas que Europa. Somos mucho menos proteccionistas que Japón. Somos mucho menos proteccionistas que China”.

Añadió: “También hemos tenido déficits comerciales con todas esas regiones. Ellos hablan de libre comercio, pero en realidad lo que practican es proteccionismo. Y cada vez que hacemos algo para defendernos, incluso contra las obligaciones injustificadas que ellos tienen, llaman a eso proteccionismo. Es basura”.

Basura es lo que dice Ross. Un déficit comercial no es prueba de que un país está abierto al comercio. Es prueba de que está gastando más de lo que recibe o invirtiendo más de lo que ahorra. Eso no es sólo un punto teórico. Evidencia sólida lo respalda.

La Fundación Heritage, ni más ni menos, entrega un Índice de Libertad Económica anual, que incluye “libertad comercial”. El think tank, que se enorgullece de tener influencia en la administración Trump, calcula esta última sobre los aranceles comerciales y obstáculos no arancelarios. EEUU, muestra, está lejos de tener las políticas más liberales.

Estas medidas de libertad comercial pueden combinarse con datos de balances de cuenta corriente, ajustados por el tamaño de las economías. (En base a ello, el déficit de EEUU estaba en el lugar 98 de 177 países). Como predice la teoría, no existe una relación significativa entre la libertad comercial y los déficits. Si es que existe, va en la dirección contraria: hay una tendencia débil de los comerciantes liberales a tener mayores superávits.

La idea de que la protección reducirá los déficit comerciales tiene sentido intuitivamente. Sin embargo, está equivocada, porque la economía no se compone de mercados aislados: todo está relacionado con todo lo demás. Los impuestos a las importaciones también son impuestos a las exportaciones. Si se impone protección contra las importaciones, se saca recursos de la producción para las exportaciones. En otras palabras, las exportaciones son sólo una manera de suministrar las importaciones. Si un país importa menos, por protegerse, los incentivos para producir exportaciones, si se mantienen los demás factores, caerán también. El mecanismo a través del que probablemente pasará esto, en el caso de EEUU, será un alza en el dólar a medida que la demanda de importaciones cae. Así, la protección reduce el ratio entre el comercio y el Producto Interno Bruto (haciendo a las economías más cerradas), no los déficit comerciales.

Ahora comparemos los índices de ahorros de economías de altos ingresos con sus balances de cuenta corriente (nuevamente en relación al PIB). Como es de esperar, las diferencias en las tasas nacionales de ahorro son predictores poderosos de los balances de cuenta corriente. Si miramos sólo a los países de altos ingresos, encontramos que EEUU no es excepcional de modo alguno. Es un país de ahorros relativamente bajos que, en gran parte debido a ello, ha tenido persistentemente un déficit de cuenta corriente.

Esto ha permitido a EEUU invertir más de lo que ahorra. Si desea reducir sus déficit externos, debe o reducir la inversión (evidentemente una mala idea) o aumentar los ahorros. Si desea hacer esto último, el primer paso obvio sería no recortar los impuestos, como planea, sino que aumentarlos.

La incomprensión de Ross de la economía del comercio está lejos de ser disparates inocuos. Las políticas fiscales de la administración parecen ir en paso firme a aumentar el déficit externo de EEUU, por lo cual se culpará a los extranjeros. Sus políticas comerciales no lograrán reducir los déficits comerciales de EEUU, por lo cual también serán culpados los extranjeros. EEUU propondrá el objetivo absurdo de equilibrio comercial bilateral en un mundo en el que comercio mismo es multilateral. Esto también fallará, y por ello también se culpará a los extranjeros. Con todo, la administración podría demoler el sistema de comercio abierto simplemente porque no tiene idea.

El sistema comercial ha sido la base de la prosperidad después de la Segunda Guerra Mundial. Este período ha sido el más próspero de la humanidad en toda su historia. Una excelente publicación reciente del FMI, el Banco Mundial y la Organización Mundial del Comercio pone en perspectiva tanto lo que está en juego como lo que debe hacerse para repartir las ganancias del comercio más ampliamente.

En particular, demuestra que crear una red de seguridad para trabajadores y comunidades afectados, en conjunto con políticas que respalden la adaptación al cambio, es efectivo. Eso es precisamente lo que los republicanos pretenden debilitar. En efecto, eso hace que el proteccionismo sea la única política ofrecida para quienes están negativamente afectados por los cambios económicos, entre ellos las importaciones.

Lo estremecedor sobre la agenda comercial de la administración es que logra ser al mismo tiempo irrelevante y dañina. Una agenda relevante se enfocaría en los desequilibrios de ahorro e inversión en toda la economía mundial. Una agenda beneficiosa se enfocaría en combinar los ajustes necesarios al cambio económico, del cual el comercio es una parte relativamente pequeña, con una participación más amplia en las ganancias y asistencia con los ajustes. También reconocería que el comercio ha sido uno de los motores del dinamismo económico. Lo más preocupante sobre el comercio ha sido la desaceleración en su crecimiento. Ello, sugiere el Banco Mundial, podría ser una de las razones de la desaceleración de la productividad.

Así, ¿cómo deben responder los socios comerciales a las exigencias de EEUU? Necesitan aceptar la relevancia de los desequilibrios macroeconómicos. Necesitan hacer concesiones que aumenten el comercio, sin dañar la economía global. Necesitan defender la liberalización multilateral. Necesitan hacer lo que puedan para proteger el principio de que las reglas comerciales atan tanto a los débiles como a los fuertes. Sobre todo, necesitan ser pacientes. EEUU no debería estar gobernado para siempre por quienes tienen tan poca comprensión de lo que está en juego.

Lo más leído