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El último gran banquero que tiene por las nubes a JPMorgan

En la última década las acciones del banco subieron un 180%, superando considerablemente el índice de bancos estadounidenses Dow Jones, que en sí mismo ha crecido casi un 120%.

Por: FT en Español | Publicado: Martes 17 de septiembre de 2019 a las 09:41 hrs.
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Foto:Reuters
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El banco más grande del mundo, JPMorgan, sigue prosperando a pesar de los crecientes temores de una recesión.

Si analizáramos solamente al banco más grande del mundo, no nos daríamos cuenta de que el resto de los grandes bancos se dirigen hacia una caída. El precio de las acciones de JPMorgan alcanzó un máximo histórico de casi US$119 a finales de la semana pasada, consolidando su dominio del ranking mundial por capitalización de mercado.

En Jamie Dimon, el imponente banco tiene un imponente jefe, y lo ha tenido durante los últimos 14 años. Se suponía que la crisis financiera había eliminado a todos los "amos del universo", los súper banqueros que generaron miles de millones de dólares en negocios durante el período antes de 2008, y ganaron decenas de millones de dólares en el proceso.

Dimon podría ser el último verdadero ejemplar de la especie. Ante una guerra comercial con China, la disminución de las tasas de interés, los crecientes temores de una recesión y las preocupaciones generalizadas sobre las burbujas de activos, JPMorgan sigue prosperando.

A pesar de que Dimon advirtió hace una semana que le preocupaban las tasas de interés cero, y que los márgenes de interés netos — el diferencial entre los rendimientos de los préstamos y el costo del financiamiento — se reducirían, las acciones de JPMorgan han seguido subiendo. En la última década han subido aproximadamente un 180%, superando considerablemente el índice de bancos estadounidenses Dow Jones, que en sí mismo ha crecido casi un 120%.

En sus momentos de mayor modestia, Dimon le atribuye el éxito de JPMorgan al esfuerzo colectivo. El presidente y director general de JPMorgan y su banco son claramente un eficaz campo de entrenamiento para el liderazgo. Incluso quienes han sido expulsados por el jefe de JPMorgan reconocen que su administración intuitiva y su cultura de estrecho trabajo en equipo son la clave de su éxito y el de sus protegidos.

La propia relación de Dimon con Sandy Weill, el ex jefe de Citigroup que contrató por primera vez a Dimon como pasante en la casa de bolsa Shearson, fue formativa. Refleja sus propias relaciones complejas con una serie de ejecutivos en ascenso. Así como recibió capacitación por parte de Weill antes de finalmente reñir con él y ser despedido, sus relaciones con Bill Winters (ahora en Standard Chartered), Jes Staley (Barclays) y Charlie Scharf (BNY Mellon) fueron excelentes antes de colapsar por completo.

Dado el éxito de JPMorgan, se podría suponer que algunos de los altos ejecutivos que fueron despedidos o renunciaron después de cansarse de esperar por la jubilación de Dimon han replicado la historia de éxito del banco en las compañías que dirigieron posteriormente.

Pero a pesar del toque mágico de JPMorgan, y de las reputaciones individuales, a menudo estelares, ha sucedido prácticamente lo contrario. El precio de las acciones de Standard Chartered ha bajado un 30% desde que Winters tomó el control a mediados de 2015. Barclays ha caído un 15% desde que Staley ocupó el cargo de director general a finales de 2015. Y bajo el mandato de Scharf, las acciones de BNY Mellon han caído un 11%.

Cada institución tiene claramente sus propios desafíos específicos. Pero hay al menos tres razones generales por las que JPMorgan ha dejado a otros atrás. En primer lugar, quizás algunos de los mejores talentos se han quedado en JPMorgan, mientras que quienes no tuvieron éxito allí son quienes ahora dirigen a sus rivales.

En segundo lugar, los grandes bancos estadounidenses han disfrutado de una próspera década de contexto macroeconómico, en la que los grupos más pequeños, particularmente los de Europa, han pasado por momentos más difíciles.

En tercer lugar, el tamaño realmente ha sido una ventaja, tanto para absorber el vasto costo de las regulaciones posteriores a la crisis como para desembolsar la cantidad de dinero necesaria para invertir en la tecnología de punta que crea un círculo virtuoso de mayores rendimientos.
Por supuesto, el éxito raras veces dura para siempre. Con tantas nubes de tormenta en el horizonte, el desafío de Dimon será mantener el extraordinario rendimiento de JPMorgan en los malos y los buenos tiempos.

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