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Occidente necesita una cadena de suministro de tierras raras fuera de China

La seguridad de los recursos requiere colaboración entre las empresas, además de fondos públicos.

Por: Financial Times, Jamie Smyth | Publicado: Martes 28 de julio de 2020 a las 12:51 hrs.
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Cuando China dijo este mes que impondrá sanciones a Lockheed Martin en represalia por la decisión de Estados Unidos de vender misiles a Taiwán, no dio detalles sobre lo que esto implicaría. Pero el Global Times, un periódico sensacionalista y nacionalista de propiedad estatal, especuló que Beijing probablemente "cortará el suministro de materias primas, incluidas las tierras raras, que son cruciales para la producción de armas avanzada".

Esto marcaría la última fase en la estrategia de convertir las tierras raras en armas para un enfrentamiento global. Con este nombre se conoce a un grupo de 17 elementos metálicos que están integrados en la mayoría de los productos de alta tecnología.

China representa 80% del suministro extraído de tierras raras a nivel mundial y una proporción aún mayor de la fabricación de los poderosos imanes de tierras raras, que son componentes clave en todo, desde las turbinas eólicas hasta los aviones de combate F-35 construidos por Lockheed.

El año pasado, cuando la guerra comercial entre Washington y Beijing se intensificó, el presidente chino, Xi Jinping, hizo una muy publicitada visita a un fabricante de imanes de tierras raras en la provincia de Jiangxi, destacando el dominio de la nación sobre esa cadena de suministro.

Alianza occidental

Los analistas dicen que un movimiento para restringir los suministros de tierras raras a Lockheed, el mayor fabricante de armas de EEUU, podría acelerar el movimiento de la potencia norteamericana hacia desacoplamiento tecnológico con China y aumentar los esfuerzos por crear una cadena de suministro no china en una industria global con un valor de hasta US$ 5 mil millones anuales.

En EEUU, Australia y la UE ya se están tomando las primeras medidas tentativas para reforzar la seguridad del suministro de tierras raras. La Comisión Europea está trabajando en una estrategia de materias primas que tiene como objetivo reducir la dependencia de las industrias nacionales de Beijing. Y en noviembre Canberra firmó un acuerdo con Washington que instruyó a las agencias geológicas de ambas naciones a trabajar juntas para evaluar el potencial de nuevos suministros.

Australia, un aliado clave de EEUU, está bien situada para ayudar en estos esfuerzos, ya que posee una sexta parte de los depósitos de tierras raras del mundo y es el hogar de Lynas Corp, el único gran productor de tierras raras no chino.

Canberra ha identificado 15 proyectos de tierras raras y minerales críticos que han tenido dificultades para atraer fondos comerciales y está ofreciendo préstamos respaldados por el Estado para ayudarlos a desarrollarlos. Hasta ahora, sin embargo, los inversionistas privados siguen siendo reacios a financiar la docena de pequeñas mineras y empresas que buscan crear una cadena de suministro no china.

Esto no es sorprendente dados los obstáculos que enfrentan los nuevos participantes. A pesar de su nombre, las tierras raras son relativamente abundantes. Sin embargo, el proceso de separarlas en productos comercialmente viables plantea grandes desafíos técnicos y ambientales.

El dominio del mercado de China le permite controlar los precios y presionar a los retadores que amenazan su estrategia “Made in China 2025” para crear una cadena de suministro verticalmente integrada que abarque la minería, los imanes y la fabricación de alta tecnología.

El colapso en 2015 de Molycorp, una endeudada compañía estadounidense que operaba la mina de tierras raras Mountain Pass en California, destacó esos riesgos para los inversionistas. Y en 2016, Lynas se salvó del colapso solo cuando los accionistas, incluida la estatal Corporación Nacional de Petróleo, Gas y Metales de Japón, acordaron una reestructuración de su deuda.

Ayuda estatal

La generación de ganancias con las tierras raras ha resultado difícil para las empresas no chinas y los estables precios bajos dificultan justificar el financiamiento de nuevos proyectos.

Esto forma el telón de fondo de la decisión del Pentágono esta semana de proporcionar fondos a las estadounidenses Lynas y MP Materials para desarrollar instalaciones de procesamiento, lo que rompería el monopolio de China en la separación comercial de tierras raras pesadas, ingredientes clave para los imanes potentes. Ord Minnett, un vendedor basado en Sydney, estima que Lynas podría recibir del gobierno de EEUU poco menos de la mitad del costo estimado de US$ 50 millones para la construcción de su planta.

Los expertos dicen que los fondos públicos pueden impulsar la inversión en tierras raras, pero insisten en que se necesita una mayor colaboración de la industria para establecer una cadena de suministro no china que sea viable. Los fabricantes de imanes occidentales y los fabricantes de alta tecnología deben usar su poder adquisitivo para suscribir inversiones en capacidades de procesamiento de tierras raras o podrían verse flanqueados por sus competidores chinos.

"China podría limitar severamente al resto del mundo la producción de vehículos eléctricos, vehículos híbridos, turbinas eólicas, resonancias magnéticas al restringir el uso de tierras raras producidas en el país a las industrias manufactureras domésticas", según un informe de Dudley Kingsnorth, profesor en la Universidad Curtin, experto en tierras raras.

“En la práctica, esto obligaría al resto del mundo a comprar tierras raras integradas en los (fabricantes de equipos originales) chinos; destruyendo millones de empleos".

La industria occidental debería tomar nota. A largo plazo, la migración de millones de empleos manufactureros más a China representaría una amenaza mayor que las sanciones impuestas por Beijing a un solo fabricante de armas.

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