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El boom de Donald Trump probará ser aire caliente

Por: FT | Publicado: Miércoles 10 de julio de 2019 a las 04:00 hrs.
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“La economía ha vuelto a rugir bajo el mandato del presidente Donald Trump”. Así se lee una declaración en el sitio web de la Casa Blanca. Esta afirmación necesita una evaluación sobria.

La conclusión es que la economía ha respondido a grandes estímulos fiscales casi al nivel de los mejores pronósticos. Es poco probable que ese aumento no perdure. Los grandes recortes tributarios han beneficiado enormemente, según lo previsto, a los propietarios de las empresas. Pero ciertamente no han pagado por ellos mismos. En cambio, han hecho más frágil la situación fiscal. Que los republicanos estén contentos con esto es digno de menciones. Dadas sus posturas durante la era Obama, también es hipócrita.

Tal vez la conclusión más simple es que un estímulo fiscal funciona, incluso en la etapa final del ciclo económico. Según Jason Furman, presidente del consejo de asesores económicos de Barack Obama y ahora en la Universidad de Harvard, el estímulo fue aproximadamente un 1,2% del Producto Interno Bruto (PIB). Un estudio conjunto con Robert Barro, también en Harvard, publicado en marzo de 2018, pronosticó que esto impulsaría la tasa de crecimiento en 1,1 punto porcentual en 2018 y 2019. Hasta ahora, esto parece estar en línea con los resultados.

De esta manera, la tendencia de la tasa de crecimiento de la economía de EEUU fue de 2,2% desde el primer trimestre de 2009 hasta el primer trimestre de 2017, los años de la recuperación de la crisis bajo Obama. El crecimiento interanual real ha subido a cerca de 3% desde el segundo trimestre de 2018. Así, la economía sin duda se ha acelerado en el corto plazo.

Desempleo a la baja

Esta aceleración ha traído consigo caídas adicionales en el desempleo. La tasa de desempleo disminuyó de 4,7% a 3,7% entre enero de 2017 y junio de 2019. Es la más baja desde diciembre de 1969. Esas tasas de desempleo bajas ayudaron a provocar un aumento inflacionario en los años ’70.

¿Será diferente esta vez? Afortunadamente, un alza similar no ha ocurrido hasta ahora. Ha habido un aumento modesto en el crecimiento del salario promedio por hora de los empleados privados, de 2,4% en el año hasta enero de 2017 a 3,1% en el año hasta junio de 2019. Pero esta tasa se ha estabilizado en el último año. En términos reales, las ganancias semanales promedio aumentaron sólo un 1% en el año a mayo de 2019. Si los recortes tributarios aportaron mucho a los trabajadores, ciertamente es más a través de empleos adicionales que por el aumento de las ganancias reales.

Sin embargo, la participación en el mercado laboral de hombres y mujeres de entre 25 y 55 años está aún por debajo de máximos anteriores. En junio de 2019, la participación masculina en la edad primaria era de 89%, contra 96% a principios de 1970. Para las mujeres, era de 76% en junio de 2019, en contra del máximo de 77% de abril de 2000. La caída en el desempleo debe ponerse en este contexto. La participación de la fuerza laboral ha disminuido dramáticamente en el caso de los hombres en edad primaria. El aumento secular en la participación se detuvo hace dos décadas en el caso de las mujeres en edad primaria.

El principal impacto de los recortes de impuestos en la economía está en los beneficios posteriores, como se esperaría. El impuesto efectivo sobre los beneficios se desplomó a 10% a principios de 2018, frente al 19% del tercer trimestre de 2016. Esta es otra gran caída en una historia de declives: a principios de la década de los ‘50, la tasa alcanzó un máximo de 50%.

Impuestos y crecimiento

La gran justificación económica para bajar los impuestos a las compañías es que aumentaría la inversión. La relación entre la inversión fija privada no residencial real y el PIB fue de 13,8% en el primer trimestre de 2019. Esto es sólo 0,8 punto porcentual más alto que en el último trimestre de 2016. También está dentro de las proporciones históricas. El texto de los profesores Barro y Furman sugiere que el cambio en el tratamiento fiscal de las corporaciones debería tener un modesto efecto al alza en el crecimiento, en gran medida, a través de una mayor inversión acumulada. Pero el impacto sólo sería aumentar el PIB durante diez años en un rango de entre 0,2 punto porcentual y 0,4 punto. En un documento reciente, el profesor Furman sugiere que incluso esto podría ser una sobreestimación, en términos de ingresos nacionales reales de EEUU, en lugar del PIB, una vez que uno tiene en cuenta los pagos a los extranjeros necesarios para financiar mayores déficit de inversión y fiscales.

Si bien el efecto a largo plazo sobre el crecimiento parece sin importancia, el impacto en las finanzas del gobierno federal no lo es. Ese puede ser el punto principal, al menos para los republicanos del Congreso. Las reducciones de impuestos no se pagan por sí mismas. Pero ayudan a “matar de hambre a la bestia”, en el lenguaje republicano común. La relación entre los ingresos federales y el PIB cayó a 17% en el primer trimestre de 2019, frente a 18,8% dos años antes. La brecha entre los ingresos y el gasto también alcanzó un 5,5% del PIB en el primer trimestre de 2019, en lo que debe estar cerca del peak del ciclo. Esto podría justificarse si estos déficit estuvieran financiando inversiones. Pero no lo están haciendo. La incontinencia fiscal de los republicanos también habría dicho a los demócratas que la responsabilidad fiscal no tiene sentido. Ese entendimiento tendrá grandes efectos a largo plazo.

La política principal de Donald Trump ha sido una forma regresiva de keynesianismo, enmascarada como reforma al impuesto corporativo. Este último dio grandes ganancias a los accionistas. Ha traído un fuerte estímulo a corto plazo, que ha tenido buenos efectos en el desempleo. Se desconoce si las tasas actuales de desempleo son sostenibles. Pero no pueden seguir cayendo para siempre. Es probable que los efectos sobre el crecimiento a largo plazo sean modestos, aunque mantener la economía así de “caliente”, podría generar un aumento de la inversión y, por lo tanto, de crecimiento. Dada la presión sobre la Reserva Federal para que siga vertiendo bencina, esto podría terminar en lágrimas, con una inflación y tasas de interés más altas, y una credibilidad fiscal y monetaria dañadas.

Es demasiado pronto para elogiar a Trumponomics. Pero no es demasiado pronto para observar hacia dónde se dirige EEUU. Es difícil imaginar a alguien defendiendo la prudencia fiscal. La elección es más bien entre los keynesianos de derecha y los de izquierda. A largo plazo, es probable que eso termine mal. Pero eso podría ser una corrida muy larga.

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