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EEUU cambia de estrategia para sacar a Maduro de Venezuela

En este momento, desde Washington se están considerando una alternativa más mesurada. Las conversaciones internacionales posiblemente sean la única manera de acabar con el impasse.

Por: Michael Stott | Publicado: Martes 25 de junio de 2019 a las 11:03 hrs.
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Hace cinco meses, el líder opositor Juan Guaidó se declaró como el legítimo presidente de Venezuela en un mitin en Caracas con el respaldo de EEUU y Occidente. Todos esperaban una subsecuente oleada de apoyo popular que obligaría al sitiado presidente socialista Nicolás Maduro a abandonar su cargo, sacando al país del caos económico y encaminándolo hacia la democracia y la prosperidad.

Pero a pesar de la hiperinflación, la escasez de alimentos y combustible, el endurecimiento de las sanciones estadounidenses y el éxodo masivo de refugiados, Maduro no ha mostrado señales de partir.

Aunque Guaidó y sus partidarios siguen insistiendo en que es sólo cuestión de tiempo antes de que se derrumbe el régimen —y nadie excluye la posibilidad de una sorpresa repentina como un golpe de Estado— la estrategia de los funcionarios estadounidenses se ha alejado del rápido cambio de gobierno y las amenazas de intervención militar. En este momento están considerando una alternativa más mesurada: que la mejor esperanza de cambio puede depender de negociaciones complejas que atraigan a los principales aliados extranjeros de  Maduro: Rusia, Cuba y China.

En una señal del cambio de humor en Washington, el interés del presidente Donald Trump se ha trasladado a otras regiones, especialmente al Medio Oriente y China. En las últimas semanas, el presidente de EEUU apenas ha mencionado a Venezuela, en comparación con sus frecuentes tuits sobre el tema a principios de año.

Ya se han intentado las negociaciones. El mes pasado concluyeron dos rondas de conversaciones directas en Oslo entre representantes del gobierno de Maduro y la oposición venezolana sin llegar a un acuerdo y no se han programado reuniones adicionales por el momento.

Pero los diplomáticos latinoamericanos dicen que están enviando mensajes a Moscú, La Habana y Beijing para iniciar una negociación más amplia que podría resultar en un gobierno de transición encabezado no por Guaidó, sino por un tercero neutral. "Estamos en una etapa temprana de un largo proceso", dijo un diplomático latino con sede en EEUU. "Pero hay indicios de que quieren participar".

Aliados tradicionales

Cuba será clave. Según estimados de funcionarios estadounidenses, hay cerca de 2.500 agentes de inteligencia cubanos trabajando para Maduro, más otros 20 mil docentes y médicos en Venezuela que proporcionan información además de desempeñar sus deberes públicos. Los cubanos también forman el grupo básico del equipo de guardaespaldas de Maduro.

A cambio, Cuba recibe hasta 100 mil barriles por día de petróleo venezolano, un salvavidas para la asediada isla comunista, que sufre bajo las sanciones estadounidenses más estrictas.

Los intereses de Rusia son diferentes. La petrolera estatal Rosneft tiene activos altamente lucrativos de petróleo y gas en Venezuela, que quiere proteger, y los diplomáticos dicen que Maduro le ofrece al presidente Vladimir Putin una ventaja sobre EEUU a un costo relativamente bajo.

Mientras tanto, China tiene aproximadamente US$ 19 mil millones de préstamos pendientes en Venezuela y quiere que se paguen.

En una señal de su falta de voluntad para comprometerse más profundamente con Maduro, ni Moscú ni Beijing han otorgado nuevos préstamos durante algún tiempo. Las cuentas de Rosneft muestran que la petrolera rusa ha reducido su exposición a Venezuela de US$ 6 mil millones de hace varios años a menos de US$ 2 mil millones actualmente.

Un alto funcionario estadounidense dijo que Cuba ha desempeñado un "importante rol en promover la línea dura de Caracas", mientras que "Rusia y China se han mantenido alejados".

La oposición venezolana liderada por Guaidó está convencida de que su estrategia de aumentar la presión sobre Maduro con la ayuda de las sanciones estadounidenses dará buenos resultados y ha mostrado su preocupación acerca de la posibilidad de un acuerdo que no los incluya.

Oposición sin rumbo

Pero el tiempo no está del lado de la oposición. El gobierno en la sombra de Guaidó carece de fondos, organización e infraestructura y está bajo asedio constante por las fuerzas de Maduro en Caracas. Las esperanzas de que los activos congelados del Estado venezolano puedan ser entregados a la oposición han fallado debido a que depende de juicios complejos que pueden tardar años en resolverse.

Y Maduro ha demostrado una sorprendente capacidad encontrar nuevas formas para financiarse, incluyendo el contrabando de oro, lo cual le ha permitido mantenerse en el poder a pesar del grave estado de la economía.

"La gente pensó que una crisis económica derribaría al gobierno", dijo Francisco Rodríguez, un economista venezolano en Torino Capital. "Eso sucede en las democracias pero no en una dictadura. Cuanto más pobre es el país, más poderoso se vuelve el gobierno en comparación con el resto de la sociedad".

A medida que la crisis humanitaria de Venezuela se agrava, continúa el lento y paciente esfuerzo diplomático internacional y, salvo una sorpresa repentina, la posibilidad de compromisos confusos parece cada vez más probable.

"El gobierno democrático de Venezuela no será producto de una concepción inmaculada", dijo el alto funcionario estadounidense. "Harán acuerdos que no nos gustarán y que no les gustarán a ellos. La única línea que hemos trazado es que no vamos a aceptar traficantes de drogas en el gobierno. Eso, y la exigencia de que los cubanos se marchen del país".

Un alto funcionario de la administración estadounidense tiene un punto de vista más sombrío. "El pueblo venezolano tal vez se dé cuenta de que las negociaciones son su última y mejor oportunidad", dijo. "Si no, Venezuela se convertirá, no en Cuba sino en el Zimbabue de Sudamérica".

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