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Defensora de las oficinas plantea argumentos en contra del teletrabajo

La corredora de propiedades Mary Ann Tighe dice que un lugar de trabajo urbano y dinámico es liberador, especialmente para las mujeres.

Por: Financial Times | Publicado: Lunes 3 de agosto de 2020 a las 12:54 hrs.
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Por Joshua Chaffin en Nueva York

Poco después de que los atentados del 11 de septiembre arrasaran con el World Trade Center surgieron numerosos pronósticos de que las personas dudarían en volver a trabajar en rascacielos, y ciertamente no en un distrito que se había convertido en el sitio de una masacre.

Pero tres años después los clientes de Mary Ann Tighe estaban compitiendo por los pisos superiores de las torres de oficinas y la economía de la ciudad de Nueva York estaba en auge.

"Existe esta tendencia a ocultarse en el lugar más oscuro y descartar la ciudad", dijo Tighe, quien, como directora ejecutiva para Nueva York de la corredora de inmuebles comerciales CBRE desempeñó un papel clave en atraer a los inquilinos de regreso a un revitalizado centro de la ciudad después de los ataques.

Con la ciudad nuevamente golpeada por la crisis y enfrentando otra ronda de sombrías predicciones sobre su futuro, Tighe ha tenido en cuenta esa experiencia. Reconoce que algunas cosas cambiarán como resultado del coronavirus. Pero, en el debate sobre el futuro del trabajo, Tighe es una voz en favor de la tradición inmobiliaria, argumentando que una animada oficina en una ciudad dinámica, no una casa, es donde la mayoría de las personas y organizaciones logran su mejor desempeño. "Estoy segura de que con el tiempo veremos a las personas regresar a la oficina", dijo. "Veo que sus antiguos habitantes ya están inquietos".

Esa predicción puede ser útil para una neoyorquina de toda la vida que durante los últimos 36 años se ha ganado la vida alquilando espacio de oficina. Pero también puede ser una fantasía motivada por el deseo. Los edificios en Manhattan están reportando actualmente una ocupación de 10% y los visitantes describen el centro de la ciudad como un pueblo fantasma.

Algunos inversionistas y desarrolladores ven un cambio de era. Todd Rosenberg, cofundador de Pebb Capital, una firma de bienes raíces de capital privado basada en Florida, está apostando a que muchas compañías pasarán de los abarrotados centros urbanos a una red de oficinas satélite más pequeñas para acomodar a los trabajadores suburbanos.

"Creo que va a haber una migración desde los principales mercados metropolitanos de gran altura como Nueva York y Chicago", dijo Rosenberg, argumentando que el Covid-19 ha despertado a las empresas a los avances de la tecnología de las teleconferencias e Internet de banda ancha. "Si yo0 fuera dueño de muchas oficinas y residencias en Nueva York en este momento, estaría nervioso", dijo.

Algunas compañías, incluidas BlackRock y Morgan Stanley, ya han dicho que en el futuro esperan ocupar menos espacio de oficina. Mientras tanto, el aumento de los crímenes violentos y una situación fiscal desesperada están oscureciendo el ánimo sobre las perspectivas post Covid-19 para la ciudad de Nueva York.

Un recurso indispensable

Aun así, Tighe, que creció en el Bronx y se ha convertido en una de las figuras más poderosas en el sector inmobiliario de Nueva York, tiene argumentos racionales a su favor.

El principal es que trabajar desde casa no funciona para la mayoría de las personas, al menos no por largos períodos. Tighe, que ha pasado gran parte de los últimos meses en su casa en los Hamptons, lo encuentra agotador. Extraña la energía de la oficina central de CBRE en Park Avenue.

"Una de las cosas que más valoro de mi oficina es que siento que estoy en el centro inmobiliario de Nueva York", dice. “Hay tardes… donde lo único que hago es deambular de oficina en oficina. Y si la gente está adentro, simplemente hablo con ellos”.

