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Vivir más tiempo no significa necesariamente que todos deban jubilarse más tarde

Pese al aumento en las expectativas de vida, el avance ha sido menor en los sectores de ingresos más bajos, y la salud de los trabajadores más pobres, además, se deteriora antes.

Por: Financial Times. Traducido por Rafaella Zacconi | Publicado: Martes 30 de marzo de 2021 a las 11:07 hrs.
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Sarah O’Connor

En 1917 en Reino Unido, el Rey Jorge V envió 24 telegramas de felicitación a los ciudadanos que habían cumplido 100 años. A mediados de la década de 1980 había unos 3 mil centenarios. En 2019, hubo más de 13 mil.

Estadísticas como esta destacan las enormes mejoras en la esperanza de vida que hemos experimentado en el último siglo. Los gobiernos suelen citarlas para defender propuestas para elevar la edad de retiro. Reino Unido, por ejemplo, ha vinculado la edad de jubilación estatal a la longevidad, bajo el principio de que las personas deben esperar pasar alrededor de un tercio de su vida adulta en promedio jubilados.

Pero, ¿y si la longevidad no aumenta para todos igual? Los datos de Inglaterra, que son anteriores a la pandemia de coronavirus, muestran una tendencia incipiente pero preocupante. Si bien la esperanza de vida ha seguido aumentando en los barrios ricos y en las áreas más pobres de las regiones prósperas como Londres, desde 2010 ha comenzado a caer en las zonas menos favorecidas de las regiones pobres como el noreste. Esto plantea dudas sobre la justicia de aumentar la edad de jubilación estatal al mismo ritmo para todos.

También existe preocupación sobre si los trabajadores más pobres serán físicamente capaces de trabajar durante más tiempo. Según los planes actuales, la edad de jubilación estatal en  Reino Unido aumentará de 66 a 67 años entre 2026 y 2028. Pero los datos publicados la semana pasada muestran que los hombres y mujeres de las zonas más pobres de Inglaterra solo pueden esperar vivir 52,3 y 51,4 años respectivamente con "buena" salud, en comparación con 70,7 y 71,2 años para los que viven en las zonas más adineradas.

Los trabajos mal remunerados que predominan en las zonas desfavorecidas suelen ser los menos adecuados para las personas mayores con una salud deficiente o variable. Es un error suponer que la desindustrialización en el mundo desarrollado ha eliminado los trabajos extenuantes. Algunos lugares de trabajo obreros del siglo XXI, como los almacenes minoristas en línea, también implican un desgaste físico.

Según una gran encuesta oficial a trabajadores europeos, 72% de los trabajadores de cuello blanco altamente calificados dijeron que podrían seguir realizando su actual trabajo a los 60 años, pero solo 44% de los trabajadores manuales menos calificados afirmó lo mismo.

Y eso fue todo antes de que llegara la pandemia. Es probable que el virus empeore la brecha sanitaria entre ricos y pobres. Aunque todavía tenemos mucho que aprender sobre sus efectos a largo plazo, sabemos que las comunidades desfavorecidas tenían las tasas de contagio más altas y que muchos de los ingresados ​​en los hospitales están teniendo dificultades para recuperarse por completo.

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Momento de cambios

La baronesa Ros Altmann, exministra de Pensiones, ha pedido un urgente replanteamiento del sistema, con mayor flexibilidad para que los grupos en dificultades puedan acceder antes a su pensión estatal.

Hay un buen argumento a favor del enfoque más simple de Reino Unido sobre la pensión estatal. Se asegura de que el sistema no se vuelva insostenible, lo cual es importante para las generaciones más jóvenes que tienen que pagarlo con sus impuestos. También evita la complejidad de variar la edad de la pensión estatal según códigos postales (¿y si la gente se cambia de residencia?) o historial laboral.

John Ralfe, un consultor independiente de pensiones, sostiene que el sistema ya es justo porque los trabajadores más ricos pagan más impuestos. "Las personas con la mayor probabilidad de llegar a 103 son las personas que pagan más de todos modos", agregó.

También es justo decir que es muy importante abordar las causas profundas de la mala salud y la disminución de la esperanza de vida en algunas áreas. Esto requeriría un esfuerzo concertado para invertir más dinero en los servicios, la educación y la salud de los niños en las zonas pobres, así como reformas en el mercado laboral que den como resultado un trabajo más seguro y menos arduo.

Legitimidad social

Pero hay pocas señales de que el gobierno tenga la intención de emprender esta tarea. Sin ello, la presión para permitir que algunas personas reciban su pensión anticipadamente aumentará. Varios países ya han optado por otorgar beneficios de pensión anticipadamente a algunos grupos. Portugal, Francia y Alemania permiten la jubilación anticipada sin penalización para las personas que han comenzado a trabajar jóvenes y han tenido una larga vida laboral.

El año pasado, Dinamarca decidió permitir que las personas de 61 años se jubilaran entre uno y tres años antes si habían pasado más de 42 años en el mercado laboral (lo que puede incluir períodos de desempleo). 

"Uno debería poder dejar de trabajar antes de que se agote", señaló la Primera Ministra Mette Frederiksen. El gobierno danés argumentó que al abordar un problema clave de equidad, esta reforma fortalecería el apoyo público al impulso para aumentar la edad de jubilación para todos los demás.

Las decisiones sobre la edad de jubilación son muy difíciles porque se encuentran en la confluencia de dos tendencias: el hecho de que estamos envejeciendo y el hecho de que nos estamos volviendo más desiguales. A menos que abordemos lo último, lo primero será más difícil de soportar.

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