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La estrella de Paulo Guedes se apaga a medida agenda de reformas se estanca en Brasil

Los intentos del ministro de Finanzas por impulsar la apertura de la economía se han enredado en una maraña de intereses creados.

Por: Financial Times. Traducido por Renato García J. | Publicado: Martes 22 de diciembre de 2020 a las 12:33 hrs.
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Bryan Harris en São Paulo

Jair Bolsonaro tenía buenas noticias para las familias jóvenes de Brasil antes de Navidad. El presidente anunció a través las redes sociales hace unas semanas que los aranceles a los juguetes importados se reducirían de 35% a 20%.

La medida fue parte de los amplios planes de su administración para revitalizar la economía a través de un ambicioso programa de liberalización comercial, recortes a la burocracia y reformas estructurales. Parecía una victoria para el líder de derecha, que asumió el poder en 2018, y Paulo Guedes, su ministro de Finanzas de libre mercado.

Pero pocos días después de la decisión, tomada tras una discusión de un año con los fabricantes locales, el Ministerio de Finanzas se enfrentó a una ola de lobby de la industria y rápidamente dio marcha atrás. La reducción de aranceles no comenzará este mes como estaba previsto, sino que se implementará gradualmente durante el próximo año, anunció el ministerio.

La dificultad de un proceso que se ha visto afectado por intereses creados ejemplifica los desafíos a los que se enfrenta Guedes mientras intenta abrir una de las economías más proteccionistas del mundo. Brasil se ubica al mismo nivel que naciones africanas mucho más pobres en medidas de proteccionismo, según el índice de libertad de comercio internacional de Heritage Foundation, un grupo de expertos estadounidense.

“El ministerio fue golpeado de un lado y otro. Al final, todos estaban insatisfechos”, dijo un funcionario del Ministerio de Finanzas.

Cuando asumió la cartera a principios del año pasado, Guedes fue aclamado como una estrella que restauraría la fortuna económica de Brasil.

El exadministrador de fondos logró un notable éxito inicial, con la aprobación de una reforma histórica al inflado sistema de pensiones de Brasil, que se espera ahorre al gobierno casi US$ 200 mil millones en los próximos diez años.

Pero dos años después del inicio de su mandato, su brillo se ha desvanecido a medida que las reformas estructurales planificadas, incluida una simplificación del sistema tributario y la reforma administrativa del Estado, se han estancado en el Congreso.

Los éxitos en materia de privatización y reducción de la burocracia también han sido escasos. En agosto, los dos funcionarios responsables de ambos proyectos renunciaron, aduciendo profundos conflictos con intereses creados y falta de voluntad política.

La pandemia también ha frustrado a Guedes. La disciplina fiscal estaba en el centro de sus planes, pero desde abril el gobierno ha entregado miles de millones de dólares en alivio a los más pobres, abriendo un agujero en las finanzas públicas cada vez más inestables del país y dominando la agenda económica.

“El Paulo Guedes que existía hace dos años ahora se enfrenta a la realidad. Las reformas en Brasil son un proceso lento, poco a poco”, dijo un cabildero en Brasilia involucrado en la decisión sobre los juguetes. “Las reformas son como el cielo. Todo el mundo quiere ir, pero no ahora".

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Camila Abedelmalack, economista jefe de Veedha Investments, destacó la falta de progreso del gobierno incluso en las tareas más rutinarias, como establecer el presupuesto del próximo año.

“Estamos gateando. Pensamos que los principales desafíos serían la reforma fiscal y las privatizaciones”, dijo. "Pero en este momento estamos luchando por aclarar incluso la gestión del presupuesto para el próximo año".

Algunas empresas extranjeras han comenzado a expresar su frustración por el lento ritmo de los cambios. "El repentino e injustificado cambio de posición contradice la política económica anunciada, lo que representa un comportamiento que viola la buena fe", dijo el fabricante estadounidense Hasbro tras el retraso en la reducción de aranceles a los juguetes.

Estilo belicoso

Los críticos de la falta de acción han dirigido su fuego contra Guedes, quien es visto cada vez más como un obstáculo para el progreso en lugar de un motor de cambio.

Conocido por un estilo belicoso, tiene una relación complicada con el Congreso, que debe votar sobre casi todas las propuestas de reforma del gobierno, intercambiando frecuentes comentarios con el portavoz del poder legislativo y polemizando  con los diputados sobre sus planes.

“Los próximos dos años serán tensos dadas las difíciles relaciones que tiene el gobierno con el Congreso”, dijo Sergio Vale, analista de MB Associates.

“El ministerio (de Finanzas) está fuera de foco, no tan organizado como solía estar en el pasado y más desempeñando un papel de apoyo. El ministro ha estado haciendo promesas durante dos años, pero no tiene nada que mostrar”.

Pero Adolfo Sachsida, secretario de Economía Política del ministerio, describió el último año como un "gran éxito".

“En medio de una pandemia, aprobamos la legislación para la inversión privada en sanidad y para la protección por quiebra y mejoramos la legislación para (la inversión en el mercado) del gas. También tenemos una próxima votación sobre la autonomía del banco central en el Senado”, dijo.

País corporativista y clientelista

Defendiendo el lento progreso de la reforma tributaria, dijo que es una “agenda muy difícil” con la que Brasil había estado lidiando durante décadas. “Tienes grandes retos: tienes que contar con el apoyo de los gobiernos locales y de los estados, el sector industrial y el sector financiero y los ciudadanos. Hay mucha gente en la misma mesa”, dijo Sachsida.

Sobre los aranceles comerciales y las privatizaciones hubo un coro de voces que “representan intereses legítimos y tienen derecho a hacerlo”.

“La gente no estará de acuerdo con la velocidad de la reducción arancelaria o con el número de privatizaciones, pero todos están de acuerdo en que tenemos que abrir nuestra economía”, agregó.

Los opositores a la reforma tienen diferentes agendas pero han convergido “en torno al miedo al cambio”, dijo el lobista de Brasilia. “Nuestro sistema tributario ha acomodado durante tanto tiempo ventajas para ciertos grupos, que no quieren cambiar. En el comercio es lo mismo: tantos sectores están protegidos que dependen de él”.

“Brasil es un país corporativista y clientelista”, dijo Lucas de Aragão, socio de la consultora Arko Advice. "Hay batallas que el gobierno ha identificado como que simplemente no vale la pena darlas".

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