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La economía china está logrando el reequilibrio, al fin

La historia contada por el expremier Wen está lejos de terminar. Pero ahora podemos al menos imaginar un final feliz.

Por: Martin Wolf, Financial Times | Publicado: Miércoles 4 de abril de 2018 a las 04:00 hrs.
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El consumo está finalmente convirtiéndose en el motor más importante de la demanda en la economía china. Este es un largamente esperado y deseable ajuste. Promete alejar a China de su excesiva dependencia en inversión ineficiente e impulsada por la deuda. Pero aún le queda mucho camino por recorrer. A medida que se completa el cambio, el país deberá manejar un exceso de deuda mala. Pero el ajuste ya comenzó.

En 2007 el primer ministro Wen Jiabao argumentó correctamente que “el mayor problema de la economía china es que el crecimiento es inestable, desequilibrado, descoordinado y insostenible”. Ese año, los ahorros nacionales brutos eran de 50% del Producto Interno Bruto, un alza frente al 37% en 2000. Estos enormes ahorros financiaban una inversión doméstica de 41% del PIB y un superávit de cuenta corriente de 9%.

Entonces llegó la crisis financiera global. Las autoridades chinas rápidamente se dieron cuenta de que el superávit de cuenta corriente se había vuelto insostenible. En el corto plazo, la única forma de evitar una crisis era expandir aún más la inversión. En 2011, la inversión bruta llegó a un 48% del PIB y el superávit de cuenta corriente bajó a 2%. Pero los ahorros nacionales se mantuvieron en 50% del PIB.

Nuevos problemas

Esta solución trajo nuevos problemas. El primero fue un decreciente retorno de la inversión. La forma más simple de mostrar esto es a través del ratio incremental capital-producto (ICOR, su sigla en inglés), que mide el monto de inversión necesario para generar un aumento dado en el PIB. Esto se ha casi duplicado desde 2007. Eso no es sorpresivo: la tasa de inversión se ha disparado, mientras que el crecimiento se ha reducido a la mitad. Más aún, el aumento del ICOR podría subestimar la verdadera caída en los retornos: como Michael Pettis, de la Guanghua School of Management de la Peking University argumenta, la inversión inútil sí contribuye al PIB.

El segundo problema es que la mayor inversión fue impulsada por un gran aumento de la deuda. Según el Instituto de Finanzas Internacionales, la deuda bruta subió de 171% a 295% del PIB entre el cuarto trimestre de 2008 y el tercer trimestre de 2017. Esto es muy alto para un país emergente. Más aún, la mitad de la creciente deuda fue para entidades corporativas no financieras, que hicieron buena parte del aumento de la inversión.

Un porcentaje sustancial de esta creciente deuda podría ser mala. Partiendo con el incremento dramático en la dependencia del crédito para el crecimiento, Enodo Economics argumenta que las necesarias amortizaciones de deuda podrían representar un 20% del PIB. Esto podría parecer harto. Pero sería manejable para un país acreedor con un sistema financiero cerrado.

Hasta 2014, entonces, nada había pasado para hacer que la economía china pareciera menos inestable, desequilibrada, descoordinada e insostenible. Por el contrario, China había apenas reemplazado un superávit de cuenta corriente excesivo con una inversión aún más excesiva, creciente deuda y burbujas inmobiliarias.

Punto de inflexión

Los últimos tres años han visto finalmente cambios: la inversión cayó en 3% del PIB, mientras que el consumo público y privado ha aumentado en casi la misma proporción. Como resultado, el consumo se ha vuelto una fuente más importante de demanda adicional que inversión. Entonces, en 2017, destacó un paper de contexto del Foro de Desarrollo de China de este año, el consumo final contribuyó con un 59% del crecimiento del PIB. A medida que el crecimiento de la inversión baja finalmente, el alza del endeudamiento también se ha detenido (aparentemente).

Detrás de esto ha habido una voluntad de sustituir la calidad por cantidad de crecimiento. Las explicaciones para esta voluntad incluyen la disminución de la fuerza laboral y una desaceleración de la tasa de migración rural-urbana. La economía crecientemente impulsada por los servicios de hoy es también más intensiva laboralmente que la economía impulsada por la industria pesada del pasado.

Con la fuerza laboral encogiéndose y el crecimiento más laboralmente intensivo, los sueldos reales se han disparado, elevando la participación de la fuerza laboral en el ingreso nacional. Enodo Economics argumenta que en 2015 la proporción de ingreso disponible de los hogares y compensación laboral ya eran más altos que en Japón y Corea del Sur.

Es sólo porque la tasa de ahorro de los hogares sigue siendo muy alta en China que el consumo privado es un porcentaje tan bajo del PIB. Es probable que eso cambie a medida que se afianza el envejecimiento, posiblemente rápido. Si el gobierno entrega una red de seguridad adecuada y mejores servicios de salud y educación, además, la tasa de ahorro de los hogares podría caer bruscamente. Si es así, la tasa de inversión también podría bajar a un nivel más apropiado. Después de todo, sigue siendo sustancialmente más alta que en 2007, y mucho más que en 2000.

En resumen, a pesar de que los cambios son lentos y el ajuste total a niveles más razonables podría tomar hasta mediados de la próxima década, estamos viendo señales tempranas del cambio necesario en la estructura de la economía china hacia una que es menos desequilibrada y, sobre todo, una que es más dependiente de la demanda de consumo de la vasta población de China. Eso podría, a su vez, ser bueno para China y el resto del mundo.

Una buena política también podría acelerar la transformación, al aumentar la transferencia de ganancias a la gente, a través de la propiedad, impuestos o, mejor aún, un poco de ambos. Es más o menos inevitable que también se necesite una limpieza de la deuda excesiva, junto con una reforma sustancial del sector financiero. Pero eso también podría ser mucho más fácil si los grandes desequilibrios -sobre todo la excesiva dependencia en la inversión- se terminaran.

Las posibilidades de alcanzar el tan necesario reequilibrio e incluso manejar esa transformación de forma bastante fluida están creciendo. La historia contada por el expremier Wen está lejos de terminar. Pero ahora podemos al menos imaginar un final feliz.

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