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Japón retorna al intervencionismo de los años ‘70

Para competir de forma más eficaz con China.

Por: L. Lewis/K. Inagakibre, Financial Times | Publicado: Lunes 28 de marzo de 2016 a las 04:00 hrs.
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Los artífices de la política económica conocida como Abenomics intentan recuperar el espíritu intervencionista de la década de los ‘70 para competir de forma más eficaz con China.

En aquella época, el Ministerio japonés de Economía, Comercio e Industria (METI) ejercía una gran influencia, introduciendo cambios en determinados sectores de la economía a su antojo.

Tanto para los japoneses como para el resto del mundo, esta era una exhibición de intervención estatal y una forma de demostrar cómo se ejercía el poder en la economía por entonces líder de crecimiento a nivel global.

Hoy, bajo los auspicios del primer ministro nipón, Shinzo Abe, la actividad del ministerio se ha reactivado. Los artífices del programa de estímulos conocido como Abenomics aseguran que la situación de Japón mejoraría, así como su capacidad para competir con China, si se adoptaran los patrones de los años ‘70.

Su deseo de ejercer el poder es evidente, pero la cuestión es cómo reproducir un modelo de hace cuatro décadas.

Algunos expertos, viendo el nivel de fusiones internas y el récord de operaciones en el exterior que en 2015 alcanzó 10 billones de yenes (79 mil millones de euros) están convencidos de que el METI está consiguiendo recuperar parte de su magia.

En su opinión, las últimas conversaciones destinadas a fusionar las divisiones informáticas de Fujitsu y Toshiba, y la opa de Osaka Steel sobre su competidor Tokio Kohtetsu, son ejemplos de que Japón se está reactivando.

Factores externos

La actual política económica se ha visto impulsada por factores externos. El tsunami que provocó la catástrofe en la central nuclear de Fukushima en 2011 ha llevado al país a adoptar un intervencionismo que ahora aplica el METI.

Un ejemplo de esta política, aunque las partes implicadas lo negaron, fueron los acuerdos prácticamente simultáneos en el sector del petróleo en diciembre del año pasado. JX Holdings, la mayor empresa de refino de Japón, anunció sus planes de fusión con Tonen General Sekiyu justo después de una fusión idéntica entre Idemitsu Kosan, la segunda empresa de refino del país, y Showa Shell.

Las industrias nuclear y petroquímica son los sectores llamados a formar parte del programa corporativo del METI.

Los analistas del sector del automóvil sospechan que el ministerio acabará convenciendo a Toyota para que compre la participación en Suzuki que dejó Volkswagen el año pasado.

Los objetivos del METI se pueden ver más allá de las fusiones y adquisiciones. Al comportarse como el principal ejecutor del proyecto Abenomics, el ministerio se ha situado en el centro de la estrategia de Japón de convertirse en exportador de armas y llevar a cabo proyectos de energía, inteligencia artificial y robótica.

Una vez más los analistas se preguntan hasta qué punto el METI buscará la mejor solución por encima de los intereses nacionalistas.

“Si una empresa quiere invertir y hay una alternativa japonesa y otra extranjera, mentiría si dijera que no tenemos preferencias, sobre todo si hay posibilidad de sinergias y de crear un equipo íntegramente japonés”, reconoce un miembro del METI.

Papel dominante

En el METI saben lo que es tener todo el poder y perderlo. En la época de la postguerra y, durante el milagro económico de los setenta, el ministerio alcanzó una gran influencia. El METI desarrolló un papel de dominio sobre la economía nipona. No sólo contaba con el beneplácito del primer ministro, sino que se convirtió en el trampolín para que los líderes del país escalaran posiciones.

El papel que tiene el ministerio en 2016 lleva a plantearse preguntas como lo que espera conseguir la política de Abenomics, cómo se ejecuta el poder político en la Administración Abe y si las actividades de METI benefician a Japón. En opinión de Atsushi Saito, ex presidente de la Bolsa de Tokio, es fácil entender por qué el METI ha ido a por todas.

“Lo más importante sobre el auge de China es que la mayoría de los países avanzados se han dado cuenta de que el capitalismo puro a veces no es capaz de competir frente al gigante asiático. Ahora estos países intentan ayudar a sus empresas para que puedan competir frente a China”, opina Saito.

La influencia del líder

Abe, que llegó al poder en diciembre de 2012, ha convertido al METI en una parte central de su programa para reactivar la economía. Según expertos en política y economistas, hay varios factores que explican el regreso del METI al centro de la escena.

El primero es la misma razón por la que los inversores se han mostrado dispuestos a confiar en el Abenomics: que Abe es un líder fuerte. Esto ha conferido al METI una mayor autoridad, según los líderes empresariales. Con Abe, el METI tiene la nueva legislación de su parte: así se refleja en la Ley de Mejora de la Competitividad Industrial de 2013, que formaliza el papel del gobierno en la “renovación de las industrias” y proporciona al METI los incentivos de los que ha carecido durante años.

No obstante, las evidencias sobre sus resultados son contradictorias. La venta planificada por US$ 6 mil millones de Sharp, uno de los nombres más conocidos de la electrónica de consumo japonesa, a la taiwanesa Hon Hai Precision Industry, la matriz de Foxconn, se ha convertido en una prueba tanto del alcance del interés del METI en la realineación corporativa como de su capacidad para hacerlo. Pese al retraso en la firma, Foxconn sigue en contacto con Sharp mientras negocian las condiciones.

En un principio, el METI presionó para conseguir una solución japonesa a la crisis de Sharp, que implicaba una compra por parte del grupo estatal Corporación de Redes de Innovación de Japón. La oferta más alta presentada por Hon Hai y la negativa de los bancos de Sharp a apostar por la solución nipona hacen que el METI tenga que fingir que posee una mentalidad lo suficientemente global para aceptar la venta.

“Hay dos organizaciones totalmente contradictorias dentro del METI que siguen dos direcciones distintas” explica uno de los mayores empresarios de Japón. “Una defiende la economía occidental y la teoría del mercado, quiere fomentar el gobierno corporativo, más fusiones, la inversión internacional y un comercio más abierto. Pero también está la parte más conservadora. La cuestión de quién es más fuerte depende del momento. Y es inconsistente”.

Restricciones

Cuanto más poder ejerce la parte favorable al mercado, mayor es el favor que gana entre los defensores del Abenomics, pero más influencia pierde.

Esto se refleja en los esfuerzos del METI por mantener el control sobre la industria nuclear. Quiere proteger tecnologías fundamentales, pero su control se ve limitado, ya que todas las empresas nucleares japonesas tienen proyectos conjuntos con compañías occidentales.

Keidanren, el mayor lobby del país

Los miembros del Ministerio de Economía, Comercio e Industria no son los únicos que han perdido la influencia que en su día tuvieron en Japón. El mayor lobby del país, al que pertenecen 1.346 empresas también ha perdido parte de su influencia política y económica. Pero, con la llegada del primer ministro Shinzo Abe, el grupo parece haber recuperado parte de su influencia, aunque sus detractores piensen que no al mismo nivel que en el pasado. El grupo se centra demasiado en la industria pesada, pero el verdadero crecimiento está en las industrias de servicios y de software.


Keidanren no cuenta ya con los carismáticos empresarios que crearon Sony y Honda en la postguerra. "No tienen el espíritu de lucha de sus antecesores", asegura un político del Partido Liberal Demócrata.

 

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