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Los mercados están tambaleando, pero aún no es tiempo de entrar en pánico

Es probable que la caída de las bolsas sea un revés natural que fue exacerbado por una creciente falta de liquidez y un alejamiento del riesgo estacional.

Por: Robin Wigglesworth | Publicado: Lunes 24 de diciembre de 2018 a las 04:00 hrs.
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¿En la historia de los mercados financieros, alguna vez ha logrado tan poco retorno por su dinero la caridad de los accionistas estadounidenses como este año?

Las empresas estadounidenses en el índice S&P 500 recompraron el equivalente a US$ 203.800 millones de sus propias acciones en el tercer trimestre, un monto récord, según datos de los índices S&P Dow Jones. Eso eleva el total de este año a un récord de US$ 536 mil millones incluso antes de que se incluyan los últimos tres meses de 2018. Las empresas estadounidenses han pagado otros US$ 336 mil millones en dividendos este año.

Más aún, las recompras este año han sido financiadas en gran parte por crecientes ganancias corporativas -impulsadas por los recortes de impuestos del presidente Donald Trump- y ahorros repatriados del extranjero, en lugar de un endeudamiento mayor.

Y sin embargo, este tsunami de dinero, que casi de seguro superará US$ 1 billón (millón de millones) este año completo, ha producido una caída cercana a 8% en el S&P 500. Incluso cuando se incorporan los dividendos, el índice ha bajado cerca de 6% en el año.

¿Cómo puede esa extraordinaria generosidad corporativa resultar en retornos tan insignificantes?

En términos generales, el miedo está abrumando al panorama técnico aún saludable. Los mercados se mueven en puntos de inflexión, y después de empezar a incorporar a precios una economía en desaceleración y un menor crecimiento de ganancias este otoño (boreal), los inversionistas han comenzado a preocuparse de que la expansión económica post-crisis pudiera terminar, de hecho, el próximo año.

Después de todo, se convertirá el próximo verano (boreal) en el período más largo en la historia posterior a la Segunda Guerra Mundial, y sólo por poco del más largo desde 1860; así es que otro mercado bajista se siente retrasado para muchos administradores de fondos. La curva de rendimiento está ahora cerca de invertirse, lo que es históricamente un precursor de crisis, lo que ha provocado aún mayor preocupación de que el fin debe estar cerca.

De hecho, el desempeño titubeante del mercado bursátil no es una anomalía. Casi todos los activos financieros y estilos de inversión han sufrido pérdidas en 2018, algo que sólo ha pasado dos veces en el último medio siglo: durante la era de estanflación de los ’70 y la crisis financiera global.

Tanto las acciones como los bonos corporativos están ahora incorporando a precios una recesión el próximo año, según JPMorgan, mientras que el efectivo se está haciendo atractivo por primera vez en más de una década. Es probable que no sea una coincidencia que el estímulo global de los bancos centrales esté ahora pasando a ser negativo por primera vez desde la crisis financiera.

La Reserva Federal hizo poco para calmar el nerviosismo la semana pasada. Mientras sí bajó su pronóstico de aumentos de las tasas de interés, la aparente indiferencia del banco central ante el caos del mercado asustó a los inversionistas aún más.

Ansiedad exagerada

Sin embargo, el ataque de ansiedad actual parece exagerado. Es probable que la reciente caída de los mercados haya sido exacerbada por una creciente falta de liquidez y un alejamiento del riesgo estacional, lo que hace que un revés natural -que, no olvidemos, pasa de vez en cuando- parezca más espeluznante de lo que realmente es. Mientras el crecimiento se está desacelerando, es difícil ver cómo la expansión post-crisis podría terminar repentinamente en 2019.

En parte, 2018 podría ser sólo un episodio clásico de reversión a la media después de un 2017 superlativo, cuando el mercado bursátil de Estados Unidos entregó retornos casi sin volatilidad. De hecho, el año pasado el S&P 500 el año pasado disfrutó de un ratio de Sharpe, una medida popular de los retornos ajustados por riesgo, de 3,2.

Esa es la segunda cifra más alta de los últimos 60 años (un período en que ha promediado 0,7), y un ratio que cualquier fondo de riesgo del planeta envidiaría.

Es importante recordar que incluso después de la reciente corrección, los retornos totales del S&P 500 están todavía un 13% por encima de los últimos dos años, no lejos del promedio anual de largo plazo.

Crecimiento de EEUU

Hacia dónde vayamos desde acá, sin embargo, depende de si el crecimiento de EEUU está realmente desinflándose. Y a pesar de los desafíos de las tensiones comerciales y una política monetaria más ajustada, JPMorgan predice que la expansión económica se desacelerará a un todavía saludable 2% en 2019.

Entretanto, la economía global crecerá 2,9% el próximo año, su tercer año consecutivo de crecimiento sobre la tendencia, destacan analistas del banco.

Las autorizaciones para programas de recompra de acciones están en camino a superar U$ 1 billón este año, llevando a Goldman Sachs a predecir otra cifra récord de

US$ 940 mil millones en recompras en 2019 (y US$ 525 mil millones en dividendos). JPMorgan es un poco menos optimista, pero aún ve US$ 1,3 billón en dividendos y recompras el próximo año.

Eso significaría que los retornos totales a los accionistas de las empresas del S&P 500 en el período 2017-2019 probablemente superará el tamaño del todo el programa de alivio cuantitativo de post-crisis de la Fed. Esos billetes eventualmente tendrán un impacto.

Llamar a la calma en momentos en que los mercados tambalean siempre es complicado para un experto, que corre el riesgo de parecer como un optimista ingenuo. Estamos claramente entrando a la última y más volátil pata de la racha alcista de la post-crisis, pero siempre y cuando los datos económicos no colapsen, este no será el fin.

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