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TPP está clínicamente muerto y su fin será un golpe al liderazgo de EEUU

Hillary Clinton ya había puesto el tratado insigne del presidente Barack Obama en riesgo vital. Donald Trump se ha comprometido a desecharlo, lo que significa que quien sea que llegue a la Casa Blanca habrá declarado su fin.

Por: Edward Luce, Financial Times | Publicado: Jueves 28 de julio de 2016 a las 04:00 hrs.
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Es hora de declarar el Acuerdo Transpacífico (TPP) clínicamente muerto. Hillary Clinton ya había puesto el tratado insigne del presidente Barack Obama –la iniciativa comercial más grande de EEUU en más de una década– en riesgo vital cuando se declaró contraria a él el año pasado. Donald Trump se ha comprometido a desecharlo, lo que significa que quien sea que llegue a la Casa Blanca habrá declarado su fin.

Aun así, las sospechas apuntaban a que Clinton estaba simplemente siguiendo las tácticas de su esposo. El ex presidente Bill Clinton hizo una fuerte campaña contra el Acuerdo de Libre Comercio de Norteamérica (Nafta) en 1992, para luego hacer lo necesario para que fuera aprobado después de que llegó al poder.

El martes, Terry McAuliffe, el gobernador de Virginia y amigo de los Clinton, dio señales de que la nominada demócrata tenía el mismo giro en mente para el acuerdo de 12 países. Se vio forzado a desmentir sus declaraciones casi instantáneamente. John Podesta, presidente de la campaña de Clinton, tuiteó que ella se opondría al TPP antes y después de la elección. “Punto final”.

No sería la última vez que Clinton sería obligada a asegurar a los votantes que realmente piensa lo que dice. Cuando era secretaria de Estado describió el TPP como el “estándar dorado” de los acuerdos comerciales. Estuvo a favor de él antes de estar en contra.

Trump, el nominado republicano, no perderá oportunidad para atacarla por esa contradicción implícita. También lo harán quienes respaldan a Bernie Sanders, cuyos carteles contra el TPP adornaban la convención en Filadelfia el lunes. Para ellos, y otros escépticos de Clinton, sus acciones sobre el TPP serán el barómetro principal de su integridad. Cualquier espacio de maniobra que tenga se sigue reduciendo.

Pero Podesta dejó fuera un aspecto clave en su afirmación de que ella se opondría al TPP tanto como candidata como presidenta: el Congreso “de pato cojo” (sin capacidad de imponer una agenda legislativa) que habrá entre noviembre y enero (tras las votaciones, cuando algunos de sus miembros no hayan sido reelectos). Esta será la última oportunidad de Obama de ratificar el TPP.

Sus posibilidades ya se veían inseguras. El año pasado, el congreso aprobó la autoridad negociadora por vía rápida por solo diez votos. La mayoría de los conteos sugieren que ese margen se ha desvanecido. El impulso anti-comercio del sector medio de EEUU sólo se ha intensificado. ¿Cómo, entonces, podría el TPP levantarse de entre los muertos? El único escenario realista es que Obama pudiera de alguna forma presionar al Congreso “cojo” para que lo tramite rápidamente tras una victoria de Clinton.

Es virtualmente inconcebible que Clinton pudiera repetir el giro de su esposo en el Nafta sobre el TPP tras llegar al poder. Intentar eso afectaría su capital político en los primeros meses y toxificaría sus posibilidades de construir una reputación como líder confiable.

Quienes respaldan a Sanders ya han dejado claro que los demócratas están listos para una toma al estilo del Tea Party. Un giro en “U” de la demócrata jugaría con esa posibilidad, al confirmar todos los prejuicios sobre la inestabilidad de los Clinton. También mataría sus probabilidades de iniciar una reforma migratoria, que ella dice será su prioridad en los primeros 100 días.

En otras palabras, el TPP en su forma actual está muerto y será difícil traerlo a la vida de otra forma. El golpe al liderazgo estadounidense será inmenso.

Obama y Clinton originalmente presentaron el acuerdo como el paralelo económico del “giro hacia Asia”. Concretaría las reglas de negociación que China no podría sino seguir.

La naturaleza aborrece los vacíos. Si el TPP muere en las manos de EEUU, será el final de una era. Los aliados en Asia mirarán cada vez más a China en busca de liderazgo económico. El tratado equivalente en Europa, el Acuerdo de Inversión y Comercio Transatlántico, morirá con él.

La era del globalismo liderado por EEUU comenzará a desmoronarse. Puede ser un precio que valga la pena pagar. La victoria de Trump sería la sentencia de muerte de la globalización de EEUU pero es, no obstante, un precio muy alto.

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