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Los retos estratégicos para el nuevo presidente de Telefónica: reducir deuda y fijar su futuro en Europa

Analistas dicen que su situación financiera choca con su agresiva política de dividendos.

Por: | Publicado: Lunes 18 de julio de 2016 a las 04:00 hrs.
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Al frente de Telefonica se encuentra José María Álvarez-Pallete, quien desde abril es el presidente ejecutivo, tras suceder a César Alierta, el máximo responsable de la fuerte expansión internacional del grupo español. Álvarez-Pallete tiene por delante una serie de desafíos. Algunos son estratégicos y de situación competitiva, otros tecnológicos, y otros puramente financieros, aunque estos últimos son los que pueden acabar determinándolo todo.

El problema de la deuda

Tras años de fuerte expansión internacional, Telefónica batalla desde 2012 con su ratio de deuda sobre ebitda para volverlo a niveles que le exigen las agencias para mantener su calificación. Los más de 50.000 millones de euros de deuda neta con que cerró el pasado trimestre, suponen 3,02 veces el ebitda, muy por sobre las 2,35 veces a las que se había comprometido. Telefónica confiaba en la venta de su filial británica O2, que había pactado con Hutchison por unos 13.000 millones de euros para desendeudarase. Pero el veto comunitario complicó el panorama, que se ha puesto aún más oscuro con el Brexit y la devaluación de la libra y las malas perspectivas de la economía británica. La situación parece difícil de compatibilizar con la agresiva política de dividendo que ha mantenido Telefónica desde 2005.

Dificultad británica

El panorama actual de las telecomunicaciones británicas se presenta complicado para Telefónica. Desde que BT, el ex monopolio británico y líder del mercado de banda ancha fija, compró EE, el líder del negocio móvil, parece que el mercado se va a orientar con mucha virulencia a las ofertas convergentes que unen fijo, móvil y TV de pago. Frente al poder de BT+EE, el resto de los competidores ya sean de sólo móvil -como O2 , Vodafone o Hutchison- o de banda ancha fija y TV -como Liberty, Sky y Talk Talk- van a tener muchas dificultades para competir. Por tanto, es probable que se acabe produciendo una integración general en la que se formen grupos mixtos. Pero mientras eso ocurre, la competencia va a ser complicada.

Por eso, la venta tenía sentido, aunque suponía un importante retroceso internacional en un mercado mucho más notorio que las recientes salidas de Irlanda, República Checa y Eslovaquia.

Pero el Brexit lo ha complicado todo. Con la devaluación de la libra, todo el negocio vale menos, pero, además, los mercados creen que Reino Unido enfrentará una recesión. Además, ningún otro inversionista podría obtener tantas sinergias y ahorros de un operador móvil como otro operador móvil (como era Hutchison) de modo que cualquier oferta será, necesariamente, peor.

Apertura de Telxius

El referéndum británico también ha afectado a los mercados financieros internacionales, lo que ha llevado a desaconsejar una colocación inmediata de Telxius, la filial de infraestructuras prevista para julio.

Telefónica no necesita suplir íntegramente los 13.000 millones de euros que hubiera obtenido por O2, ya que el ebitda del grupo británico de unos 2.000 millones de euros antes de la devaluación, permite acercarse al ratio de 2,35 veces, unos 5.000 millones de deuda. Eso deja a Telefónica la necesidad de lograr 8.000 millones.

Posibles desinversiones

Telefónica tiene algunas otras joyas que vender y en eso está. La argentina Telefé, líder del mercado de TV abierta en ese país, está en proceso de desinversión y podría aportar alrededor de 400 millones de euros. A eso se podrían sumar el 1% de China Unicom, de la que el grupo ha vendido un 1,5% por 322 millones, y los 232 millones del 0,7% de BBVA, aunque esta venta podría producir problemas con quien es, junto con CaixaBank, el máximo accionista. En cualquier caso, la suma de estas operaciones apenas llega a 1.300 millones, a los que habría que sumar 1.500 o 2.000 millones de la salida a Bolsa de Telxius cuando se haga efectiva, después del verano.

Con todo, el nuevo presidente insiste en que la situación es mejor que hace 18 meses, cuando se anunció la venta de O2, destacando que el grupo cuenta con una liquidez de 19.900 millones de euros con los que se cubren todos los vencimientos de deuda hasta 2017, sin incluir la generación de caja.

Menos efectivo

Pero los analistas coinciden en que la situación financiera es incompatible con el dividendo de 0,75 euros por acción, que supone más de 3.700 millones de euros por lo que, en algún momento, se deberá hacer un recorte de la retribución, algo a lo que se oponía tajantemente Alierta y que tampoco debe satisfacer a BBVA y CaixaBank.

Por ahora, Telefónica se ha limitado a convertir en scrip dividend (que el dividendo se pague en acciones salvo que el accionista elija expresamente efectivo) una de las dos partes de la retribución de 2016. Pero muchos analistas creen que esta medida se va a extender para moderar la salida de caja. En Telefónica, 80% de los accionistas minoritarios se conforman con acciones, no así BBVA y CaixaBank, que siempre reciben dinero- por lo que el ahorro es considerable.

Mercados y TV de pago

Los mercados donde la situación de Telefónica es fuerte son España, Brasil, Argentina, Chile y Perú. En cada uno de ellos, tiene operaciones líderes y con buena presencia tanto en fijo como en móvil, lo que les permite crecer en territorios adyacentes como la TV de pago. Paradójicamente, muchos de estos mercados están ofreciendo malos resultados en euros, debido a las fuertes devaluaciones de sus divisas, pero su posición competitiva interna es buena.

En cuanto a los desafíos tecnológicos, el grupo quiere ser dominante en el mercado de la TV de pago en Latinoamérica. Aunque ya cuenta con más de 8 millones de clientes incluyendo a España, está lejos de las cifras que manejan América Móvil o DirecTV.

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