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Intento de Facebook por demostrar imparcialidad parece condenado al fracaso

La diversidad del planeado Directorio de Supervisión podría exponer el desacuerdo e incrementar las disputas partidistas.

Por: Financial Times | Publicado: Viernes 23 de agosto de 2019 a las 12:18 hrs.
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Facebook está cerca de finalizar su búsqueda mundial de 40 hombres y mujeres lo suficientemente sabios e imparciales como para decidir qué discurso debe permitirse en la plaza pública digital del mundo.

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Pero cualquier esperanza de que esto le ponga punto final a los embates políticos que la compañía ha sufrido a causa de las acusaciones de sesgo contra la derecha parece ser una simple ilusión.

Los 40 infalibles de su planeado Directorio de Supervisión representan un intento de un nuevo tipo de gobierno supranacional. Una corte suprema para el discurso social —establecida para decidir si Facebook aplica sus propias reglas de contenido de forma justa— cuyo propósito es crear un baluarte contra las acusaciones de que la propia compañía ejerce demasiado control sobre la libertad de expresión del mundo.

Si funciona, podría quitarle la presión a Mark Zuckerberg, cuyo control de votación de 58% le da la última palabra sobre lo que se puede decir en la plataforma de comunicación y medios más poderosa que ha habido en el mundo.

Las compañías de medios dominantes a menudo han tenido una relación incómoda con los políticos en el poder, quienes alternativamente intentan cortejarlas e intimidarlas con el fin de someterlas. En una era híper partidista, y con plataformas monopolísticas cuyo poder las hace vulnerables a los ataques políticos, esto ha llegado a un nivel extremo.

Donald Trump —quien usa el poderoso "púlpito" presidencial de formas nunca antes vistas— no ha perdido la oportunidad de atacar a los supuestamente liberales gigantes de Internet. Esta semana, atacó otra vez a Google, alegando que suprimió deliberadamente fuentes de noticias conservadoras en su motor de búsqueda, lo cual le costó hasta 16 millones de votos en las elecciones de 2016 (Google dijo que su acusación había sido "desmentida" hace tres años).

Una revisión independiente del posible sesgo anticonservador en Facebook, encargada por la compañía, acaba de calentar aún más las cosas. En lugar de analizar qué tipo de discursos se permite o se prohíbe en la red, el autor del informe —el exsenador republicano Jon Kyl— simplemente les preguntó a 133 grupos conservadores si creían que había algún problema con la plataforma.

¡Sorpresa! Encontraron sesgo a cada paso, desde cómo la compañía decide qué constituye un "discurso de odio" hasta una presunta falta de conservadores en el directorio de Facebook. (En realidad, sus miembros incluyen a Peter Thiel, quien ha sido el defensor más directo de Trump en la industria tecnológica, y Marc Andreessen, uno de los capitalistas de riesgo más libertarios de Silicon Valley). No en balde las plataformas están buscando nuevas formas de demostrar su imparcialidad.

Pero están condenadas al fracaso.

Transparencia

Una posible respuesta —ser más transparentes sobre cómo se toman las decisiones de contenido— choca con límites inevitables. Los algoritmos que determinan quién ve qué en sitios como Facebook y Google están destinados a seguir siendo 'cajas negras' impenetrables.

Además, los intentos de aclarar cómo las compañías aplican sus propias reglas de contenido siempre dejarán a alguien insatisfecho. Las decisiones son, por su propia naturaleza, subjetivas, por lo que no importa cuánto se esfuerce Facebook en explicar cómo aplica sus reglas.

Al crear el Directorio de Supervisión, Facebook ha estado buscando personas para proporcionar suficiente diversidad de puntos de vista para mantener a todos felices. Sin embargo, el riesgo es que esto sólo expondrá el desacuerdo e incrementará las disputas partidistas.

Con un directorio de 40 personas, el peso absoluto de los números puede diluir cualquier punto de vista y reducir el riesgo de una guerra partidista total. También podría darles cobertura a los miembros individuales de la junta, quienes de lo contrario serían objeto de un intenso escrutinio por parte de los medios.

Pero eso no significa que el nuevo panel de árbitros será más aceptable para las personas que estén en el lado desfavorecido de sus decisiones, o que Facebook mágicamente descubrirá los nuevos límites convenidos del discurso público que mantendrán felices a todas las partes. Y definitivamente no le pondrá fin a los ataques que la compañía recibe por parte de los políticos, quienes no tienen nada que perder al hacer de las plataformas de Internet sus sacos de boxeo públicos.

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