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El dólar es impermeable a la confianza en Trump

Los escándalos de la Casa Blanca no le hacen bien a la divisa estadounidense, pero el crecimiento económico en comparación con la eurozona podría fortalecerlo.

Por: John Authers, Financial Times | Publicado: Lunes 31 de julio de 2017 a las 04:00 hrs.
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Hace tres meses el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, dijo: “creo que nuestro dólar se está haciendo demasiado fuerte y en parte es mi culpa, porque la gente tiene confianza en mí. Pero eso está haciendo daño y hará daño al final”.

Si el problema era excesiva confianza en el mandatario, parece que se ha resuelto. La semana pasada el dólar ponderado por comercio cayó a niveles que no se veían desde junio de 2016, antes de que el voto del Brexit lo apreciara hasta llegar uno a uno con la libra británica.

En enero el índice del dólar estaba en su mayor nivel en catorce años y el entonces presidente electo manifestaba su preocupación por que “nuestras empresas no pueden competir con las chinas ahora porque nuestra divisa es demasiado fuerte. Nos está matando”. Anthony Scaramucci, entonces cercano a la administración y hace dos semanas designado jefe de Comunicaciones, señaló: “tenemos que tener cuidado con esta divisa creciente”.

Desde entonces, el dólar ponderado por comercio perdió 10%. Para una administración que llegó al poder hablando de poner a Estados Unidos primero y llegar al proteccionismo si es necesario, es un éxito. Esa devaluación automáticamente hace que las importaciones sean más caras y las exportaciones más competitivas. Es tan efectiva como un arancel.

Pero, ¿por qué se está debilitando el dólar? ¿Muestra un éxito de la Casa Blanca en hacer caer el valor o es más una pérdida de la confianza en Trump a la que él atribuía la fuerza de la divisa? ¿O podría tener poco que ver con el presidente, incluso si sus exabruptos y los de su círculo de hierro dominan los medios?

Vaivenes de la divisa

Para defender la idea de que todo se trata de Trump, notemos que el dólar subió agudamente tras la elección de noviembre. El resultado fue una sorpresa, tal como lo fue la mayoría republicana en ambas cámaras del Congreso. La incertidumbre había sido reemplazada con la claridad. Las políticas de Trump y los republicanos de reducir impuestos y gastar en infraestructura estimularían la economía y harían crecer el dólar. Los aranceles proteccionistas, si se imponen, contrarrestarían el aumento en el dólar, así que tenía sentido bajar casi todo el resto de las divisas contra el dólar tras la elección.

Pero los hechos políticos han sido terribles para el dólar. No hay nada sobre infraestructura, no hay aranceles y el fracaso de lograr algo en la salud sube el riesgo de que los republicanos ni siquiera puedan acordar una rebaja de impuestos.

La incertidumbre política ha vuelto. La investigación sobre la interferencia rusa en la elección y los aparentes intentos desesperados del presidente para frenarla han traído comparaciones con el caso Watergate. Al dólar le ha ido mal durante escándalos como Watergate e Irán-Contra bajo Ronald Reagan. Esto y las noticias bizarras que salen de la Casa Blanca deberían dañar al dólar.

Fundamentos económicos

Contra esto, se podría presentar un argumento basado en fundamentos. Ignorando la política, la economía estadounidense parecía fuerte y lista para expandirse hace seis meses, mientras la de Europa estaba de capa caída. Pero la inflación subyacente en EEUU ha caído y la de eurozona ha tenido una recuperación sorprendentemente fuerte. La elección de Emmanuel Macron como presidente de Francia ha dado a la eurozona un impulso de confianza. El dinero está entrando a Europa. Sin mirar a los tuits de Trump, estos hechos harían caer el dólar.

El problema con esto es que los mercados de bonos, que expresan los fundamentos económicos, sugieren que el dólar debería estar fortaleciéndose este año.

Las divisas tienden a moverse según los diferenciales de rendimiento: tasas de interés más altas en un país atraen fondos y hacen subir la divisa. Hay muchas maneras de medirlo, pero al comparar los rendimientos de dos años, se ve que la brecha de los rendimientos estadounidenses sobre los alemanes es más amplia de lo que lo ha sido en más de una década.

El tipo de cambio usualmente sigue al diferencial de rendimiento, así que la caída del dólar sugiere que ocurre algo inusual: probablemente una pérdida de confianza en Trump.

Si es así, en el corto plazo cualquier apuesta por el dólar es una apuesta por la política estadounidense y, en parte, por el temperamento del presidente. Muy pocos quieren hacer esa apuesta. El éxito o fracaso de un recorte de impuestos podría ser decisivo, tal como podría serlo un crecimiento del escándalo ruso, como una citación.

Los fundamentos económicos, probablemente afectados por la política, se reevaluarán en el largo plazo. Para predecir la fuerza del dólar en algunos años, se necesita responder preguntas sobre los bancos centrales. Si la Reserva Federal comienza a reducir su balance, como parece probable, mientras sus contrapartes en Europa y Japón no lo hacen, eso fortalecerá al dólar. La debilidad del dólar desalienta a otros bancos centrales de endurecer su política, lo que tenderá a fortalecer al dólar en el largo plazo.

También hay que preguntarse por la economía. ¿Cómo va la recuperación de la eurozona? Muchas esperanzas están puestas ahí. Pero si EEUU sigue creciendo más rápido que la eurozona, se puede esperar un dólar más fuerte en el largo plazo. A pesar de la falta de confianza en el presidente Trump.

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