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La recuperación global brinda oportunidades a los mercados emergentes

La desaceleración en la tasa potencial de crecimiento no es sólo por el cambio demográfico, sino también por una menor productividad.

Por: Martin Wolf, Financial Times | Publicado: Miércoles 17 de enero de 2018 a las 04:00 hrs.
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La economía mundial está disfrutando de una recuperación sincronizada. Esta es una buena noticia para los países emergentes y en desarrollo. También es una oportunidad. Una desaceleración en la tasa potencial de crecimiento está afectando a muchos de estos países. Esto no sólo es el resultado de un cambio demográfico, sino también de un debilitamiento en el crecimiento de la productividad. Necesitan abordar esto urgentemente.

El último informe del Banco Mundial dibuja el panorama. A precios de mercado, se estima que el crecimiento mundial fue de 3% en 2017, y los países emergentes y en desarrollo llegaron a un 4,3%. Este año se prevé que lleguen a 3,1% y 4,5% respectivamente.

Como siempre, se espera que Asia crezca más rápido. En otros lugares, el rendimiento es menos alentador. Se estima que las economías en desarrollo y emergentes que exportan materias primas crezcan sólo 2,7% este año, por encima del 1,8% de 2017. Se prevé que la región de América Latina y el Caribe crezca sólo 2% este año, más que el 0,9% de 2017. Brasil está saliendo lentamente de una profunda recesión. También se estima que el crecimiento en África subsahariana, Medio Oriente y el norte de África siga lento, en 3,2% y 3%, respectivamente.

La buena noticia, sin embargo, es que las condiciones globales son propicias para un crecimiento ampliamente compartido. Los precios de los commodities se han recuperado. El comercio se ha recuperado, respaldado por el fortalecimiento de la inversión. Se estima que el volumen del comercio mundial creció 4,3% el año pasado y se prevé que crezca 4% este año. Los flujos de capital hacia las economías emergentes se fortalecieron en 2016 y nuevamente en 2017. El aumento reciente ha sido en los flujos de portafolio y otros préstamos, pero más de la mitad se encuentra en la forma más estable -y más beneficiosa- de inversión extranjera directa.

Como señala acertadamente el informe, los riesgos de “estrés financiero, mayor proteccionismo y crecientes tensiones geopolíticas” amenazan a los países emergentes y en desarrollo. China e India han mostrado la capacidad de gestionar desarrollos externos adversos. No pasa lo mismo con la mayoría de los otros países emergentes y en desarrollo, incluso los grandes como Brasil o Rusia. Estos países podrían esperar un ambiente externo benigno; pero si llega otra crisis, es probable que se vean lastimados.

Lo que pueden hacer es mejorar su dinamismo subyacente, lo que también debería aumentar su resiliencia. El informe se enfoca en esto. La ralentización del crecimiento potencial de los países de altos ingresos debido al envejecimiento y al debilitamiento del crecimiento de la productividad es bien conocida. La no diferente desaceleración en los países emergentes y en desarrollo lo es menos. Sin embargo, esa desaceleración es más inquietante.

Los países emergentes y en desarrollo tienen una mayor necesidad de crecimiento rápido que los países de altos ingresos, porque todavía son tan pobres. Además, deberían tener un mayor potencial de crecimiento, debido a su habilidad (al menos en teoría) de alcanzar los niveles de productividad de los países de altos ingresos.

Sin embargo, la tasa de crecimiento potencial de los países emergentes y en desarrollo se está desacelerando. El Banco Mundial estima un crecimiento potencial de las economías emergentes y en desarrollo en un promedio de 4,3% entre 2018 y 2027. Esto es 0,5 punto porcentual por debajo del promedio de 2013-2017 y 0,9 punto porcentual por debajo de su promedio de hace una década.

Más aún, esta desaceleración es ampliamente compartida: entre 2013 y 2017 el crecimiento potencial estuvo por debajo de su promedio de más largo plazo en casi la mitad de los países emergentes y en desarrollo.

Menor productividad

La desaceleración en estas economías refleja en parte el envejecimiento, como es el caso en los países de altos ingresos. Las inversiones débiles y el crecimiento más lento de la “productividad total de factores” -una medida del PIB generado por una cantidad dada de mano de obra y capital- también impulsa la desaceleración del crecimiento potencial de estos países.

Sin cambios importantes en las políticas, es muy probable que ocurra esta desaceleración. El envejecimiento de la población sucederá en la mayoría de los países emergentes y en desarrollo. Parte de la desaceleración del crecimiento en la productividad total de factores también podría ser inevitable. Puede que haya disminuido porque las tecnologías de la información y la comunicación de la década de los ‘90, especialmente Internet, han madurado.

La desaceleración en la separación de la producción a través de las fronteras también puede estar debilitando la difusión de la tecnología y otros conocimientos técnicos. Las manos de obra envejecidas pueden ser menos adaptables. El crecimiento de la productividad total de factores también está relacionado con el crecimiento de la inversión. Sin embargo, desde 2010, el crecimiento de la inversión se ha desacelerado notablemente en los países emergentes y en desarrollo, desde tasas de dos dígitos en la víspera de la crisis financiera global hasta un mínimo de 3% después de la crisis en 2016.

Sin embargo, una política determinada podría compensar la desaceleración prevista en el crecimiento potencial. La mejora de la calidad de la fuerza laboral es posible, por ejemplo. Las tasas de finalización en la educación secundaria se están acercando a los niveles de los países de altos ingresos.

Pero existe un espacio sustancial para seguir mejorando en la calidad y cantidad de educación, especialmente en el nivel terciario, así como en la participación femenina en la fuerza laboral. Transformar la calidad del entorno normativo y de las instituciones gubernamentales, no sólo del sistema legal y la regulación, también podría ser muy útil. El resultado debería ser un mayor esfuerzo emprendedor, más competencia, mayor inversión y mejoras más rápidas en la productividad.

Las economías emergentes y en desarrollo deberían aprovechar el crecimiento mundial actual para alentar una mayor inversión y hacer las reformas necesarias para aumentar la productividad. Deberían actuar ahora. Los días soleados nunca duran en la economía. Deberían esperar un clima más tormentoso en el futuro.

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