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De juguetera en quiebra a valer US$ 40.000 millones en Hong Kong

Empresas que cambian de nombre y de modelo de la noche a la mañana se disparan en bolsa.

Por: M. Johnson / L. Hornby / C. O'Murchur | Publicado: Lunes 3 de agosto de 2015 a las 04:00 hrs.
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Hace seis años, ni el inversionista extranjero más hambriento por entrar en la economía en expansión china habría prestado atención a la acción que transaba bajo el ticker "566" en la bolsa de valores de Hong Kong.

El ticker correspondía a un fabricante de juguetes de plástico que sólo acumulaba pérdidas. Pero en 2012, "566" se transformó. Eliminó los juguetes, dio la bienvenida a los paneles de energía solar y empezó a cerrar llamativos acuerdos con un empresario chino poco conocido, Li Hejun y su compañía, Hanergy Group. La antes ignorada acción 566 se transformó en una de las compañías de mayor valor del mercado de Hong Kong,


US$ 40.000 millones, convirtiendo a Li en multimillonario.


Hoy, sus acciones están suspendidas y permanecerán así hasta que el regulador pruebe su modelo de negocio. Li, que perdió más de la mitad de su fortuna en una hora cuando las acciones de HTF se desplomaron en mayo, se ha convertido en un símbolo de la brutal salida de las acciones chinas que ha estremecido al mercado global. Pero también arroja luz sobre las oscuras esquinas del mercado de Hong Kong, donde cientos de pequeñas empresas cambian silenciosamente de nombre y modelo de negocio durante la noche y ven sus acciones subir y bajar en silencio. Para los empresarios de la china continental que han necesitado vías de invertir, o de esconder sus ganancias, Hong Kong ha sido una ruta no sólo para su riqueza, sino para llevar el capital en denominación extranjera hacia paraísos fiscales.


Para entender cómo una juguetera se convirtió en la firma más exitosa de Hong Kong en tan poco tiempo hay que ir hasta el Town Health Technology Centre, un bloque de oficinas que aglutina un puñado de pequeñas empresas listadas en bolsa que venden de todo (desde productos financieros o de salud a software) y que, incluso, compran sus acciones entre ellos, se otorgan préstamos o intercambian ejecutivos.


La complejidad de las operaciones hace que los inversionistas extranjeros desconfíen y vean estas acciones como refugio para fraude por la incapacidad de imponer normas sobre empresas y actividades relacionadas que suelen disfrazar o fabricar flujos de dinero, explica el experto en insolvencia de FTI Consulting, Rod Sutton. Una muestra más de este entramado es que de la docena de ejecutivos que hay en Town Health Technology Centre destaca Ronnie Hui, hasta el año pasado director ejecutivo y de finanzas de HTF. Ha estado al frente de diez compañías en la última década y muchas también tuvieron deslumbrantes subidas y subsecuentes caídas en el mercado. Él afirma que se enfoca en la estrategia de la empresa, no en el precio de la acción, algo que no le incumbe. "Los inversionistas tienen que tomar el riesgo de comprar y tener acciones. Pueden hacerme responsable por cómo opera el negocio, no por el comportamiento del precio de la acción", afirma.

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