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Sérgio Moro, ministro de Justicia de Brasil: “Si surge un caso de corrupción, será un asunto aislado, no será algo sistemático y organizado”

El exjuez de Lava Jato, famoso por encarcelar al expresidente Lula, negó que haya conflicto de interés en su nombramiento en el gabinete de Bolsonaro.

Por: Andres Schipani, Brasilia | Publicado: Martes 15 de enero de 2019 a las 04:00 hrs.
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En su trabajo combatiendo la corrupción y bandas armadas, Sérgio Moro, el juez que emprendió una cruzada anticorrupción en Brasil, llegó a su nueva oficina armado con dos cosas: una estatua de Ruy Barbosa, el padre de las libertades civiles del país, y Sherlock Holmes, el detective de ficción.

Pero el exlíder de la revolucionaria investigación Lava Jato necesitará más que símbolos en su nuevo trabajo como ministro de Justicia y Seguridad en la administración de derecha de Jair Bolsonaro.

Imagen foto_00000003Moro reconoció la escala del desafío en una entrevista con Financial Times: “Pasarán cuatro años antes de que pueda tomar vacaciones”, dijo en referencia al fin del mandato presidencial. Sus nuevas responsabilidades incluyen combatir algunas de las principales preocupaciones de los brasileños: corrupción, crimen organizado y asesinatos violentos.

“Los tres problemas están relacionados”, afirmó. “Una gran corrupción pone el peligro la habilidad del Estado de desarrollar políticas públicas eficientes, ya sea por el mal uso de recursos o por una pérdida de credibilidad o confianza. Eso crea un vacío en el cual crece el crimen organizado y la violencia”.

Hasta el mes pasado juez investigador de Curitiba, la capital de uno de los estados más pequeños de Brasil, Moro ayudó a cambiar la historia. Como líder del caso Lava Jato ayudó a exponer un esquema de sobornos en el cual los principales partidos políticos de Brasil desviaban dinero desde Petrobras, la petrolera estatal. Encarceló a algunos de los políticos y empresarios más corruptos, causando repercusiones en un continente acostumbrado a la impunidad de los poderosos.

Aseguró su mayor logro cuando formalizó al presidente de izquierda por dos períodos Luiz Inácio Lula da Silva, que está cumpliendo una sentencia 12 años por corrupción.

Conflicto de interés

El encarcelamiento de Lula evitó que el popular exmandatario postulara en las elecciones de octubre, ayudando a Bolsonaro a asegurar la victoria. La consecuente decisión de Moro de aceptar un cargo en el gobierno provocó acusaciones de que era culpable de conflicto de interés.

Mientras muchos lo consideraron una jugada política maestra de Bolsonaro, otros sienten que minó la legitimidad de la investigación de corrupción, y manchó la brillante reputación de Moro.

“Algunos me han criticado: ‘Ah, tú sentenciaste al presidente Lula y luego asumiste un puesto en el nuevo gobierno”, dijo Moro. “Mira, la idea de la persecución política es falsa”.

“He pasado cuatro años trabajando intensamente en el caso Lava Jato y tengo 22 años de magistratura. No puedo ser retenido como rehén por una fantasía, una falsedad de alguien que ha cometido un delito”, agregó.

Aun cuando muchos votantes de Bolsonaro esperaban que fuera nombrado en el gabinete, los críticos se preguntan si no ha hecho un pacto fáustico. Onyx Lorenzoni, el jefe de gabinete de Bolsonaro, está siendo investigado por pagos de campaña, y ha dicho en un comunicado que la investigación “me dará la oportunidad de aclarar, con la verdad” las acusaciones en su contra.

Entretanto, los fiscales también están investigando los acuerdos financieros de Fabrício Queiroz, exasesor de Flávio Bolsonaro, senador electo y uno de los hijos del presidente. Ambos hombres han negado cualquier delito.

Moro insiste en que mantendrá su independencia. “¿Habrá corrupción en el gobierno? Podría existir. Podrían ocurrir casos. No estamos acá pretendiendo construir algo utópico”, aseguró. Moro enfatizó que la Policía Federal y la justicia serán independientes. “Los casos que emerjan serán investigados”, añadió, y si es necesario “tendrán las consecuencias necesarias”.

Pero fue rápido en destacar que hay una diferencia entre ahora y el pasado reciente, cuando “la administración pública estaba estructurada en base a un sistema de corrupción”. Si surge un caso de corrupción, “será un asunto aislado, no será algo sistemático y organizado”.

El trabajo continúa

Moro, quien creció en el estado agrícola y sureño de Paraná -donde recibió buena parte de su educación, con excepción de un pequeño lapso en la Escuela de Derecho de la Universidad de Harvard, en Estados Unidos- justificó su ingreso al gobierno: “Como ministro de Justicia, tienes un mayor rango de poderes que como juez federal”.

Lava Jato seguirá con otros jueces. En los últimos cinco años, 140 personas han recibido un total de más de 2 mil años en prisión, según la oficina de la Fiscalía, en una investigación que ha involucrado a expresidentes y a un gran sector del Congreso saliente.

“El trabajo pudo haber empezado en Curitiba, pero sólo puede terminar en Brasilia”, dijo Moro. Las investigaciones han sido un punto de inflexión, expresó. “Hace cinco o seis años, no podríamos haber imaginado que ciertas personas involucradas en ese tipo de delitos serían, realistamente, castigadas”.

Una prueba mayor será el crimen organizado, cuyo poder ya ha golpeado a la nueva administración. A pesar de que Moro afirmó que el énfasis será una mejor inteligencia y una política más coordinada, ya que la “confrontación no es una estrategia deseada”, este mes ordenó el despliegue de 300 tropas de élite después de una serie de ataque que apuntaron a bancos, tiendas y buses en el estado noreste de Ceará.

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