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El loco proyecto de Aliko Dangote, el hombre más rico de África

El multimillonario está invirtiendo US$ 12 mil millones en una mega refinería de petróleo en Nigeria. Tras eso, sueña con comprarse el Arsenal.

Por: David Pilling, Financial Times | Publicado: Martes 17 de julio de 2018 a las 04:00 hrs.
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En general, no me entusiasman las refinerías de petróleo. Pero la que gradualmente toma forma en 2.500 hectáreas de pantanos en las afueras de Lagos, la capital comercial de Nigeria, es tan grande, tan atrevida y tan potencialmente transformadora que es como el alunizaje de África y su Canal de Panamá, una pirámide de Guiza de la era industrial.

Si Aliko Dangote, el multimillonario empresario detrás de lo que incluso él llama su “loco” proyecto de US$ 12 mil millones, puede lograrlo, pasará a la historia como la combinación de John D. Rockefeller, Andrew Carnegie y Andrew Mellon del continente africano. Y una vez que lo haya construido, intentará darse un pequeño placer: comprará el Arsenal, su club de fútbol favorito.

“Cuando terminemos este proyecto, por primera vez en la historia, Nigeria será el mayor exportador de productos derivados del petróleo en África”, me dice, usando el cliché para describir un proyecto de una ambición faraónica. Estoy sentado con el hombre más rico de África discutiendo su vida de excesos mientras comemos comida tailandesa en su yate de 108 pies, atracado en la Laguna de Lagos. Pero la imagen que proyecta es más la de un vendedor de enciclopedias moderadamente exitoso.

Algunas cifras sobre la refinería ayudarán a iluminar la magnitud de su “locura”. Cuando esté en funcionamiento -si llega a estarlo- procesará 650 mil barriles de petróleo por día, un tercio de cada gota que produce Nigeria, y se acercará al 1% de la producción mundial. Será la mayor refinería de petróleo de este tipo en el mundo. Como función secundaria, producirá todo el plástico que los 190 millones de habitantes de Nigeria necesitan (o imaginan que necesitan), además de 3 millones de toneladas de fertilizantes al año, más de lo que todos sus agricultores actualmente rocían en sus campos.

Los desafíos

Para hacerlo más interesante, Dangote está construyendo todo eso en un pantano (al menos es un pantano con incentivos fiscales). Eso requiere enterrar 120 mil pilotes, que en promedio tienen 25 metros de largo.

Ningún puerto en Nigeria es lo suficientemente grande como para recibir los enormes equipos, que incluyen una torre de destilación de la altura de un edificio de 30 pisos, y ningún camino es lo suficientemente sólido como para soportar su peso. Dangote ha tenido que construir ambos, además de un embarcadero para el cual ha dragado el lecho marino para extraer 65 millones de metros cúbicos de arena.

No hay suficiente gas industrial en todo el país para soldarlo todo, por lo que Dangote construirá su propia planta. No hay suficientes camiones, por lo que los está produciendo en una empresa conjunta con una compañía china. La planta necesitará 480 megavatios de potencia, cerca de una décima parte del total que Nigeria, un país que necesita más electricidad, puede generar. Y ya lo adivinaste. Dangote construirá su propia planta eléctrica también.

Durante años -y de forma absurda- Nigeria ha exportado todo su petróleo como crudo y luego reimportado el refinado, como la gasolina y el benceno. Ha sido una estafa lucrativa para los intermediarios que manejan los contratos de importación en un sistema distorsionado por los subsidios.

Dangote dice que ha evitado el comercio de petróleo debido a su reputación de corrupción. “Es muy fácil destruir un nombre”, añade, refiriéndose a un negocio familiar que se remonta a su bisabuelo por parte de madre, Alhassan Dantata, un comerciante prodigiosamente rico que importaba nueces de kola de Ghana y exportaba cacahuates de Nigeria. “Pero es muy difícil construirlo”.

La billetera

Muchos de los multimillonarios actuales derivan sus fortunas de cosas intangibles: Internet, los medios de comunicación, la banca o los fondos de cobertura. Dangote ha hecho su dinero con cosas más prosaicas: sal, azúcar, harina y, sobre todo, cemento. Muchísimo cemento.

Nació en Kano, una antigua ciudad comercial en el norte de Nigeria, donde fue criado por sus abuelos después de que su padre murió cuando Dangote tenía ocho años. Tras estudiar negocios en la Universidad Al-Azhar en El Cairo, se mudó a Lagos para trabajar por su cuenta. También se convirtió en comerciante, pero a diferencia de otros empresarios cuyas fortunas se construyeron a base de licencias de importación para los amigos de los políticos, Dangote quería crear cosas.

Ahora, con 61 años de edad, la construcción de su refinería es la culminación de esa ambición. Producirá cada litro de petróleo refinado que Nigeria necesita, lo cual podría terminar con el negocio de la importación de un plumazo, ahorrándole al país miles de millones de dólares en divisas. ¿No se hará enemigo de aquéllos a quienes está privando del dinero fácil? “Ésta es una sociedad muy dura. Sólo los más duros entre los duros sobreviven aquí”, señala.

La mayoría de los nigerianos asumen que Dangote es más duro que cualquiera. Aunque para muchos es un héroe que construye fábricas, emplea a miles de personas y reinvierte su dinero en su país, para otros es un villano: un monopolista despiadado que exprime los favores del gobierno de turno y aplasta la competencia como la piedra caliza en una mezcladora de cemento.

Algunos lo acusan de evadir los impuestos al invocar un incentivo de inversión conocido como “estatuto de pionero”. Otros dicen que es más un rentista que un emprendedor, que extorsiona al país con precios altos y obtiene ganancias absurdamente enormes.

En persona, es el encanto mismo. Proyecta integridad y humildad, incluso piedad, no arrogancia. Pero es un multimillonario cuya fortuna asciende a los US$ 14 mil millones y es la 100ª persona más rica del mundo, según Forbes.

Para su fortuna, tiene otra ambición: sus planes con el Arsenal, un equipo de fútbol de la Premier League que ha apoyado durante mucho tiempo. “Me encanta y definitivamente voy a ir por él”, dice con naturalidad. Calcula que vale aproximadamente US$ 2 mil millones. Frustrado por el declive del club bajo la batuta de Arsène Wenger, el entrenador recientemente reemplazado, dice que, como propietario, se involucraría en la reconstrucción del equipo. “Cuando lo compre, tendré que ponerlo a la altura de las expectativas de nuestros seguidores”.

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