La ejecutiva cree que hasta ahora las empresas han logrado gestionar la crisis debido al capital social acumulado durante los años que pasaron juntos en las oficinas. Pero cuatro meses después de una pandemia ese capital se está agotando.

Sospecha que trabajar desde casa hará que sea aún más difícil para muchas compañías lograr sus objetivos de mayor diversidad. No es fácil integrar a nuevos empleados y crear camaradería a través de Zoom.

El trabajo a distancia también puede ser injusto para las mujeres, argumenta. Cuando los niños pequeños interrumpen a su padre durante una videoconferencia a menudo resulta tierno, dice ella. Se sientan en sus rodillas y luego se van. Pero cuando interrumpen a su madre tienden a venir con demandas y esto se desarrolla de una manera totalmente diferente. "La madre dice: "¡Espera!" Y el pequeño reclama: "¿Dónde está mi mochila de unicornio?". "Cada vez que leo un artículo que dice que trabajar desde casa es una excelente solución para las mujeres con niños me pregunto en qué planeta vive el autor".

Derrumbe en los arriendos

Todavía es demasiado pronto para extraer una conclusión a partir de los datos. En el corto plazo la actividad de arriendo de oficinas en Manhattan se desplomó 44% en la primera mitad del año en comparación con el mismo período en 2019, según CBRE. Las rentas solicitadas se han mantenido estables, aunque CBRE predice que caerán entre 10% y 16% para el primer trimestre de 2021.

Después del 11 de septiembre, el mercado inmobiliario tardó algunos años en recuperarse. Por el contrario, después de la crisis financiera de 2008 repuntó mucho antes, porque las empresas que estaban desesperadas por liquidez se apresuraron a poner su espacio en el mercado de subarriendo.

El mercado tocó fondo y luego se recuperó rápidamente. Un punto de inflexión fue el golpe que en 2011 se anotó Tighe al persuadir a Condé Nast, el editor de publicaciones como Vogue, Vanity Fair y The New Yorker, de firmar un contrato de arriendo de US$ 2 mil millones en el nuevo One World Trade Center. Provocó emoción en el vecindario y, según ella, reforzó la idea de que las empresas comenzaban a elegir oficinas en función de su atractivo para los jóvenes talentos en lugar de la distancia desde el hogar del director ejecutivo.

En la crisis actual, dice, la mayoría de sus clientes está en modo de esperar y ver. No están seguros de si habrá una vacuna pronto o si surgirá una segunda ola de contagios. Muchos no saben cómo será su negocio después de la pandemia.

"En las primeras dos semanas, todos querían saber qué decía la cláusula de fuerza mayor en su contrato de arriendo, y si tenían que seguir pagando el alquiler", recordó. "Diría que ni siquiera el Talmud ha sido estudiado con tanta atención como la cláusula de fuerza mayor en los contratos de arriendo en Nueva York".

Muchos con pagos vencidos han optado por renovarlos por períodos más cortos, dice ella. También están armonizando sus arriendos en el área, dando a la empresa flexibilidad por los próximos años para repensar su estrategia. Podrían optar, por ejemplo, por el tipo de esquema que Rosenberg ha planteado.

Tighe no descarta que algunos se desplazarán a los suburbios y aumentarán el trabajo flexible, pero ve un cambio incremental, no una transformación de fondo.

Obstáculos pendientes

La clave para traer a los trabajadores de regreso a la ciudad en mayor número, dice, será la reapertura de las escuelas y la construcción de una mayor confianza en la seguridad del transporte público, dos cosas que aún están muy en duda. Luego está la necesidad de restaurar el brillo de la ciudad misma.

"El atractivo de la ciudad, cualquier ciudad, pero la ciudad de Nueva York en particular, no es solo la oficina sino todas las actividades recreativas, sociales y culturales que la rodean", dijo.

Gran parte de eso ha sido suspendido durante la pandemia. Algunas nunca regresarán. Aun así, Tighe está convencida de que la gente volverá a desear conectarse y congregarse en una ciudad y en una oficina. "Por mucho que esto dure no creo que vaya a cambiar fundamentalmente la naturaleza humana", dijo.

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