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Theresa May se prepara para un “Brexit duro”

El Reino Unido eligió una autonomía mayormente ilusoria por sobre su membrecía a la UE. Tendrá que aceptar esta amarga realidad y pasar lo antes posible a lo que sea que le depare el futuro.

Por: Martin Wolf, Financial Times | Publicado: Miércoles 21 de septiembre de 2016 a las 04:00 hrs.
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“Brexit significa Brexit”. Tan circular como concisa, esta frase de tres palabras nos dice mucho sobre el estilo de Theresa May, la primera ministra del Reino Unido. Esto significa que, en su visión, el Reino Unido abandonará formalmente la Unión Europea, sin la opción de un segundo referendo o una intervención del parlamento que anule el resultado del plebiscito. De ser así, parece extremadamente probable que el resultado sea un “Brexit duro”.

Por “Brexit duro” quiero decir un alejamiento no sólo de la Unión Europea sino también de su unión aduanera y mercado único. El Reino Unido debería, sin embargo, conseguir un acuerdo de libre comercio que abarque bienes y posiblemente partes de algunos servicios y, espero, acuerdos liberales para viajes. Pero el “pasaporte” para las instituciones financieras basadas en el Reino Unido se acabaría y Londres dejaría de ser la capital financiera indiscutida de la Unión Europea. El Reino Unido y la UE también impondrían controles a la capacidad de sus ciudadanos de trabajar en sus respectivos mercados laborales.

Este no es el resultado que muchos deseaban. Como el gobierno japonés ha dejado brutalmente claro, muchas empresas japonesas invierten en el Reino Unido bajo la creencia justificada de que este mercado le proporciona una base estable de comercio con el resto de la UE en términos tan favorables como aquellos disponibles para los productores en otras regiones. Estas empresas están comprensiblemente preocupadas sobre sus perspectivas. Lo mismo se aplica a muchas otras cuyos planes fueron formulados sobre el supuesto de que el Reino Unido tenía una política definitiva de permanecer dentro de la UE.

Un “Brexit duro” afectaría sus planes. Si el Reino Unido abandona la unión aduanera e ingresa a un acuerdo de libre comercio, las reglas de origen se aplicarán a la exportación de bienes desde el Reino Unido hacia la UE. Este procedimiento burocrático estándar sería necesario para asegurar que las importaciones al Reino Unido no se conviertan en una forma de evadir los aranceles externos de la Unión. Las reglas de origen pondrían a los exportadores basados en el Reino Unido en desventaja vis-à-vis aquellos basados en la UE. Lo mismo sería cierto también, en particular, para los bancos, si el Reino Unido abandona el mercado único.

¿Por qué, entonces, es un Brexit duro el resultado más probable? Mi creencia descansa en la visión de que el gobierno del Reino Unido no tratará de revertir el resultado de la votación y que se sentirá obligado a imponer controles a la inmigración desde la UE y liberarse de las regulaciones del bloque supervisadas por sus procesos judiciales.

De continuar bajo una unión aduanera o un mercado común, desde afuera de la UE, privaría al Reino Unido de su autonomía legislativa. Esto significaría que no podría adoptar sus propias políticas comerciales y que tendría que aceptar todas las regulaciones relacionadas con el mercado único, sin tener ningún derecho a opinar sobre ellas, continuando con la libre circulación de trabajadores, y, probablemente, hacer aportes al presupuesto. Un país que ha rechazado la membrecía no va a aceptar una alternativa tan humillante. Sería una situación de dependencia mucho peor que seguir siendo miembro de la UE.

La única alternativa razonable para un Brexit duro sería permanecer dentro de la UE. El parlamento tiene el derecho constitucional para ignorar el resultado de la votación. También se les podría preguntar a los ciudadanos si quieren cambiar de opinión. Pero los Conservadores probablemente seguirían a los Laboristas a un desastre si intentan revertir el resultado. Los partidarios del Brexit se indignarían.

Por supuesto, lógicamente es posible que la UE pueda alterar los términos de las negociaciones. Podría, por ejemplo, cambiar de opinión respecto su sagrado estatus de libertad de movimiento. Si lo hubiera hecho, el referendo de seguro habría tenido un resultado muy distinto. Pero esto ahora parece inconcebible.

Si un “Brexit duro” es, de hecho, lo que ocurrirá, el objetivo debe ser llegar ahí con el menor daño para ambas partes. Algunos de los partidarios del Brexit proponen que el Reino Unido debe repudiar la Ley de Comunidades Europeas, en vez de proceder a través del Artículo 50. Eso violaría sus obligaciones del tratado. Un quiebre tan egregio difícilmente resultaría preludio favorable para las negociaciones de un acuerdo comercial.

Es esencial para el futuro del Reino Unido recorrer el proceso de negociación formal de salida. Pero, como advierte Charles Grant del Centro Europeo de Reformas, esa sería apenas una de seis complejas negociaciones. Las otras serían: un pacto comercial definitivo con la UE; un acuerdo interino con el bloque para cubrir el período entre la salida y un acuerdo de más largo plazo; el re ingreso a la Organización Mundial de Comercio como un miembro pleno; nuevos acuerdos con alrededor de 50 países que ahora tienen acuerdos con la UE y, presumiblemente, con otros países adicionales también, como Estados Unidos y China; y, finalmente, vínculos entre el Reino Unido y la UE en política exterior y de defensa, cooperación policial y judicial y contra terrorismo.

No hay que equivocarse, esto va a tardar años. La decisión de adoptar el libre comercio unilateralmente, propuesta por algunos partidarios del Brexit, simplificaría esto. Pero no ocurrirá.

En todo esto, la negociación crucial para acompañar las conversaciones bajo el Artículo 50, será sobre los acuerdos transicionales, para asegurar que el Reino Unido no pierda todos sus accesos preferenciales a los mercados de la UE tras su salida.

Idealmente, este acuerdo debería ser una especie de “libre comercio plus”. Cuánto “plus” dependerá de la flexibilidad en ambos lados, especialmente sobre el libre movimiento. En la práctica, probablemente no será muy “plus”. Pero el gobierno del Reino Unido debería declarar que no activará el Artículo 50 hasta que la UE acepte discutir un acuerdo de transición que, idealmente, sea cercano al definitivo.

¿Me gusta este resultado? No. Hubiera preferido un gobierno dispuesto a anular el referendo. No he cambiado mi opinión de que el Reino Unido está cometiendo un enorme error económico y estratégico. El país va a ser más pobre y menos atractivo. David Cameron pasará a la historia como uno de los peores primeros ministros del Reino Unido. Pero una salida a mitad de camino entre la membrecía y un Brexit duro es imposible. Así que lo que ahora se tiene que hacer es pasar a la miserable nueva realidad lo más suavemente posible.

El Reino Unido eligió una autonomía mayormente ilusoria por sobre su membrecía a la UE. Tendrá que aceptar esta amarga realidad y pasar lo antes posible a lo que sea que le depare el futuro.

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