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Paul Romer: Qué debería hacer el próximo presidente del Banco Mundial

El execonomista jefe de la entidad y ganador del Nobel recomienda que el ente separe el rol diplomático de la investigación, para asegurar que los recursos aceleren el progreso de quienes más lo necesitan.

Por: | Publicado: Viernes 8 de febrero de 2019 a las 04:00 hrs.
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Mientras el directorio del Banco Mundial (BM) considera las nominaciones para elegir al próximo presidente (Donald Trump designó a David Malpass, el principal funcionario del Departamento del Tesoro de Estados Unidos en asuntos internacionales), surgen dos vías críticas en que él o ella puede hacer que el banco sea más efectivo.

Al mismo tiempo que los representantes de China y EEUU se enfrentan en Washington por las crecientes tensiones comerciales, sus voceros también se sientan hombro a hombro como accionistas, sus intereses alineados, trabajando para poner fin a la pobreza extrema y promover la prosperidad compartida a través del Banco Mundial.

Esa es la belleza del banco: su misión diplomática le da la habilidad única de abordar problemas globales.

En una era de guerras comerciales y crecientes tensiones entre grandes potencias, es fácil creer que la diplomacia ha quedado reducida a un juego de suma cero, pero el banco demuestra lo contrario, incluso cuando enfrenta sus propios desafíos. Cuando yo era su economista jefe, intenté (y fracasé) ayudar a reformar el Banco Mundial. Y aun así, creo que puede hacer mucho más; puede construir más caminos y vacunas más niños de forma más efectiva si abraza su misión diplomática.

Por eso le recomiendo al próximo presidente del banco lo siguiente.

Diplomacia y ciencia

Primero, tercerizar la investigación de la que depende para identificar los problemas y proponer soluciones.

La diplomacia y la ciencia no pueden ser manejadas bajo el mismo techo. Una de las consecuencias del compromiso de la entidad con la diplomacia es su aceptación necesaria de la ambigüedad útil que hace posible que las instituciones multilaterales permitan al “Taipei de China” competir en los Juegos Olímpicos sin que el “Taiwán de China” ocupe un asiento en la ONU. Una evaluación imparcial deja claro que lo que el banco hace para mantener conformidad en el frente diplomático no es compatible con las investigaciones científicas.

Lo que importa en la ciencia son los hechos. Cuando se permite que sensibilidades políticas complejas influyan en las investigaciones sofocando el desacuerdo abierto, deja de ser científico. Por buenas razones, los accionistas del banco han optado por proteger sus funciones diplomáticas, a expensas de su investigación.

Tercerizar la investigación será una mejor y más eficiente manera para que el banco establezca los hechos requeridos para hacer este trabajo.

Esto también será una inversión en las universidades que hacen los descubrimientos que impulsan el progreso humano.

Mirar a futuro

Segundo, el banco debe enfocarse más en planificar para el futuro, algo para lo que está igualmente calificado para hacer bien. Por ejemplo, estamos seguros de que la población urbana global se más que duplicará este siglo. Sin embargo, los políticos no tienen incentivos para planificar para el futuro lejano. Pero debido a su misión diplomática, el banco sí.

Cada vez que el banco aprueba un préstamo para modernizar la infraestructura básica en el desarrollo urbano no planificado, debería haber fondos que respalden la planificación y el desarrollo para la expansión que sabemos que se avecina, significativamente menos costoso cuando se realiza con anticipación.

Tal y como ha demostrado Solly Angel, profesor de planificación urbana y uno de mis colegas en la Universidad de Nueva York, cuesta tan poco que las ciudades planifiquen con anticipación y hace una diferencia tan extraordinaria en las vidas de quienes las considerarán como su hogar.

Los residentes de ciudades que planean su inevitable expansión disfrutan del mayor aumento en el capital humano.

Este potencial puede ser desbloqueado en cada ciudad en expansión, tal y como lo hizo Nueva York el siglo pasado, al apartar el terreno que utilizará para su diseño. Ahora, nada necesita ser construido.

Por lo tanto, al adoptar el rol diplomático único del banco y asegurar que sus políticas se basen en hechos científicos, su próximo presidente puede asegurar que los recursos del Banco Mundial aceleren el progreso de quienes más lo necesitan.

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El BM, la polémica por Chile y el Premio Nobel

Paul Romer es economista, empresario y activista estadounidense. En 1997 fue considerado como una de las 25 personas más influyentes de EEUU por la revista Time y en 2002 recibió el Premio Horst Claus Recktenwald en Economía.
Fue economista jefe y vicepresidente senior del BM, desde junio de 2016. Pero en enero de 2018, renunció al cargo, tras decir en una entrevista que el ranking Doing Business, había perjudicado a Chile con cambios metodológicos durante el gobierno de Michelle Bachelet. Aunque en un principio no descartó razones "políticas" para ello, más tarde aclaró que no hubo manipulación.
En octubre de 2018, recibió el Premio Nobel de Economía por sus aportes para integrar el cambio climático y la innovación tecnológica en el crecimiento económico.

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