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Jefes no siempre son los empleados mejor pagados

Por: | Publicado: Lunes 10 de abril de 2017 a las 04:00 hrs.
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En una demanda, la división de autos autónomos de Google, Waymo, reveló que había pagado a un ingeniero la increíble suma de US$ 120 millones en bonos.

Los salarios desproporcionados son algo importante. A veces, el interés se centra en el salario relativo del director ejecutivo y de los empleados promedio de una compañía. Si la Comisión del Mercado de Valores hubiese establecido una norma –algo que ordenó el Congreso en 2010– inversionistas podrían conocer cuál es esa relación.

El ejemplo de Waymo recuerda, no obstante, que los jefes no son siempre los trabajadores mejor pagados. Los empleados con altos salarios pueden convertirse en señales de advertencia, en las raras ocasiones en las que se tiene acceso a los datos. Antes de la crisis de 2008, era habitual que los mejores operadores ganaran más que los directivos bancarios, dentro de una cultura de bonos que incentivaba la toma de riesgos.

Sólo gracias a una ley de transparencia temporal para los bancos que recibieron fondos de rescate públicos se pudo conocer que Citigroup pagó US$ 100 millones a un operador de materias primas cuando el banco se encontraba al borde de caer en la insolvencia. Desde la crisis, esta práctica ha ido disminuyendo. Las motivaciones para ello incluían corregir esos incentivos, recortar costos y tratar de garantizar que el principal ejecutivo fuera el mejor pagado. Silicon Valley, que está al menos diez años por detrás de Wall Street en el ciclo de salarios y arrogancia, debería seguir el ejemplo. Al menos los banqueros solían cobrar una parte de los ingresos; Waymo todavía tiene que producirlos. En su lugar, su equipo cobra bonos basados en revisiones internas periódicas sobre el valor de la división, según Bloomberg.

Los salarios generosos podrían ser necesarios en la guerra por el desarrollo de vehículos autónomos, pero hay que preocuparse de la estructura. Antes incluso de que los vehículos pisen la carretera a nivel comercial, el programa de Waymo tiene otros efectos tóxicos, como el de contribuir a la salida de empleados tan ricos que carecen de razones financieras para permanecer en la empresa. Y hasta compañías tan grandes como Alphabet pueden ver comprometidos sus gastos operativos cuando los bonos alcanzan semejante tamaño.

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