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Tecnologías que transformarán la vida cotidiana

Los costos de la edición genética se han desplomado y la inteligencia artificial avanza a pasos agigantados.

Por: Madhumita Murgia, Financial Times | Publicado: Lunes 20 de febrero de 2017 a las 04:00 hrs.
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1 Biotecnología

Desde principios de la década de 2000, el costo de secuenciar un genoma humano –determinar el orden preciso de los nucleótidos dentro de las moléculas de ADN que define quiénes somos– ha disminuido drásticamente. La secuenciación de un genoma que costaba US$100 millones en 2001 actualmente se puede realizar por aproximadamente US$1.000.

El desplome de los costos, junto con escalas de tiempo menores para lograr la secuenciación, ha llevado a una revolución en la biotecnología: el “hackeo” de genes, o la capacidad de activar y desactivar genes, y de manipular la biología a nuestro favor.

La rama más radical de esta nueva tecnología es la “edición de genes”, un proceso mediante el cual nuestro código de ADN se puede cortar y pegar usando “tijeras” moleculares, lo que podría curar enfermedades como el cáncer y el virus de inmunodeficiencia humana (VIH). Hasta hace poco, intercambiar el código era un proceso arduo. Una nueva herramienta de ‘corte y pegado’ de ADN, conocida como CRISPR, ha hecho que el proceso sea sorpresivamente simple. El adelanto ya se ha utilizado para crear cepas de trigo y de arroz resistentes a las enfermedades, alterar levadura para producir biocombustibles y revertir la ceguera en animales. En última instancia, podría usarse para eliminar defectos de los embriones humanos.

2 Inteligencia artificial (IA)

La inteligencia artificial ya está incorporada en los productos que usamos a diario: la asistente Siri de Apple, las recomendaciones de libros de Amazon, el suministro de noticias de Facebook y la lista de descubrimiento semanal de música de Spotify, son ejemplos de ello.

Esta ciencia, que ha estado disponible durante décadas, atraviesa un renacimiento debido a la avalancha de datos creados por los teléfonos inteligentes y sensores, junto al poder de supercomputación disponible para procesar los datos. Según la firma de investigación tecnológica Tractica, el mercado de IA crecerá de US$643,7 millones en 2016 a US$36,8 mil millones para 2025.

Las técnicas como el aprendizaje profundo y las redes neuronales supuestamente imitan al cerebro humano: detectan patrones amplios en enormes conjuntos de datos con el fin de catalogar imágenes, de reconocer voces y de tomar decisiones.

El siguiente paso es la inteligencia artificial general: un algoritmo al que no se le tendrá que ‘enseñar’ una habilidad específica, como ajedrez o un idioma, sino que la adquirirá a través de ensayo y error, como lo hace un niño. Ciertas compañías, como DeepMind –propiedad de Google y con sede en Londres– y otras trabajan para que se haga realidad.

3 Energías renovables

El Acuerdo de París sobre el cambio climático tiene como objetivo evitar que la temperatura media mundial se eleve en más de 2° centígrados por encima de los niveles preindustriales. Mantener esta promesa requerirá más investigación en el campo de las energías renovables durante la próxima década.

Para crear una fuente de energía limpia, los investigadores intentan construir un reactor de fusión nuclear que utilice el mismo proceso que hace que el sol emita luz y calor. Una asociación intergubernamental está construyendo un reactor de fusión de US$19 mil millones, ITER, en Francia. Otras innovaciones incluyen la fotosíntesis artificial para elaborar hidrocarburos en los laboratorios con el fin de proporcionar energía a los vehículos, y la energía eólica de gran altitud, que involucra cometas y globos de aire caliente que actúan como aerogeneradores aéreos.

En tanto, Islandia invierte en la geotermia. Hace treinta años comenzó por usar los recursos geotérmicos para calentar poblados y ciudades. Actualmente, los sistemas de electricidad y calefacción de todo el país se alimentan casi en su totalidad con energías renovables, incluyendo la geotérmica y la hidroeléctrica.

4 Conectividad

El Wi Fi o conexión inalámbrica –un elemento básico que los niños modernos dan por sentado– cumplió 25 años en septiembre. A medida que crece la cantidad de objetos que se conectan al “Internet de las cosas” –alrededor de 50 mil millones para 2020, según cálculos de la empresa de tecnología Cisco– el futuro del WiFi se encuentra en reducir la electricidad que drena de los dispositivos habilitados para internet.

Una innovación de estudiantes de la Universidad de Washington en Seattle se conoce como “WiFi pasivo”. Sus inventores aseguran que consume 10.000 veces menos energía. Actualmente es más lento que la banda ancha doméstica normal, pero funcionaría bien para aplicaciones como termostatos inteligentes o para ampolletas. La comunidad del WiFi también busca desarrollar bandas de más alta frecuencia que se utilizarían en una cobertura limitada, como en una casa o en un automóvil.

En última instancia, el WiFi en sí podría ser reemplazado por una alternativa superrápida llamada LiFi, que utiliza luz, en lugar de ondas de radio, para transmitir información. Un estudio piloto a principios de este año descubrió que un prototipo podría enviar datos 100 veces más rápidamente que WiFi.

5 Electrodomésticos inteligentes

Casi dos tercios de la población humana está conectada a internet a través de teléfonos inteligentes, pero éstos no son el único portal. En 2016 había 6.400 millones de artículos conectados —excluyendo las PC, los teléfonos y las tabletas— en uso a nivel mundial, un aumento de 30% en relación con el año anterior, según la firma de análisis tecnológico Gartner. El “Internet de las cosas” es este universo de objetos —desde automóviles hasta impresoras, y de bombillas hasta termostatos — que ya no son “tontos” ni estáticos: pueden aprender tus hábitos y ser controlados remotamente con una aplicación.

El electrodoméstico inteligente típico es el refrigerador de autoabastecimiento que repone automáticamente la leche. Los automóviles ahora son computadoras: ejecutan más líneas de código que la nave espacial Apolo 11 en camino a la luna. A medida que estas computadoras se vuelvan más inteligentes, los automóviles se conducirán solos, potencialmente reduciendo las muertes relacionadas con el tránsito de vehículos. Los sensores inteligentes también pueden transformar las industrias, supervisando mercancías durante el transporte, por ejemplo, ayudando a las empresas de servicios públicos a medir el uso de energía y a las empresas de logística a ubicar vehículos a largas distancias.

Financial Times

 

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