FT Español

Cómo perdimos a EEUU a manos de la avaricia y envidia

El presidente Donald Trump se muestra hostil frente a los valores fundamentales que el país solía representar.

Por: Martin Wolf, Financial Times | Publicado: Miércoles 18 de julio de 2018 a las 04:00 hrs.
  • T+
  • T-

Compartir

¿Quién perdió China? Este lamento aumentó en EEUU luego de la victoria de Mao Zedong en la guerra civil china en 1949. Era una pregunta extraña. ¿Cuándo Estados Unidos poseyó China? Extraño o no, este lamento ayudó a los republicanos a ganar el poder en 1952. Promovió el ascenso de Joseph McCarthy, cuyas políticas tenían similitudes con las de Donald Trump, sobre todo en la acusación de que los traidores abundan en el gobierno de EEUU. En el caso del senador, el blanco fue el Departamento de Estado; para Trump, es el FBI. La pregunta hoy día es: ¿Quién perdió EEUU? Y ¿está perdida para siempre?

Imagen foto_00000002

Nadie por supuesto posee Estados Unidos, aparte de los estadounidenses. Además, para los occidentales y muchos otros, EEUU representa algo tan atractivo que pareció ser “nuestro”: el garante no sólo de su propia libertad y prosperidad, sino (para) cientos de millones de otros. Mi padre, un refugiado austríaco en el Reino Unido en la pre Segunda Guerra Mundial, no tuvo dudas. EEUU era el bastión de la democracia. Había salvado Europa de caer en un régimen nazi o en una dictadura comunista. Como periodista y documentalista, sabía acerca de sus errores. Pero EEUU no era cualquier gran potencia. Personificaba las causas de la democracia, libertad y el Estado de Derecho. Esto lo hizo ferozmente pro americano. Yo heredé esta actitud.

En el mundo post Guerra Mundial, la política de EEUU tenía cuatro características interesantes: tenía valores fundamentales atractivos, era leal con los aliados con que compartía esos valores, creía en mercados abiertos y competitivos, y apoyaba a esos mercados con reglas institucionales. Este sistema fue siempre incompleto e imperfecto. Pero era un enfoque altamente original y atractivo para la ocupación de administrar el mundo. Para aquellos que creen que la humanidad debe trascender sus insignificantes diferencias, estos principios fueron un comienzo.

Pero hoy el presidente de EEUU parece hostil para los valores estadounidenses fundamentales de la democracia, libertad y Estado de Derecho; no siente lealtad por los aliados; rechaza los mercados abiertos y desprecia las instituciones internacionales. Él cree que el poder entrega derecho. Él cree que el presidente chino, Xi Jinping, y el presidente ruso, Vladimir Putin, tienen ese poder. Los admira. La canciller alemana, Angela Merkel, y la primera ministra británica, Theresa May, son mujeres decentes tratando de liderar democracias. Él abusa de ellas.

Falla política

Entonces, ¿por qué está Donald Trump en el poder? La respuesta yace en una falla política que Estados Unidos podría ser incapaz de superar. El ascenso al poder de Trump es parcialmente un accidente, pero no sólo un accidente.

El ascenso de China y el impacto no anticipado de la globalización ha afectado profundamente la imagen que tiene Estados Unidos de sí mismo y su rol global. Una ansiedad que se esparce de izquierda a derecha ha reemplazado la arrogante euforia post Guerra Fría del “momento unipolar”. EEUU ya no se ve a sí mismo como tan dominante y el mundo ya no lo ve como tan amigable. Trump es un honesto proteccionista. Pero Hillary no era una defensora del libre comercio. La visión de Donald Trump de que a Estados Unidos lo han embaucado es ampliamente compartida. En un país que ha sucumbido a ideas proteccionistas, no es sorpresivo que el proteccionista ganara. De nuevo, una vez que la ansiedad sobre China llegó, un nacionalista era la decisión natural.

Aunque algo aún más importante está ocurriendo. Lo llamativo de la economía estadounidense es que, a pesar de sus únicas virtudes, recientemente ha hecho tanto daño a la mayoría de su gente. La distribución del ingreso es excepcionalmente desigual. La tasa de participación de la fuerza laboral de adultos jóvenes se encuentra excepcionalmente baja. Los ingresos disponibles promedio de los hogares son los mismos que hace dos décadas atrás, mientras el promedio de ingresos es mucho más alto. Excepcionalmente, las tasas de mortalidad de adultos (no hispánicos) de mediana edad han aumentado en EEUU desde los 2000.

Trump ama tuitear su impacto tras todas las notorias atrocidades terroristas en Europa. Pero, en 2016, sólo en EEUU hubo cinco mil asesinatos, una tasa de 1 de 100.000 personas (incluyendo ataques terroristas). Hubo 17.250 asesinatos en EEUU, una cifra cinco veces mayor. Trump podría empezar a preocuparse de eso.

Las medidas

El estado de pobreza de tantos estadounidenses es en parte producto de políticas plutocráticas: una incesante y sistemática devoción a los intereses de los más ricos. Como he discutido antes, una política de bajos impuestos, bajo gasto social y alta desigualdad es sustentable en una democracia participativa sólo con una mezcla de propaganda a favor de la economía “del chorreo”, dividiendo a los menos favorecidos de una línea cultural o racial, manipulando despiadadamente y suprimiendo a votantes legales. Todo esto ha sucedido, de hecho.

Estas son las políticas de un “pluto-populismo” o de la “avaricia e injusticia”. Han sido impresionantemente exitosas en hacer a los republicanos atractivos para muchos de la clase blanca trabajadora. Las preferencias estructurales en votos son tan notables. En las tres elecciones pasadas de la Cámara Baja, les costó 20% más votantes a los demócratas que a los republicanos para ganar un asiento, en promedio. Los republicanos también han ganado la presidencia en dos ocasiones en las últimas dos décadas a pesar de perder el voto popular.

Donald Trump es el resultado lógico de una política que sirve a los intereses de la plutocracia. Les da a los ricos lo que ellos desean, mientras ofrece el nacionalismo y proteccionismo requerido por las bases republicanas. Es una combinación brillante –aunque no prevista-, personificada en una personalidad carismática que ofrece le validez a sus partidarios más apasionados. ¿El proteccionismo de Trump le hará algún bien a sus bases? No. Pero en sus ojos, al menos, él es el real líder.

¿Quién perdió a nuestro EEUU? La élite estadounidense, especialmente la élite republicana. Trump es el precio de recortarles impuestos de los millonarios. Quien siembra vientos cosecha tempestades. ¿Deberíamos esperar que vuelva el antiguo EEUU? No, hasta que alguien encuentre una manera más políticamente exitosa de satisfacer las necesidades y ansiedades de la gente común.

Lo más leído