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Efecto Trump: surge una nueva generación antiestadounidense

Pocos extranjeros ahora descartan la victoria del magnate inmobiliario en 2016 como un “peculiar accidente”. Entre un sinnúmero de diplomáticos, la reelección en 2020 ya se da por sentada.

Por: Edward Luce, Financial Time | Publicado: Lunes 25 de junio de 2018 a las 04:00 hrs.
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En Canadá lo llaman el efecto de “Realmente amor”. La reprimenda de Justin Trudeau a Donald Trump le ganó el tipo de reconocimiento que un primer ministro británico ficticio obtuvo en la película de 2003 al enfrentarse a un presidente estadounidense. Canadá “no se dejará intimidar”, dijo Trudeau generando fuertes aplausos. Ese sentimiento está aumentando por doquier.

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En México –que parece estar listo para elegir el fin de semana a la administración más antiaestadounidense en una generación- pudiera denominarse el efecto “AMLO”, como se le conoce a Andrés Manuel López Obrador, el posible próximo presidente del país. El secretario de Relaciones Exteriores de México, Luis Videgaray Caso, llamó la semana pasada a los campos en EEUU albergando niños de la frontera “crueles e inhumanos”. Un portavoz francés dijo que EEUU tenía diferentes “valores con relación a la civilización” que el resto del Occidente. Nadie se inmutó.

Desde Ottawa hasta Wellington, debido a un ultraje o a otro, las condenas dirigidas a EEUU se están volviendo rutinarias. Una gran parte está dirigida a Trump. Cuando EEUU se retiró el año pasado del acuerdo de París sobre el cambio climático, Trudeau actuó con cautela al criticar al “gobierno federal estadounidense”, estableciendo así una distinción entre el impopular presidente de EEUU y el país que él dirige. Es probable que parte del fenómeno se deba a Trump. Las olas anteriores estaban vinculadas a la posición global de los presidentes. El último peak ocurrió bajo el mandato de George W. Bush. La situación se calmó con la elección de Barack Obama. La impopularidad de Ronald Reagan a principios de la década de los ‘80 no dejó rastro después de la caída del Muro de Berlín.

Esta vez parece ser diferente. Los primeros brotes de un sentimiento estadounidense generalmente eran alimentados por guerras, como en los casos de Vietnam y de Irak, o por el miedo a la guerra, como ocurrió con la llegada de una nueva generación de armas nucleares en Europa durante el primer mandato de Reagan. Trump no ha comenzado ninguna guerra. De hecho, él fue elegido bajo la promesa de que las evitaría. En ese sentido, él se parece a Obama. Sin embargo, la posición de EEUU se ha desplomado desde que asumió el cargo.

Reelección en 2020

Pocos extranjeros ahora descartan la victoria de Trump en 2016 como un “peculiar accidente”. Entre un sinnúmero de diplomáticos, la reelección de Trump en 2020 ya se da por sentada. Incluso si están equivocados - y existe una probabilidad de al menos 50:50 de que así sea- el mundo siente que EEUU ha quitado la ‘alfombra de bienvenida’. Tanto Reagan como Bush junior estaban deseosos de crear nuevos ciudadanos. Reagan les dio amnistía a 3 millones de inmigrantes ilegales. Bush dijo que si los mexicanos podían cruzar la frontera, “¡claro que los queremos!”. Trump llamó a los países africanos “países de mierda”, y usa palabras como “animales”, “infestar” y “criminales” cuando se refiere a los inmigrantes de Centroamérica. Casi todos los países están intentando abusar de EEUU, de acuerdo a lo que él dice. Quienes vienen del exterior quieren aprovecharse del país. Estas imágenes no se borran automáticamente.

Los estadounidenses liberales se han aliado con el resto del mundo reaccionando ante esto. Eso sólo afianza la lealtad republicana. Fue necesario que la hija de Trump, Ivanka, interviniera para persuadirlo de reunir a los “menores extranjeros no acompañados” con sus padres. La mayoría de los republicanos están de su parte. Por primera vez en este siglo, se experimentó una significativa reducción en las solicitudes de visas para estudiar en EEUU en 2017. Esto incluyó a China e India, los dos principales proveedores de estudiantes extranjeros. También es cierto en el caso de los musulmanes de casi todos los países. Con Bush y Reagan, la admisión de extranjeros continuó creciendo. El turismo, el cual también ha bajado, solía seguir a la economía. La gente no perdía de vista el atractivo de EEUU incluso durante épocas de profunda desaprobación.

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¿Qué pasa si eso ahora se ha terminado? El mundo seguirá girando. Pero las generaciones más jóvenes crecerán con una imagen muy diferente de EEUU que la de sus padres. Este año, el Muro de Berlín cruzó el punto en el que ha estado derribado por más tiempo del que estuvo erguido. La generación de europeos que recuerda el Plan Marshall, el cual revivió a la Europa de la posguerra, o incluso sus secuelas, está desapareciendo. En cambio, quienes asocian a China con electricidad y carreteras pavimentadas siguen creciendo. La iniciativa Un Cinturón Una Ruta de China ahora se extiende a casi todos los continentes. Los encuestadores estadounidenses habitualmente hallan que una mayor parte del mundo confía en que China defienda la estabilidad global más de lo que lo haría EEUU. Incluso en Alemania, que culturalmente se encuentra entre los aliados más pro-EEUU, el índice de aprobación de Xi Jinping es mucho más alto que el de Trump.

La fe en China puede resultar estar equivocada. Pero se ha vuelto común expresarla. El porcentaje de élites globales educadas en EEUU ya hace tiempo fue superada por quienes estudian en lugares como la Universidad de Cambridge, la Sorbona o el Instituto Pushkin. Es probable que EEUU conserve la mayor parte de los estudiantes internacionales. Pero si convierte en hábito el negarles visas de trabajo -y el despreciar a las “hacinadas muchedumbres”- el antiamericanismo en tiempos de paz durará mucho más que el mandato de Trump.

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