FT Español

Deutsche Bank ofrece una dura lección sobre el riesgo

La causa inmediata de su debilidad ha sido la demanda por parte del Departamento de Justicia de EEUU por un acuerdo de US$ 14 mil millones de su causa en contra del banco por supuestas ventas abusivas de títulos respaldados por hipotecas.

Por: | Publicado: Miércoles 5 de octubre de 2016 a las 04:00 hrs.
  • T+
  • T-

Compartir

Todos los bancos son débiles, pero algunos bancos son más débiles que otros. Esta es la principal lección de la turbulencia del mercado que rodea a Deutsche Bank. Sin embargo, hay también otra serie de lecciones: el enfoque tomado para castigar a los bancos por sus fracasos se parece más a disparar un trabuco que un rifle; y todavía es difícil recapitalizar bancos sin dinero público. Sobre todo, más de nueve años después del inicio de la crisis financiera global, las preocupaciones por la salud del sistema financiero siguen siendo significativas, especialmente en Europa. Esto no debería ser sorprendente. Pero debería ser perturbador.

La causa inmediata de la debilidad de Deutsche Bank ha sido la demanda por parte del Departamento de Justicia de Estados Unidos por un acuerdo de US$ 14 mil millones de su causa en contra del banco por supuestas ventas abusivas de títulos respaldados por hipotecas en EEUU.

Pero el banco es estructuralmente débil. Su nombre también es engañoso: sin una base de retail sólida en el altamente fragmentado sistema bancario de Alemania, es principalmente un banco de inversiones global y muy similar a Goldman Sachs. En un esfuerzo por mantener una alta rentabilidad, Deutsche Bank está altamente apalancado por los estándares de sus pares. Cerca de la mitad de sus 1,8 billones (millones de millones) de euros de activos están vinculados a sus actividades de trading, con una proporción significativa de esos activos (28,8 billones en total) sin precios de mercado. Incluso para el estándar de sus pares, es un banco altamente apalancado con un negocio dudoso y activos opacos.

Entonces ¿qué nos dice toda esta turbulencia? Una primera lección es que los bancos siguen siendo negocios altamente frágiles. Por su naturaleza, los bancos son entidades altamente apalancadas con pasivos ultra líquidos y muchos más activos ilíquidos. Los balances de muchos bancos también son enormes. Los clientes ven a los pasivos líquidos de los bancos como reservas de valor y medios de pago totalmente fiables. Los bancos también están altamente interconectados, directamente, a través de transacciones entre ellos e, indirectamente, a través de la euforia y pánico.

Los altos retornos sobre las acciones precrisis prometidos por los bancos dependían de su apalancamiento ultra alto y también del apoyo de los contribuyentes en la crisis resultante. Incluso los grandes bancos se benefician del apoyo post crisis de sus camaradas más débiles, porque eso ayuda a mantener a sus contrapartes y por lo tanto al sistema íntegro. Como instituciones públicas han sido arrastradas a la industria como aseguradoras de su liquidez y solvencia, también han sido forzados a imponer una regulación incluso más dura. La turbulencia reciente del mercado nos recuerda todo esto.

Una segunda lección es que la forma en que todos los reguladores han castigado a los bancos por sus numerosos crímenes no es satisfactoria. Es de hecho razonable castigar a los accionistas por las fechorías de los bancos cuyas acciones poseen. Sin embargo, debe dudarse si tiene sentido imponer una multa tan grande que amenace la sobrevivencia de una institución. Más importante aún, la idea de que los accionistas controlan a los bancos es un mito. Es la administración la responsable. Lo que sigue siendo desalentador es que los accionistas y una pequeña fracción entre los empleados han sido castigados, pero los responsables que dirigen estas instituciones han escapado más o menos indemnes. De hecho, esa es una explicación para el alza de Donald Trump. El simple tamaño de la pena impuesta a los accionistas de Deutsche Bank subraya esta anomalía.

Una tercera lección es que los bancos siguen estando subcapitalizados, en relación a la escala de sus balances, como Anat Admati y Martin Hellwig han subrayado. Más inmediatamente, no tenemos medios fiables de rectificar esto. Entonces, mientras los gobiernos insisten en que los rescates están descartados, pocos creen esto, en particular en el caso de un banco de la importancia de Deutsche. El Banco Central Europeo ha propuesto rescates temporales como una opción. Pero es difícil creer que esos rescates serian revertidos. En la práctica, los acreedores privados huirían y el gobierno terminaría como el dueño del banco en cuestión.

Adam Lerrick del American Enterprise Institute ha propuesto, en cambio, una imagen en espejo: un rescate temporal de acreedores privados. Su plan nace de la necesita de evitar nuevos rescates gubernamentales. Un rescate temporal de acreedores elevaría el capital del banco a niveles adecuados. Si el banco fuera sujeto a sólo pánico temporal, recaudaría acciones frescas una vez que esas preocupaciones se hayan desvanecido. Las demandas de los acreedores podrían ser entonces reconvertidas en deuda. Si se probara que es imposible recaudar acciones en el futuro, debido a que la escasez de capital es estructural, el rescate sería permanente. Para proteger a los pequeños acreedores, sólo el exceso de las tenencias de cada inversionista superiores, digamos a 200 mil euros, sería convertido en acciones. La probabilidad de ese rescate y la posibilidad de que se volviera permanente, afectaría el precio de la deuda, tal como debería.

En resumen, el problema de los bancos no ha desaparecido. Una parte fundamental del peligro es que estas son instituciones inherentemente frágiles. También es probable que los balances que heredaron de los excesos del período de precrisis sean insuficientemente rentables y por lo tanto deban reducirse. Más importante aún podría ser el impacto de las nuevas tecnologías de información y modelos de negocios sobre la saluda de la industria bancaria histórica, en particular dado el daño realizado a su reputación por competencia y probidad. Muchos agregarían a todo esto el impacto en la rentabilidad de las políticas monetarias ultra expansivas de los bancos central.

Sin embargo, esto refleja el malestar económico post crisis. Si la política monetaria fuera más ajustada y las economías más débiles de lo que son hoy, el sector bancario -un jugador tan apalancado y volátil en la economía como un todo- sería también más débil.

Hace poco tiempo el foco estaba puesto en los bancos italianos. Hoy, está en Deutsche Bank. Con toda probabilidad, ni siquiera el segundo desencadenará una gran crisis. Pero los riesgos en la banca se mantienen. La solución es asegurar capital adecuado en todo momento y, en su ausencia, deuda rescatable. En la ausencia de los dos, la banca sigue siendo un accidente a la espera de ocurrir.

Lo más leído