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Los nuevos commodities tech pueden crear otra revolución

La clave del éxito de estos commodities estará en ser capaces de bajar su costo de producción, un problema que importunó el mercado de titanio.

Por: Henry Sanderson, Financial Times | Publicado: Lunes 14 de diciembre de 2015 a las 04:00 hrs.
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Cuando Douglas Caster tenía 13 años, su padre lo llevó a la planta siderúrgica Teeside en el noreste de Inglaterra donde trabajaba. Fue entendido como una advertencia.

“Yo le tenía miedo a la muerte. El calor, el ruido, el peligro del lugar y el mensaje eran tan claros como un ladrillo a través de una ventana de vidrio: ‘Tienes la oportunidad de mejorar gracias a la educación, de lo contrario aquí es donde terminarás’”, dice Caster. “Ésta es una industria moribunda”.

Se marchó de la zona norte de Inglaterra después de la universidad. Pero ahora, cuando parece que la industria del acero de Reino Unido va a cumplir la advertencia de su padre sobre su desaparición, espera hacer una contribución como presidente de una pequeña empresa en el sitio de una antigua mina de carbón que cerró a finales de 1980. Aunque no hay hornos, la planta sigue produciendo metal.

Su compañía, Metalysis, es una de una serie que busca producir los commodities que sustentarán una sociedad con una tecnología cada vez más alta. Fundada en 2001, fabrica polvo de titanio -diseñado para ser utilizado en la impresión 3D de piezas médicas e industriales- y está trabajando con GKN Aerospace utilizar la tecnología para suministrar piezas de aviones.

A medida que languidecen los precios de los commodities tradicionales como petróleo, acero y carbón ubicándose en sus niveles más bajos en varios años, las materias primas utilizadas para producir smartphones, autos eléctricos e impresoras 3D entre ellas litio, grafito y cobalto que se usan para las baterías, están a punto de registrar un aumento de la demanda. Eso está llevando a algunos analistas a declarar la llegada de una era de recursos nuevos impulsada por la tecnología.

Goldman Sachs describe el litio como la potencial “nueva gasolina”. Pronostica que la demanda para su uso en vehículos eléctricos podría multiplicarse por once a más de 300.000 toneladas en 2025. La oportunidad es clara: las baterías de autos híbridos y eléctricos contienen entre 40 y 80 kilogramos de litio.

Pero dada la velocidad del descubrimiento, la apuesta es incierta: los científicos trabajan constantemente para bajar el costo y elevar la potencia de las baterías eléctricas mezclando materiales nuevos o produciendo otros fabricados por el hombre. Como resultado, no queda claro cómo serán las baterías de los autos eléctricos dentro de diez años, y qué materia prima usará.

Dion Vaughan, CEO de Metalysis, compañía británica que fabrica polvo de titanio, sostiene que las mineras tradicionales que este año recortaron proyectos por miles de millones de dólares están enfrentando un repentino cambio proveniente de la tecnología. “Estamos en el inicio de una revolución”, asegura. “Eso no significa que el aluminio esté por desaparecer pero el orden de las cosas está por cambiar. Habrá nuevos ganadores y nuevos perdedores”.

La clave del éxito de estos commodities estará en ser capaces de bajar su costo de producción, un problema que importunó el mercado de titanio.

Primero utilizado por los militares norteamericanos para aviones espías durante la guerra fría, el metal durante décadas provino de procesos que requerían un consumo intensivo de energía. Metalysis logró reducir costos energéticos en al menos 50%.

De la misma manera, la impresión 3D está bajando el costo de la producción de piezas de titanio a escala industrial porque se logró disminuir significativamente los desperdicios.

La noruega Norsk Titanium planea construir en 2016 una fábrica de impresión de metales 3D en Estados Unidos para producir 2.000 toneladas anuales de componentes. Pronostica que la demanda comercial de la industria aeroespacial crecerá 25% en los próximos cinco a siete años, porque desplazará el aluminio.

Los cambios en el mercado de baterías no son menos drásticos; los costos bajarán a la mitad la próxima década, según Goldman Sachs, que pronostica que los vehículos eléctricos representarán el 25% de las ventas de autos en 2025, comparado con el 3% actual.

La tecnología está cambiando tan rápidamente que es difícil predecir qué materiales se necesitarán y cuáles se descartarán. Los precios altos de cualquier metal en particular probablemente fomenten un mercado de sustitutos. Por ejemplo, la mayor demanda de baterías elevaría los valores del cobalto, que ya está caro. Eso podría provocar que sea reemplazado en las baterías por otros materiales después de 2025, según la consultora CRU.

“Vamos a necesitar muchos más de esos metales y minerales”, señaló Chris Berry, fundador de House Mountain Partners, una consultora. “La pregunta es con qué velocidad puede avanzar la tecnología. Podría ser bueno o devastador para un commodity”.

El principal factor en el crecimiento de la demanda de esas materias primas es el mismo que impulsó los precios del cobre, el mineral de hierro y otros en los últimos quince años: China. El respaldo de Beijing a los vehículos eléctricos está subiendo la demanda de litio. El mercado chino este año consumirá casi el 20% del litio producido en el mundo. Alrededor del 70% de la oferta mundial radica en las salinas de Argentina, Bolivia y Chile.

Rio Tinto quiere explotar el potencial del litio por lo que está desarrollando una mina en Serbia. Pero la minera también cree que los commoditites más maduros como el cobre cuyos precios cayeron 50% desde 2011 todavía tienen futuro. Para el metal rojo hay un mercado mucho más grande que para el litio, grafito y cobalto; movió

US$ 124.000 millones el año pasado. Por el contrario, las ventas anuales de los tres productores de litio actualmente equivalen a menos de US$ 1.000 millones.

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